Además de manifestar desacuerdo con este relato de publicidad, en el que se ha alquilado un vehículo con decir un nombre y un apellido ( a los que no son terroristas les piden el DNI obligatorio, el carné de conducir, una fianza del importe del tiempo total de alquiler, y la VISA en su defecto - mientras una cámara lo graba todo- ), es uno de los fenómenos comunicativos más de moda: somatizar al colectivo ciudadano. Esta noticia aparece en el Diario de Sevilla hoy.
...El argumento más interesante que los periodistas aportan es que disponían de un mapa de carreteras en el coche y un plano de la ciudad.
Los etarras de Ayamonte disponían de imanes para 15 bombas-lapa
MADRID / LISBOA. Andalucía era el lugar elegido para reaparecer. Los miembros del comando de ETA que abandonaron un coche con 115 kilos de explosivos el pasado 21 de junio en una carretera próxima a Ayamonte (Huelva) portaban en el vehículo una quincena de imanes y un radio mando para fabricar bombas-lapa de activación a distancia, así como dos móviles, uno de ellos adquirido hace unos meses en Sevilla, y un plano de la ciudad, lo que indica la presencia del comando en Andalucía desde esas fechas.
En el maletero del coche, los guardias civiles encontraron además 100 kilos de nitrato amónico, 15 de polvo de aluminio, diez temporizadores y ocho detonadores. Asimismo, según informaron a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista, en el coche se hallaron una quincena de imanes, utilizados por ETA para adherir bombas-lapa a los bajos de los vehículos de las personas a las que quieren asesinar.
El hecho de que no hubiera dispositivos de mercurio, utilizados para que las bombas-lapas se activen con el movimiento del vehículo, y sí un radio mando, indica que los terroristas contaban con la posibilidad de activar esos artefactos a distancia.
Con todo ese material, los terroristas podrían haber optado entre ejecutar distintos atentados: desde fabricar un gran artefacto explosivo, a confeccionar otros más pequeños, en cualquier caso con un temporizador que les permitiera elegir la hora en la que iba a explotar. Para montar estas bombas, los terroristas contaban con un manual redactado en euskera.
El análisis de la documentación encontrada en el Ford Focus ranchera que abandonaron los etarras no ha permitido, por el momento, determinar los objetivos que sopesaban. En el coche había un mapa de carreteras de Andalucía y un plano de Sevilla, pero ninguno de ellos contaba con marcas que permitiesen apuntar hacia un objetivo concreto. Además, los terroristas olvidaron un ordenador portátil que aún no ha podido ser descifrado, precisaron las fuentes consultadas.
Lo que sí se ha podido determinar es que los etarras habían recorrido 731 kilómetros con el vehículo desde que lo alquilaran dos días antes a una empresa ubicada en Lisboa. Éste es el dato con el que contaban los investigadores de la Guardia Civil para descartar que los terroristas se hubieran desplazado al sur de Francia o al País Vasco para recoger el material explosivo y encaminarse al sur de Portugal, apuntando a que antes de la precipitada huida les había sido entregado en algún punto del interior de España.
Aún no está claro el recorrido que pudieron hacer los terroristas desde la sede de la empresa de alquiler de coches Rentilusa Locaçao, en la capital portuguesa, hasta el kilómetro 130 de la A-49, que une Sevilla y Portugal. La Guardia Civil sí sabe que el automóvil fue alquilado el martes 19 de junio y que una persona que se identificó como Unai Arrieta, con domicilio en San Sebastián, aseguró que lo devolvería el jueves siguiente.
Sin embargo, alrededor de las 9.30 del día 21, el conductor del Ford Focus Ranchera se hizo a un lado de la carretera y, en dirección Portugal, abandonó precipitadamente el coche. Según los testigos presenciales, cruzó por un puente hacia el sentido contrario y otro coche lo recogió, tomando dirección al interior de España.
La Guardia Civil cree que el conductor del Ford Focus recibió una llamada desde el coche que después lo recogió advirtiéndole de la presencia de un control policial cerca de la frontera con Portugal. Esa llamada pudo efectuarse a uno de los dos teléfonos móviles que se encontraron en el interior del vehículo abandonado. Al menos uno de esos celulares fue adquirido en la provincia de Sevilla varios meses antes, lo que indica la presencia del comando en Andalucía desde esas fechas.
En el maletero del coche, los guardias civiles encontraron además 100 kilos de nitrato amónico, 15 de polvo de aluminio, diez temporizadores y ocho detonadores. Asimismo, según informaron a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista, en el coche se hallaron una quincena de imanes, utilizados por ETA para adherir bombas-lapa a los bajos de los vehículos de las personas a las que quieren asesinar.
El hecho de que no hubiera dispositivos de mercurio, utilizados para que las bombas-lapas se activen con el movimiento del vehículo, y sí un radio mando, indica que los terroristas contaban con la posibilidad de activar esos artefactos a distancia.
Con todo ese material, los terroristas podrían haber optado entre ejecutar distintos atentados: desde fabricar un gran artefacto explosivo, a confeccionar otros más pequeños, en cualquier caso con un temporizador que les permitiera elegir la hora en la que iba a explotar. Para montar estas bombas, los terroristas contaban con un manual redactado en euskera.
El análisis de la documentación encontrada en el Ford Focus ranchera que abandonaron los etarras no ha permitido, por el momento, determinar los objetivos que sopesaban. En el coche había un mapa de carreteras de Andalucía y un plano de Sevilla, pero ninguno de ellos contaba con marcas que permitiesen apuntar hacia un objetivo concreto. Además, los terroristas olvidaron un ordenador portátil que aún no ha podido ser descifrado, precisaron las fuentes consultadas.
Lo que sí se ha podido determinar es que los etarras habían recorrido 731 kilómetros con el vehículo desde que lo alquilaran dos días antes a una empresa ubicada en Lisboa. Éste es el dato con el que contaban los investigadores de la Guardia Civil para descartar que los terroristas se hubieran desplazado al sur de Francia o al País Vasco para recoger el material explosivo y encaminarse al sur de Portugal, apuntando a que antes de la precipitada huida les había sido entregado en algún punto del interior de España.
Aún no está claro el recorrido que pudieron hacer los terroristas desde la sede de la empresa de alquiler de coches Rentilusa Locaçao, en la capital portuguesa, hasta el kilómetro 130 de la A-49, que une Sevilla y Portugal. La Guardia Civil sí sabe que el automóvil fue alquilado el martes 19 de junio y que una persona que se identificó como Unai Arrieta, con domicilio en San Sebastián, aseguró que lo devolvería el jueves siguiente.
Sin embargo, alrededor de las 9.30 del día 21, el conductor del Ford Focus Ranchera se hizo a un lado de la carretera y, en dirección Portugal, abandonó precipitadamente el coche. Según los testigos presenciales, cruzó por un puente hacia el sentido contrario y otro coche lo recogió, tomando dirección al interior de España.
La Guardia Civil cree que el conductor del Ford Focus recibió una llamada desde el coche que después lo recogió advirtiéndole de la presencia de un control policial cerca de la frontera con Portugal. Esa llamada pudo efectuarse a uno de los dos teléfonos móviles que se encontraron en el interior del vehículo abandonado. Al menos uno de esos celulares fue adquirido en la provincia de Sevilla varios meses antes, lo que indica la presencia del comando en Andalucía desde esas fechas.
Fuente: Diario de Sevilla.