12 mayo, 2020

SOMETIDOS




SOMETIDOS

Hoy es lunes y en esta ciudad abren los bares a un cincuenta de su capacidad. Hay que atender fuera, limpiar siete veces los baños, sentarse en los veladores a distancia de un metro y otras condiciones preventivas. Hoy todo el habitante barismeño se puso la chaquetita de entretiempo y se han reunido, con selfie incluido, a vacilar de sus rostros amerluzados tras cincuenta y pico días de nefastas e inexplicables prudencias. Hoy el teléfono no paraba de sonar de gozo acomodaticio. Ninguno preguntaba nada ni tampoco respondía tras  ese silencio neftalino y amoniacal que mantuvieron. Los instruidos de libro moderno en mano pasaban con sus bicicletas deshinchadas como si no hubiera pasado nada y con la alegría de un coleccionista en sus monederos.

Algunos bares a última hora tuvieron la visita de las autoridades. Qué bien que hayan transgredido en haber metido sus pares de dedos en aceitunas y compartido viandas hasta últimas horas. Una valentía infinita digna de un pueblo tan servil como altivo. Este buen lunes lleno de pasos de cortas distancias, ha sido un muestrario de vanidades fáciles y cortas miras de ojos. Ha ganado el plástico y las órdenes dictadas. Nadie ha mirado la primavera espléndida que se ha quedado entre tanta llorera de días programados.

Puede lavar su coche, hacer carreras, comprar recambios, y todo entre un panel de geles y metacrilatos. Ya no existen temores  porque lleguen contagios a las abuelas. Incluso puedes acompañar a muertos en su epitafio a San Fernando. El virus se ha subido a las palmeras de tu mundo inundado de normativa colectiva. Puedes ponerte un mono sin papel en mano. Lloraste sin iglesia ni pasos. Soportamos tu ausencia ciega por órdenes de telediario. Fuiste el fiel de fieles y ya entre veladores, amo.

Si fuera esta una guerra bacteriana quedarías en tu balcón de banderas, tu aplauso y la radio. Al menos contenta que hayas valorado una azotea que parecían antes peinetas en bloques carcelarios.


11/05/20. Sevilla. Juan El chatarrero.