Pintura de Yolanda González.
Yo no soy socialdemócrata
Yo
no soy socialdemócrata; tampoco posibilista, y mucho menos defensor de una Paz
Social que condene a millones de seres humanos a la infelicidad, a no tener un
techo que les cobije y una Renta Básica.
Yo
sigo pensando que la UE y el Euro son instrumentos en manos de las élites para
mantener su estatus sobre la base de la opresión de millones de personas. Lo
mismo que pensaba antes de las últimas elecciones europeas. Y exijo un referéndum
vinculante sobre nuestra pertenencia a la UE y al Euro.
Yo
no soy monárquico. Creo firmemente que todos los hombres y mujeres tienen los
mismos derechos, también mis hijas/os, a ser Jefas del Estado Español elegidas
libremente por la ciudadanía. Por eso y por un millón de cosas más, elijo la República
como modelo de Estado.
Tal vez
porque yo no tenga que engañar u ocultar mis intenciones me sienta más libre.
Por esa libertad que nos da la conciencia, declaro que considero los crímenes
cometidos por el régimen franquista de Lesa Humanidad, (recogido en
el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional comprende las
conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación
o desplazamiento forzoso, tortura, violación, prostitución
forzada, esclavitud sexual, esterilización forzada y encarcelación o
persecución por motivos políticos, religiosos, ideológicos, raciales, étnicos,
de orientación sexual u otros definidos
expresamente, desaparición forzada, secuestro o
cualquier acto inhumano que cause graves sufrimientos o atente contra la salud
mental o física de quien los sufre, siempre que dichas conductas se cometan
como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y
con conocimiento de dicho ataque.).
Considero
vergonzante el papel de las organizaciones políticas y sociales firmantes del
pacto constitucional de 1978, y a las que hoy gobiernan España, por dejar sin
restituir la dignidad y la memoria de los demócratas españoles, defensores del
orden constitucional establecido en la II República Española.
Por
otra parte, pienso que es deber del estado llevar a cabo un programa de
identificación de las fosas comunes que están diseminadas por toda la geografía
del estado español, 75 años después del genocidio, y depositar los restos de
las personas asesinadas donde los familiares de éstos decidan. Sin esa
restitución a aquellos hombres y mujeres será imposible creer en la democracia
establecida.
Yo,
que no debo nada a nadie, no comprendo por qué he de pagar una deuda externa
que no he generado. Que además se utiliza como arma contra la mayoría de la
ciudadanía para expropiarles de los bienes comunes acumulados: sanidad,
enseñanza, pensiones, vivienda, suministros de luz, agua, ferrocarriles,
aeropuertos…
Yo,
que sólo soy un ciudadano más, que no cree en los salvapatrias, exijo el
derecho de los/as ciudadanos/as al autogobierno, porque la democracia reside en
el pueblo, que es el único soberano. Sin embargo, ese derecho a participar en
la legislación es negado por la constitución de 1978, que blinda a las castas
políticas de viejo y nuevo cuño el poder legislativo. Por el derecho a ejercer
la democracia, reclamo un proceso constituyente directo desde la ciudadanía.
Yo,
que estoy en contra de la guerra, me posiciono por la salida de todas las
tropas extranjeras del territorio del estado español.
Yo,
que amo a la naturaleza y a los animales que la habitan, me declaro
decrecentista; a favor de dejar de producir objetos inútiles que sólo favorecen
el proceso de acumulación de las élites, que ponen con su modelo productivista
al planeta en riesgo de colapso ecológico.
En
este mundo líquido que nos están creando, dónde las personas flotamos y las
nuevas tecnologías forman parte del instrumento que lo hace posible, yo declaro
que prefiero las plazas, las calles, la playa, las bodegas, las universidades…
al frío de la pantalla de un ordenador.
Como
no soy socialdemócrata, por ser un modelo más de relaciones económicas y
humanas antidemocrático, que está basado en la explotación de los recursos de
los países de la periferia, y hoy es un espejismo de un pasado que ya nunca
volverá, trabajo por crear otro mundo más justo y humano, sin castas.
A
pesar de todo, ¡Venceremos!
Marcos González Sedano.