Del ‘capitalismo popular’ a los corralitos programados
El pasado mes de octubre, en la conferencia que pronunció en Boadilla del Monte, Emilio Botín concluyó que las verdaderas causas de la crisis eran "los excesos y la pérdida de referentes" de la banca. Según el banquero, estos referentes se relacionan con un conocimiento profundo de los clientes y el producto que se les ofrece, así como con la prudencia en el endeudamiento y en el riesgo. Para el banquero, esos principios han sido respetados escrupulosamente por el Santander.
Pocos meses después, los hechos han demostrado, contrariamente a lo expresado por su presidente, que el banco Santander ha sido el ejemplo más palpable de lo que él mismo denunciaba como causas de la crisis.
Lehman Brothers y Banif
Lehman Brothers quebró el 15 de septiembre de 2008. Ese mismo día, el director general del Servicio de Estudios del Banco de España, José Luis Malo de Molina, aseguraba que el "impacto directo de la quiebra de Lehman Brothers sobre el sistema bancario español" sería "mínimo". Actualmente, es de dominio público que Lehman Brothers ha sido uno de los emisores de ’productos estructurados’ más activo en España.
Banif, banca privada de inversión perteneciente al grupo Santander, era el principal comercializador de los bonos de Lehman Brothers en España. Un grupo de inversores españoles afectados creó a principios de año una plataforma: aseguran que los bancos invirtieron sus ahorros “sin informarles de nada”. Según los afectados: "Banif conocía el riesgo de quiebra de Lehman y permitió que nos hundiéramos con él". Por otro lado, Adicae, la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros, que agrupa ya a más de 600 perjudicados –de los más de 2.500 en total–, ha presentado demandas colectivas contra 23 entidades españolas por el caso, entre ellas, Banif.
El escándalo Banif ha tenido varias fases, pero lo más reciente es que a finales de febrero el fondo inmobiliario había acumulado peticiones de reembolsos por importe de 3.053 millones de euros –96,8% del patrimonio total–. Ante la falta de liquidez del fondo, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) autorizó el 28 de febrero la suspensión parcial de los reembolsos durante un período de dos años, prorrogable a cuatro si no se obtiene liquidez de la venta de activos inmobiliarios. En esta coyuntura, Manuel Pardos, presidente de Adicae, ha expresado sus "dudas" respecto al "control y supervisión" que ejercen el Ministerio de Economía y la CNMV.
Banif ha ofrecido compensar a los damnificados con participaciones preferentes del Santander, pero los colectivos de afectados se han negado a aceptarlas. Según Fernando Herrero, secretario de la asociación, los bancos son responsables de vender "en masa y de forma indiscriminada" productos complejos y de riesgo a ahorradores de un "perfil conservador".
Pero los primeros atisbos de que pasaba algo raro en Banif se vislumbraron unos meses antes, durante la ventana de liquidez –cada tres o cuatro meses los inversores pueden hacer efectivos sus reembolsos– de finales del último ejercicio. En noviembre, el fondo inmobiliario sufría un escape patrimonial de más de 600 millones y, sin embargo, evitaron el bloqueo del fondo mediante una inyección de 160 millones. Para el presidente de Adicae: "La gente que sacó en noviembre 600 millones de euros ha creado sospechas fundadas de que podía haber alguna manipulación". Pero la asociación de usuarios va más allá, Herrero cree que el Santander planeaba una "liquidación encubierta" del fondo inmobiliario. Adicae mantiene que las peticiones de reembolso durante octubre y noviembre "no parecen haber sido espontáneas". El Santander estuvo asesorando a sus clientes hasta finales de año para que no salieran del fondo, pero poco tiempo después cambiaron de opinión drásticamente y "lanzaron a todos sus comerciales” para que los clientes pidieran la devolución a partir del mes de enero. "¿Cómo se explica esto?", se pregunta el representante de la asociación.
Madoff y Optimal
En diciembre de 2008 se destapaba el fraude financiero de Bernard Madoff. El banco Santander era también el principal mediador de los fondos Madoff, a través de su gestora Optimal. El pasado mes de diciembre la entidad reconoció haber perdido 17 millones propios y 2.330 millones de euros de sus clientes. La respuesta del banco ante semejante agujero y el enorme número de solicitudes de devolución de sus clientes fue la suspensión y el subsiguiente cierre de la mayoría de los subfondos de Optimal.
