16 abril, 2008

FLAMENCO Y LA OTRA OPINIÓN


A decir verdad, la Junta de Andalucía y el Estatuto último andaluz, trata el flamenco como cota de mercado por alcanzar. Los brazos de este objetivo siempre los dirigen los de siempre: en lo joven Esperancita Fernández, Dorantes, y otra larga lista, y en lo viejo Calixto Sánchez o El Lebrijano, por añadir cuatro artistas de dos generaciones.
El Flamenco, lo diga Chus Cantero, la Revista Flama (que es subvencionadamente independiente) ,Cristina Cruces, Curao o Rodríguez, es un MIEMBRO DE HONOR DEL SECTOR SERVICIOS andaluz.
A los investigadores "antiguos" ( no al insípido concepto de investigación hoy) hay que dejarlos en paz. A los demás, no hay que cesarles la guerra.
"Los sueños de un niño son
reliquias en un museo
de juguetes de cartón".

R.A.

Este es el título de un programa de Radio Nacional de España –en la clásica– la noche de los sábados que aborda magistralmente el mundo del flamenco. Y suena hermoso se diga en Madrid, en Triana o en Sebastopol: Nuestro Flamenco. El flamenco de todos.
Pero he aquí que en el proyecto del nuevo Estatuto de Andalucía, en su artículo 67, dice: “Corresponde asimismo a la Comunidad la competencia exclusiva en materia de conocimiento, conservación, investigación, formación, promoción, y difusión del flamenco como elemento singular del patrimonio cultural andaluz”.
¿Quién es la Comunidad Autónoma o la Junta de Andalucía para atribuirse la exclusividad de los tantos extremeños, de los “soníos” negros de los esclavos africanos, de la dulce música porteña y el sentimiento del guajiro cubano?
¿Dónde tenéis el título de propiedad de la farruca, el garrotín y los tangos?
Las aportaciones del madrileño Ramón Montoya y del navarro Sabicas en el campo de la guitarra flamenca, de la catalana Carmen Amaya del vallisoletano Vicente Escudero en el baile, del castellonense Juan Varea y del manchego Jacinto Almadén en el cante, ¿con qué autoridad os habéis apropiado de ellos? Y seguro que sin haber pagado derechos de autor a sus herederos.
Por lo tanto, queridos cantaores Mayte Martín y Miguel Poveda , no añadid más, sin permiso, esos matices nuevos y bellos a vuestros cantes, que os puedan denunciar por haber nacido en Cataluña.
A vosotros, admirados Félix Grande , Faustino Núñez y José Manuel Gamboa , si no tenéis autorización, dedicad vuestras investigaciones a la jotilla castellana, a la muñeira y al chotis respectivamente, que son músicas preciosas y escaparéis a la jurisprudencia de la Junta. Por ahora el flamenco os está vedado.
Y a mis compañeros y alumnos de la Cátedra de Flamencología de la Universidad de Córdoba que vienen de más arriba de Despeñaperros y no digamos de los que proceden del norte de los Pirineos, pedid antes de matricularos un certificado de la Junta que os acredite a seguir practicando lo que tanto amáis, sin tener en cuenta regiones ni cunas.
Al flamenco, tanto tiempo marginado y proscrito por la sociedad reinante, pero tan abierto a todas las músicas y a todas las letras, sin poner frontera alguna, le quieren colocar muros de vergüenza y puertas blindadas a las que hay que llamar o suplicar para adentrarse en su mágico mundo.
Ruego a los diputados extremeños, manchegos, catalanes, gallegos… y a los andaluces con sentido común que a su paso por el Congreso de los Diputados borren del proyecto del Estatuto de Andalucía y de su artículo 67 la infamante atribución de “competencias exclusivas”. Amén.
Autor: Salvador Miranda Crespo
Córdoba
Diario de Cordoba 31-07-2006