Imagen: El Pais.
LOS MIGRANTES
COMO ALMONEDAS EN EL MERCADEO POLÍTICO
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
“Esperando a los
Bárbaros”. Constantino Kavafis.
En
nuestro país con el avance de la globalización, la deslocalización empresarial
y el cambio a una economía terciarizada, hemos visto aumentar el número de
población migrante, buscando mejores condiciones de vida y trabajo, al
principio de manera invisibilisada, y
después de manera constante. Desde la década de los 90, hasta hoy, el paisaje
humano de nuestras ciudades ha cambiado radicalmente y hoy la diversidad de
nuestra población es visible en las calles y plazas, en los bares, en las
tiendas y restaurantes, en los mercadillos y en las aceras con los llamados
manteros, y lateros.
Durante
las décadas de los 80 y 90, cuando se comenzó a crear la burbuja inmobiliaria el
bipartidismo gobernante llegó a un acuerdo para la entrada de población
migrante que viniera a cubrir los puestos vacantes que el mercado de trabajo
nacional no cubría, (agricultura, construcción y servicios, asociados al
turismo y empleadas de hogar al cuidado de una población en fuerte proceso de
envejecimiento. El acuerdo se cumplió
milimétricamente hasta representar el 10% de la población total española. El
punto álgido de dichas migraciones se produce en el año 2.011, en medio del
estallido de la crisis con una población inmigrante total de 5.751.487 lo que
representaba un 12,2% de la población española, sin embargo para el 2.017 había
bajado a 4.572.807 representando un 9,8% con respecto al total de población
española. Según los datos del Ministerio del Interior en 2.017 llegaron 25.251
inmigrantes por vías que se consideran irregulares, el flujo de inmigración que
entró de forma regular fue de 532.482 personas según el INE. Del total de la
inmigración recibida en España en 2.017, solo un 4,5% fue irregular.
Desde el año 2.008 a 2.017, España recibió a
558.467 inmigrantes nacidos en países africanos. En ese mismo período, 556.508
inmigrantes nacidos en países africanos abandonaron el país. La comparación de
ambas cifras deja un saldo migratorio positivo de solo 1.492 personas en la
última década. En cuanto a la inmigración irregular el último balance anual del
Ministerio del Interior del año 2.016 se produjeron 14.558 entradas irregulares
no sólo referidas a personas de origen africano, sino a toda la población
mundial. En ese mismo año y según los mismos datos del Ministerio del Interior,
18.975 inmigrantes fueron repatriados, arrojando un saldo negativo.
Para
2.017, el número de inmigrantes irregulares que llegaron a España llega a la
cifra de 25.251, pero también es probable que se aumentaran el número de
repatriaciones, en un paralelismo que muestran las series históricas y que
también reconoce el Ministerio del Interior[1].
Las cifras para 2.018 de llegadas de
inmigrantes irregulares indican, según el último balance quincenal del
Ministerio[2],
de 19.997 personas una cifra más alta que en los años anteriores, pero bastante
lejos de esos “millones” de los que ha hablado el nuevo presidente del PP
(Pablo Casado, ha dicho en diferentes medios de comunicación, que hay 50
millones de inmigrantes esperando para entrar irregularmente, según sindicatos
policiales).
En
todo lo dicho podemos establecer como dos periodos claramente definidos. Uno sería
los acuerdos sobre el tema del PP-PSOE mientras se cebaba la burbuja
inmobiliaria y todo iba bien, y se necesitaba la mano de obra inmigrante,
y otro muy distinto cuando la crisis
estalló y lo que antes había sido una necesidad, se convirtió en una sobra en un
estorbo, y en moneda de cambio en el mercadeo electoral como uno de los
vectores más importante de polarización de la población española.
Detrás
del conflicto de identidad que padecemos se alza algo así como una identidad
soñada, por la cual todos y todas decidimos como queremos ser, sin importar
demasiado el grado de veracidad del autorretrato resultante. La idealización de
uno mismo está muy bien contada en los cuentos infantiles clásicos. Los más
valientes, los más guapos y los más honestos no tienen ninguna dificultad para
distinguirse de los malos, de los miserables y de los intrusos. En la vida real
las fronteras no están tan claras. Cuando podemos observar cómo se revalorizan
las figuras de Franco, Hitler o Stalin podemos comprender que en tiempos de
orfandad las sociedades se convierten en peligrosas. Buscan un padre
dictatorial que someta al enemigo. En los momentos presentes no nos vendría
nada mal pensar en el expolio, la expansión colonialista, el comercio negrero,
y ver como éstos no forman ya parte del imaginario idealizado que tenemos.
Tampoco el recuerdo de la guerra civil está lo suficientemente fresco como para
considerar al refugiado una figura de respeto.
Estamos
mostrando una inmensa capacidad para quitarnos de encima la capa mugrienta y contemplar delante del espejo como este no
puede mentir, somos los más guapos del baile, cómo vamos a admitir la
diversidad sobrevenida si no somos capaces de admitir la diversidad que nos
constituye a cada uno y una de nosotros y nosotras.
En
el caso que nos ocupa, el inmigrante, más aún, el inmigrante irregular en
cuanto sus cifras siempre fue cuantitativamente muy limitada y su acceso al
mercado de trabajo siempre estuvo marcado por su falta de regularización lo que
ha posibilitado un mercado ilegal de empleo que directamente los ha conducido a
una precariedad y exclusión extrema dada la imposibilidad, debido a su falta de
documentación y a la negación sistemática
de visados, y de obtener la
regularización.
Lo
anterior hace de los inmigrantes irregulares (en su mayor parte subsahariano)
una población muy vulnerable. Esto ha significado la visibilización de los mismos sobre todo en las grandes
ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, etc., han hecho que
se dediquen al trabajo de manteros y lateros, que ha servido en las últimas
semanas para que el Gobierno y la oposición (fundamentalmente PP y Ciudadanos, buscando
el enfrentamiento entre manteros y lateros de una parte y pequeños comerciantes
de otra, cuando en realidad el problema del pequeño comercio y las tiendas en
las grandes capitales viene dado por la libertad horaria de las grandes
superficies) hagan de aprendices de brujo polarizando a la sociedad en su
guerra por la obtención del mayor número de votantes en las próximas elecciones
territoriales, que culminarán con las siguientes elecciones generales que
vengan a cerrar una legislatura que en muchos casos se ha considerado acabada
desde antes de empezar.
Arcadio
Aguilar
[1]http://www.interior.gob.es/documents/10180/5791067/
[2]
http://www.interior.gob.es/documents/10180/9017150/
Fuente: Artículo publicado en el Boletín de las Migraciones *.
P.D. Hoy ha muerto la edición en papel del Correo de Andalucía. Otra pata más de la maquinaria socialista con el respeto de los trabajadoras.