Ante esta perspectiva, los inversores presentaron distintas demandas contra el banco. Así, Javier Cremades, abogado de una parte de los inversores, ha explicado con abundante documentación que, al contratar los fondos, "ninguno de los afectados recibió la información necesaria para saber dónde estaba el dinero o adónde iban a parar las inversiones", y ha calificado las propuestas del banco de “coercitivas y engañosas”.
Por otro lado, el diario on-line El Confidencial publicaba recientemente que, apenas tres semanas antes de la detención de Madoff, Morenés & Botín (M&B) desplegó una gran "campaña comercial", visitando a numerosas entidades, para tratar de colocar esos fondos. M&B es la boutique de banca privada que dirigen el hijo menor de Emilio Botín, Javier Botín-Sanz, y su yerno, Guillermo Morenés –marido de Ana Patricia Botín, presidenta de Banesto–. Precisamente en esas mismas fechas, Rodrigo Echenique, consejero del banco, intentó sacar la mayor parte del dinero que invertía el fondo Optimal en Madoff, cosa que no consiguió por la negativa del broker.
En este contexto se sitúa la oferta que el banco hizo a finales de enero a sus clientes particulares, exactamente la misma que hizo a los afectados de Lehman. La entidad bancaria entregará participaciones preferentes –un instrumento híbrido entre deuda y capital– a sus 1.000 clientes particulares perjudicados. Pero el banco sólo les entregará la cantidad que invirtieron inicialmente, no lo que les había rentado hasta el momento de la estafa. Por si esto fuera poco, el valor de estos títulos, que teóricamente asciende a 1.380 millones de euros, es de 500 millones en el mercado. Es decir, los afectados recibirán unos títulos que, si venden de forma inmediata, les servirán para recuperar sólo una tercera parte de su inversión. Para recuperar todo su dinero tendrán que conservar los títulos diez años –período de amortización–, transcurridos los cuales el banco, teóricamente, les recomprará los títulos. Sin embargo, para los bufetes Jausas y Zunzunegui, que agrupan a varios inversores minoristas, "el banco no tiene obligación de recomprar las acciones preferentes dentro de 10 años" y, además, "las acciones preferentes no cotizan, y por tanto no son líquidas".
A pesar de las condiciones de la propuesta, el bufete Cremades afirma que a fecha del pasado 11 de marzo el 90% de sus clientes afectados –menos del 40% de los afectados particulares– había aceptado finalmente la oferta.
Ampliaciones de capital
En el último año, el banco ha adquirido un banco estadounidense en situación precaria (Sovereign) y tres bancos británicos. Para semejante expansión el Santander acometió tres ampliaciones de capital entre septiembre de 2008 y febrero de 2009. Estas ampliaciones han significado la emisión de casi 2.000 millones más de acciones sobre un total de cerca de 8.200 millones de títulos. El capital embolsado por dichas emisiones es de 10.175 millones de euros, a pesar de que el gasto producido por la compra de las entidades anglosajonas no llegue a los 4.000 millones de euros. Estas operaciones han reducido considerablemente el valor de las acciones.
Además, en los años 2007 y 2008 se produce la teórica venta de casi todo el patrimonio inmobiliario en España, por un importe de 4.398 millones de euros.
Bonos basura
En octubre de 2007, el Santander lanzó una gran emisión de bonos convertibles en acciones, para conseguir así liquidez de cara a una hipotética ampliación de capital en el 2012, asociada a la posible compra del banco holandés ABN-Amro.
