21 mayo, 2018

TODOS LOS PARTIDOS TIENEN TOPOS: A IGLESIAS LE HA PASADO LO QUE A CIFUENTES.




Una Bescansa con una Montero?. Un partido con ricos y pobres siempre se la mete el rico. Los aristócratas no traicionan a los suyos.

Pobre nacerás y pobre morirás

@RaulSolisEU | El huracán mediático de la polémica de la compra del chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero encierra el modelo de sociedad que los sectores conservadores defienden en su fuero interno y que muchos tontos (in)útiles de la izquierda aplauden desde su concepción de la política como un camino evangelizador. La santa sevillana Sor Ángela de la Cruz, icono popular de la religiosidad, quien fundó una orden religiosa dedicada al asistencialismo a los pobres y enfermos, aunque jamás defendió la sanidad pública ni los derechos de los trabajadores en el XIX, tenía un lema: “Hay que ser pobre con los pobres”, decía la monja asistencialista, que no es lo mismo que justa.
Una de las causas a la que los obispos españoles achacan la falta de vocaciones religiosas es a la mejora de las condiciones socioeconómicas de la población. Los barrios con miles de chabolas insalubres, donde malvivía la clase obrera, fueron una gran cantera de reclutamiento de vocaciones religiosas en el siglo pasado. No en vano, quienes llenan los conventos españoles hoy en día vienen de Latinoamérica y cada vez más del África subsahariana. La pobreza siempre ha sido una buena cantera para la evangelización y también para confundir transformación con justicia.
La izquierda mortadela y la derecha choriza han intentado convertir la compra de una casa en Galapagar por Irene Montero y Pablo Iglesias, que no es precisamente la zona de los ricos de Madrid, por 600.000 euros, con una letra hipotecaria de 1.600 euros al mes entre dos personas con buenos salarios, en la imagen de la traición ideológica de los líderes de Podemos. Ha ocupado más titulares la compra de la casa de los Iglesias-Montero que el ático de lujo en Marbella que le regalaron a Ignacio González, expresidente de la Comunidad de Madrid, por su trato cercano con la mafia que ha saqueado Madrid.
En el fondo, el mensaje que intentan que se convierta en hegemónico es el sueño mojado de la derecha, su objetivo fundacional, su creencia profunda contraria al ascenso social y a que la gente sencilla pueda optar por salir del barrio para vivir más cómodamente si así lo desean. Como palmeros han tenido a todo un ejército de tontos útiles, la izquierda a la que aplaude la derecha, que muchos de ellos conocen los barrios obreros de turismo. Confunden el orgullo de clase con el voto de pobreza perpetuo.
A un comunista de mi pueblo, que gracias a su trabajo pudo ascender, le preguntó un día un señorito: “¡Vaya qué bien vives, jodío, menos mal que eres comunista!”. El comunista le respondió: “Para eso soy comunista, para que todos y todas podamos vivir bien y no sólo vosotros”. Aquel viejo comunista de mi pueblo tenía claro que para defender el ascenso social de los pobres no hacía falta “ser pobre con los pobres”, como le gustaba decir a Sor Ángela de la Cruz. Con los pobres hay que ser justo, pero no pobre.
A Evita Perón la criticaban mucho en Argentina, además de por su origen social –“negra de mierda”, la llamaban con sobredosis de odio de clase-, por poner en marcha el Estado del Bienestar argentino y construir viviendas a modo de chalets adosados en Buenos Aires. “Y los negros por qué no”, le decía Evita Perón a quienes la criticaban por construir buenas viviendas para los pobres argentinos. Y por qué no, por qué no podemos la gente de barrio salir del barrio si nos da la gana, vivir en viviendas cómodas donde criar a nuestros hijos y dedicar el dinero de nuestro trabajo a lo que nos dé la gana, siempre que no fomente la injusticia, no sea ilegal y no corte el ascensor social para que sigan subiendo por él miles de criaturas que aún no han conseguido salir de la pobreza.
El problema no es que se critique a Pablo Iglesias y a Irene Montero, el problema es que ellos dos son la diana con eco mediático donde la derecha asienta su modelo de sociedad desigual y clasista, en el que naces ganador o perdedor, sin posibilidad de subir ningún escalón. Es la sociedad entendida como un castigo divino, donde serás estigmatizado como consigas abandonar el barrio y quieras vivir más cerca de los ricos de lo que a los ricos les gustaría. Y con la ayuda de la izquierda mortadela, la izquierda evangélica que confunde ser pobre entre los pobres con sacar a los pobres de la pobreza.
Ve con miedo de no tener un buen sueldo y una vivienda digna fuera del barrio obrero donde naciste, no vaya a ser que te tachen de impuro o vendido a la burguesía. Los ricos, siempre ricos; los pobres, pobres toda la vida. Pobre nacerás y pobre morirás. Ser pobre con los pobres. Tres eslóganes que los podría firmar Sor Ángela de la Cruz y cualquier líder de la izquierda mortadela o de la derecha fundamentalista que se aprovecha de los tontos útiles de la izquierda para difundir su modelo de sociedad estático de ganadores y perdedores.