29 septiembre, 2018

LOS MIGRANTES COMO ALMONEDAS EN EL MERCADEO POLÍTICO




                                                           Imagen: El Pais.



LOS MIGRANTES COMO ALMONEDAS EN EL MERCADEO POLÍTICO

¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
                                                                                                        Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
                                                                                                              “Esperando a los Bárbaros”. Constantino Kavafis.

En nuestro país con el avance de la globalización, la deslocalización empresarial y el cambio a una economía terciarizada, hemos visto aumentar el número de población migrante, buscando mejores condiciones de vida y trabajo, al principio de  manera invisibilisada, y después de manera constante. Desde la década de los 90, hasta hoy, el paisaje humano de nuestras ciudades ha cambiado radicalmente y hoy la diversidad de nuestra población es visible en las calles y plazas, en los bares, en las tiendas y restaurantes, en los mercadillos y en las aceras con los llamados manteros, y lateros. 

Durante las décadas de los 80 y 90, cuando se comenzó a crear la burbuja inmobiliaria el bipartidismo gobernante llegó a un acuerdo para la entrada de población migrante que viniera a cubrir los puestos vacantes que el mercado de trabajo nacional no cubría, (agricultura, construcción y servicios, asociados al turismo y empleadas de hogar al cuidado de una población en fuerte proceso de envejecimiento.  El acuerdo se cumplió milimétricamente hasta representar el 10% de la población total española. El punto álgido de dichas migraciones se produce en el año 2.011, en medio del estallido de la crisis con una población inmigrante total de 5.751.487 lo que representaba un 12,2% de la población española, sin embargo para el 2.017 había bajado a 4.572.807 representando un 9,8% con respecto al total de población española. Según los datos del Ministerio del Interior en 2.017 llegaron 25.251 inmigrantes por vías que se consideran irregulares, el flujo de inmigración que entró de forma regular fue de 532.482 personas según el INE. Del total de la inmigración recibida en España en 2.017, solo un 4,5% fue irregular.

 Desde el año 2.008 a 2.017, España recibió a 558.467 inmigrantes nacidos en países africanos. En ese mismo período, 556.508 inmigrantes nacidos en países africanos abandonaron el país. La comparación de ambas cifras deja un saldo migratorio positivo de solo 1.492 personas en la última década. En cuanto a la inmigración irregular el último balance anual del Ministerio del Interior del año 2.016 se produjeron 14.558 entradas irregulares no sólo referidas a personas de origen africano, sino a toda la población mundial. En ese mismo año y según los mismos datos del Ministerio del Interior, 18.975 inmigrantes fueron repatriados, arrojando un saldo negativo.

Para 2.017, el número de inmigrantes irregulares que llegaron a España llega a la cifra de 25.251, pero también es probable que se aumentaran el número de repatriaciones, en un paralelismo que muestran las series históricas y que también reconoce el Ministerio del Interior[1].  Las cifras para 2.018 de llegadas de inmigrantes irregulares indican, según el último balance quincenal del Ministerio[2], de 19.997 personas una cifra más alta que en los años anteriores, pero bastante lejos de esos “millones” de los que ha hablado el nuevo presidente del PP (Pablo Casado, ha dicho en diferentes medios de comunicación, que hay 50 millones de inmigrantes esperando para entrar irregularmente, según sindicatos policiales).

En todo lo dicho podemos establecer como dos periodos claramente definidos. Uno sería los acuerdos sobre el tema del PP-PSOE mientras se cebaba la burbuja inmobiliaria y todo iba bien, y se necesitaba la mano de obra inmigrante, y  otro muy distinto cuando la crisis estalló y lo que antes había sido una necesidad, se convirtió en una sobra en un estorbo, y en moneda de cambio en el mercadeo electoral como uno de los vectores más importante de polarización de la población española. 

Detrás del conflicto de identidad que padecemos se alza algo así como una identidad soñada, por la cual todos y todas decidimos como queremos ser, sin importar demasiado el grado de veracidad del autorretrato resultante. La idealización de uno mismo está muy bien contada en los cuentos infantiles clásicos. Los más valientes, los más guapos y los más honestos no tienen ninguna dificultad para distinguirse de los malos, de los miserables y de los intrusos. En la vida real las fronteras no están tan claras. Cuando podemos observar cómo se revalorizan las figuras de Franco, Hitler o Stalin podemos comprender que en tiempos de orfandad las sociedades se convierten en peligrosas. Buscan un padre dictatorial que someta al enemigo. En los momentos presentes no nos vendría nada mal pensar en el expolio, la expansión colonialista, el comercio negrero, y ver como éstos no forman ya parte del imaginario idealizado que tenemos. Tampoco el recuerdo de la guerra civil está lo suficientemente fresco como para considerar al refugiado una figura de respeto.
Estamos mostrando una inmensa capacidad para quitarnos de encima la capa mugrienta  y contemplar delante del espejo como este no puede mentir, somos los más guapos del baile, cómo vamos a admitir la diversidad sobrevenida si no somos capaces de admitir la diversidad que nos constituye a cada uno y una de nosotros y nosotras.

En el caso que nos ocupa, el inmigrante, más aún, el inmigrante irregular en cuanto sus cifras siempre fue cuantitativamente muy limitada y su acceso al mercado de trabajo siempre estuvo marcado por su falta de regularización lo que ha posibilitado un mercado ilegal de empleo que directamente los ha conducido a una precariedad y exclusión extrema dada la imposibilidad, debido a su falta de documentación y a la negación sistemática  de visados,  y de obtener la regularización.

Lo anterior hace de los inmigrantes irregulares (en su mayor parte subsahariano) una población muy vulnerable. Esto ha significado la visibilización  de los mismos sobre todo en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, etc., han hecho que se dediquen al trabajo de manteros y lateros, que ha servido en las últimas semanas para que el Gobierno y la oposición (fundamentalmente PP y Ciudadanos, buscando el enfrentamiento entre manteros y lateros de una parte y pequeños comerciantes de otra, cuando en realidad el problema del pequeño comercio y las tiendas en las grandes capitales viene dado por la libertad horaria de las grandes superficies) hagan de aprendices de brujo polarizando a la sociedad en su guerra por la obtención del mayor número de votantes en las próximas elecciones territoriales, que culminarán con las siguientes elecciones generales que vengan a cerrar una legislatura que en muchos casos se ha considerado acabada desde antes de  empezar.
Sevilla, 8 de septiembre de 2018
                                                                                                      Arcadio Aguilar




[1]http://www.interior.gob.es/documents/10180/5791067/
[2] http://www.interior.gob.es/documents/10180/9017150/


Fuente: Artículo publicado en el Boletín de las Migraciones *.

P.D. Hoy ha muerto la edición en papel del Correo de Andalucía. Otra pata más de la maquinaria socialista con el respeto de los trabajadoras.