Los Valores Santander (bonos convertibles) tuvieron mucho éxito y 129.000 inversores adquirieron dicho producto, lo que supuso una inyección de 7.000 millones de euros para las arcas del banco. Ofertado como un producto innovador, con una alta rentabilidad y sin riesgo, se ha demostrado que era un “auténtico timo”, en opinión de muchos clientes, y con un altísimo riesgo. El bono convertible debe su nombre a que es canjeable por acciones, voluntariamente cada año y, de forma obligatoria, en teoría, al quinto año (2012). El precio de las acciones se estableció en el momento de la emisión del bono con un recargo del 16% –prima de emisión–. Es decir, el Santander fijó en 16,04 euros cada una de las 311,75 acciones a las que da derecho un bono, por el que miles de inversores pagaron 5.000 euros. En el momento actual, ese número de acciones tiene un valor aproximado de 1.400 euros. Esto se debe a que el precio de canje se fijó en un momento –finales de 2007– en el que las acciones del banco estaban en su cotización más alta. Actualmente las acciones han perdido el 70% de su valor y cotizan sobre los 4,5 euros, gracias, entre otros factores, a las numerosas ampliaciones realizadas poco tiempo después de la emisión del bono.
De ese modo, en los dos últimos años, el banco ingresó de forma excepcional 21.573 millones de euros, lo que explica en parte los grandes beneficios presentados en las dos últimas juntas de accionistas (9.060 millones en 2007 y 8.876 millones de euros en 2008). El problema es que es difícil que el banco pueda volver a realizar ‘operaciones con tanta liquidez’ en los próximos años, y, con el precio actual de las acciones, cualquier ampliación de capital resulta inviable.
Tenemos, en suma, varios fraudes financieros, una exposición intensa a productos tóxicos, dos suspensiones de pagos vinculadas a un agujero de cerca de 6.000 millones de euros, tres ampliaciones de capital en seis meses, la utilización de bonos basura o preferentes de muy dudosa rentabilidad, la expansión del banco hacia mercados en quiebra, la caída en bolsa… Se dibuja así un panorama muy sombrío para el banco en los próximos años. Todo ello sin entrar a valorar los efectos que una situación de depresión crediticia como la actual pueda tener para el negocio bancario.
Pero el panorama descrito con respecto al grupo Santander no dista demasiado de la situación de otros bancos españoles. Por eso, desde distintas instancias se habla ya sin ambages de nacionalización, total o parcial, de la banca, siguiendo el ejemplo de otros Estados; sobre todo, para aquellas entidades cuyo gran tamaño hace poco efectivas medidas como las últimas ayudas estatales –la compra de activos financieros o la suscripción de avales a la emisión de deuda–.
Es obvio que las instituciones y los analistas piensan sobre todo en las soluciones sistémicas o en la salvación de las entidades bancarias. Sin embargo, más allá del tremendo daño causado a la sociedad y a la población en general, los mayores perjudicados, de forma directa, han sido los inversores y accionistas; los cuales, consciente o inconscientemente, también han contribuido de forma decisiva a la actual situación.
El afán de lucro y la falaz moda del ‘capitalismo popular’ condujeron a millones de pequeños inversores a suscribir acciones de la banca y a invertir en productos financieros de todo tipo. Quizás, ahora que muchos de ellos van a terminar en la ruina o en el paro –se calcula que a finales de año habrá cerca de 5 millones de desempleados en todo el Estado–, hayan aprendido la lección sobre cuáles son los objetivos que persigue el sistema financiero o, mejor dicho, el capitalismo.
LOS SUELDOS DE LOS CONSEJEROS
El pasado 8 de febrero el banco Santander anunciaba la congelación de los sueldos de sus consejeros, debido al "entorno de crisis". Sin embargo, pocas semanas después trascendía en los medios financieros una subida real del 12% en el salario de los consejeros para el año en curso. En 2008, el conjunto de ejecutivos ganó un total de 38,9 millones de euros. Sin tener en cuenta los beneficios como accionista, durante el año pasado el presidente del Santander, Emilio Botín, recibió unos 4 millones de euros en salario, incentivos y dietas. Aunque fue Alfredo Sáenz, consejero delegado, quien recibió un mayor salario –8,6 millones de euros–. Por otro lado, las obligaciones contraídas por el banco para las pensiones de sus consejeros suman 283 millones de euros –27 millones en 2008–. Los consejeros también recibieron créditos por 4,2 millones. Por último, los directivos que no son consejeros ganaron en conjunto 83,5 millones.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net. Roberto Mazorra. Redacción