(2013). [e-Book] Analyse et Perspectives de l’Internet des Objets – Horizons 2013-2020 Paris, CTC, 2013.
En principio se consideró “Internet de las Cosas” como una simple extensión de la identificación por radiofrecuencia de los objetos. Pero si tenemos en cuenta las posibilidades actuales de los cambios y el número de aplicaciones conectadas a la interconexión de los objetos, Internet de las cosas parece más a una revolución que se inició en el siglo 19, en la que posteriormente en el siglo 20 estas máquinas aprendieron a ejecutar comandos y en la que se pretende que en el siglo 21 finalmente aprendan a a pensar, de manera que puedan anticiparse y percibir lo que las personas desean. Este estudio, segunda versión de un primer análisis publicado por el CITC-EuraRFID en 2010, ofrece un balance de lo que hasta la fecha ha sido Internet de las cosas y los escenarios que podemos esperar vivir a través de su implementación, los retos y preguntas que nos hacemos sobre el tema con el fin de anticiparsnos a los cambios organizativos y sociales que impulsarán nuevas oportunidades económicas, sociales y tecnológicas.
Como la canción del LP música moderna de Radio Futura. El futuro ya está aquí!!! Imaginémonos una ciudad «inteligente» en la que los teléfonos móviles abren puertas, los sensores detectan fugas en las cañerías y las vallas publicitarias cambian sus anuncios de acuerdo con el perfil de consumidor de las personas que pasan por esa calle. Pequeños sensores permiten medir la temperatura de una habitación o el tráfico de taxis por las calles. Cámaras de seguridad velan por la seguridad en los edificios y paneles del metro indican el tiempo restante hasta la llegada del siguiente tren. Todo esto es el Internet de las Cosas.
Dentro de no mucho tiempo cuando casi todo sea digital probablemente este adjetivo deje de tener sentido y deje de ser utilizado con la frecuencia que ahora lo hacemos. Ya mismo se está hablando del la “Internet de las cosas” o “Internet de todo” (Internet of things, en adelante IoT). Aunque nos parezca nuevo el concepto lo lanzó por primera vez Kevin Ashton un investigador de la MIT en 1999. Básicamente, se trata de que todas las cosas del mundo estén conectadas a Internet. Todo es impulsado por el desarrollo de los dispositivos habilitados por IP, el aumento de la disponibilidad global de banda ancha y la llegada de la tecnología IPv6.
Según nos dicen la Internet de las cosas permitirá que los servicios públicos modernicen sus redes de distribución para lograr mayor control y eficacia. Esto llevará a desarrollar valor a partir del aumento de las conexiones entre las personas, los procesos, los datos y las cosas. Para empezar a explicar esto diremos que todos estamos familiarizados con la explosión de la Internet móvil y de acuerdo con un reciente estudio, sabemos que ya el número de dispositivos móviles conectados supera el número de personas en la tierra. Una afirmación aún más asombrosa es el creciente número de dispositivos que se conectan a Internet. En 2010 se registraron más de 12,5 millones de dispositivos inteligentes en a tierra. Internet Business Solutions Group de Cisco (IBSG) predice que unos 25 mil millones de dispositivos estarán conectados en 2015 y 50 mil millones para el año 2020. (Ver gráfico)
Smartphones en el mundo
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Su importancia es que esto facilitarán la interconexión digital de objetos cotidianos con internet. Y se llama internet de las cosas a ese momento en que se interconectarán a internet más cosas que personas. Estos objetos dispondrán de etiquetado por radio frecuencia (RFID) y sensores que les identifiquen lo que podrá hacer que a su vez sean gestionados pro otros equipos. Según Garnet en 2020 ya habrá más de 26 millones de aparatos equipados con sistemas de adaptación a la Internet de las cosas.
De este modo podríamos tener cifras exactas sobre que equipos están apagados o encendidos en un determinado momento, conocer cuantos dispositivos hay en el mundo, como y cuando se utilizan, su ubicación y cómo se consumen y compran productos en todo los países. Así, poco a poco cada vez más dispositivos se irán sumando al uso de aplicaciones como son los coches, las casas, la ropa, los complementos, la piel… Por ejemplo, puede ser común llegar a usar sensores bajo la piel o en la ropa que recojan y transmitan datos a los proveedores de salud. Algunos analistas incluso sugieren que las personas pueden llegar a ser los nodos individuales que producen un flujo constante de datos estáticos. Todo ello incluye contadores inteligentes que comunicarán el consumo de energía, robots en línea que automatizarán muchas operaciones en fábricas, y sistemas de transporte inteligentes que se adaptarán a las condiciones del tráfico.
Los procesos también jugarán un papel importante en cómo cada una de estas entidades, personas, datos y cosas interactuaran entre sí dentro de la Internet para ofrecer valor añadido para la sociedad y también generará más valor económico. Esta creciente tendencia basada en la “internet de las cosas” proporcionará mayores beneficios relacionados con la capacidad de innovar en ámbitos impensables hace tan sólo unos años. Todos los cambios están orientados a optimizar y mejorar los procesos existentes, si bien la aplicación de la tecnología aún no han conllevado un nuevo modelo de fabricación. Actualmente se empiezan a observar movimientos en el ámbito de la fabricación que hacen pensar que en el futuro muchas de las tendencias y modelos que han tenido lugar en el mundo digital o del software pueden tener su reflejo en el mundo industrial. El motivo de este cambio se encuentra en la existencia de un gran número de tendencias de carácter tecnológico (cloud, tecnologías de fabricación de bajo coste, electrónica personalizada, Internet de las cosas, nuevos modelos robóticos…) y también social (open hardware, crowdfunding) cuya convergencia puede suponer un cambio profundo en el modelo productivo. Ya que la innovación permite crear nuevos productos, nuevos procesos, nuevos mercados, y formas de hacer las cosas de manera diferente. En realidad, crea economías muy dinámicas.
En lugar de simplemente informar únicamente de datos brutos, las cosas conectadas pronto serán capaces de enviar información de alto nivel y conocimientos a otras máquinas, equipos y personas en tiempo real para su posterior evaluación y toma de decisiones. La red inteligente implicará todo, y será el único lugar donde será posible construir la inteligencia escalable necesaria para conocer y utilizar esta nueva ola de “datos en movimiento ‘. Esta transformación será posible gracias a la aparición de la Internet de las cosas, ya que permitirá una más rápida, y más inteligente toma de decisiones tanto en favor de las personas como de las máquinas, así como un control más efectivo sobre nuestro medio ambiente.
En conclusión la Internet las cosas reúne a personas, procesos, datos y cosas para conectar a todos ellos en red con el objetivo de hacer la red más relevante y valiosa que nunca antes, y de este modo convertir la información en acciones que crean nuevas capacidades, experiencias más ricas y nuevas oportunidades económicas sin precedentes para las empresas, los individuos y los países. Si bien habrá que tener en cuenta algunas consideraciones pendientes de resolver satisfactoriamente como las relativas a la privacidad, la seguridad, el consumo de energía y la congestión de la red.