París, la Guerra Imperial y el Folleto Junius
Aún no había dejado de oler a pólvora el aire de la UE y las aguas del Mediterráneo a causa de las últimas maniobras de la OTAN, las mayores llevadas a cabo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando París vivía una noche de terror y muerte.
Los atentados de París, Ankara, Beirut…tienen el mismo perfil: la guerra discrecional, psicológica, indefinida, dentro de un conflicto global entre grandes poderes, grandes corporaciones financiero-económicas, que arrastran detrás también a diferentes facciones de los Estados más poderosos del planeta, en una cruenta batalla que tiene un frente externo global y otro interno, en una recomposición del poder de las élites y acopio de posiciones de fuerza de cara al nuevo capitalismo salvaje que viene o incluso del post-capitalismo (que ellas quieren también salvaje) ya en curso. Ellas se dan tortas en nuestros cuerpos destrozados, a través de las matanzas de miles y miles de seres humanos en todo el mundo.
Este tipo de tácticas bélicas tienen como objetivo crear las condiciones para una intervención a gran escala o debilitar las facciones de clase contrarias, ya sea económica, política, militar o incluso emocionalmente.
Habría que hacerse muchas preguntas al respecto. ¿Sabemos con bastante certeza quién financia al “Estado Islámico” (los principales países del Golfo Arábigo, especialmente la dictadura saudí amiga de Europa); quién le apoya técnica y logísticamente (Israel); quién lo crea (EE.UU. a partir sobre todo de restos del ejército iraquí) y quién lo articula operativamente (Turquía)? ¿A qué supermercado va a vender el petróleo y el gas que roba, con el permiso de los ejércitos de los países nombrados y algunos otros europeos, en Siria e Irak?, ¿bajo qué bandera se transportan esas materias primas?
Demasiados interrogantes que nuestros políticos profesionales, académicos orgánicos y medios de difusión de masas se empeñan en no responder y que nos conducen a pensar que no es la primera vez en la historia reciente que se utilizan mercenarios o ejércitos de falsa bandera para ocultar al inductor, al que realmente dirige la guerra.
Disculpen ustedes, por eso, si les recomendamos que sean ustedes mismos quienes busquen a Wally, seguro que lo encuentran.
Estamos en guerra. Sin lugar a dudas esta guerra global tiene como objetivo el control de las zonas geoestratégicas del planeta, los recursos energéticos y naturales y el espacio interestelar, así como el enfrentamiento o desplazamiento de las potencias dichas “emergentes”. Podríamos decir que vivimos una Guerra-Mundo, al mejor Hollywood, pero en la vida real.
EEUU, la UE, Canadá y Japón, van perdiendo la hegemonía mundial frente a Rusia y China, sobre todo, con el apoyo de otros Países BRICS. Utilizan lo que el Capital ha utilizado otras veces para salir de una crisis sistémica y resolver así las contradicciones de clase: LA GUERRA.
El Capital y su brazo armado, la OTAN, van cerrando el círculo en torno a Rusia, su principal adversario militar. El control de los Balcanes, Afganistán, el Cuerno de África, el Canal de Suéz…el golpe de estado fascista en Ucrania, el despliegue de misiles estratégicos en la UE y el despliegue de tropas en Polonia, apuntan al objetivo: Rusia. Muy posiblemente en breve comenzaremos a ver al fascismo asiático, sea en su versión “Estado Islámico” o en cualquier otra, infiltrarse en los territorios rusos (incluso chinos) con población musulmana, también en las exrepúblicas soviéticas.
Pero vivimos igualmente una guerra de clases, donde la vieja Europa disciplina a su población con leyes coercitivas y de aumento de la tasa de explotación sobre los trabajadores y el medio físico, en una creciente dictadura combinada de la tasa de ganancia y de la tasa de interés.
El cierre de fronteras en Hungría y Alemania a los refugiados Sirios, y ahora las de Francia, después de los atentados, son botones de muestra del rostro que está adquiriendo la guerra de clases interna en combinación con la externa. La dominación de las sociedades por el miedo permite a las clases dominantes desbaratar más rápidamente las conquistas y logros sociales conseguidos durante siglos. Recortar las libertades bajo la excusa de la seguridad.
Por eso, en la estrategia de disciplinar a la ciudadanía europea entra el apoyo de las élites a los partidos de extrema derecha o directamente fascistas, y la colaboración con aquellas fuerzas políticas “progresistas” que no cuestionen la estrategia imperial de la guerra.
No es ajena una parte de la izquierda internacional a esa colaboración bélica. Fue precisamente el apoyo de la socialdemocracia alemana, inglesa y francesa a la carrera armamentista antes de la Primera Guerra Mundial, la causa de la ruptura de la Segunda Internacional. Rosa Luxemburgo, en su trabajo el “Folleto Junius” explica muy bien el proceso. https://marxismolibertario. files.wordpress.com/2010/09/ 09el- folletojuniuslacrisisdelasocia ldemocraciaalemana_0.pdf
De nuevo hoy, cien años después, existe una línea roja en el campo de la emancipación y la soberanía de los pueblos: la Guerra. Aquellos que se han situado a favor de la invasión colonial de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yugoeslavia…se han puesto a la postre, de una u otra manera, consciente o inconscientemente, al lado de la Guerra y contra la Paz Mundial. El apoyo de Syriza en Grecia a la OTAN y cada vez más de Podemos en España a la Alianza Atlántica, son dos ejemplos a tener en cuenta del peligroso camino que se emprende al respecto.
Hoy como ayer, la Paz Mundial es una necesidad vital para la Humanidad, especialmente para las zonas del planeta que son y serán el teatro de operaciones militares. Desde Venezuela a Palestina, pasando por Siria, Ucrania, Congo o España (con dos bases militares cedidas a perpetuidad al Ejército de EE.UU.)…
La creación de un movimiento Internacional por la Paz, por la disolución de la OTAN y de los instrumentos económicos que la sostienen y mantienen al tiempo el poder de clase frente a la población trabajadora, como lo es la UE, la permanente lucha por la justicia social…son algunos de los elementos incuestionables para una alternativa de los Pueblos ante la crisis del Capital y sus guerras.
Para que no nos sigan matando.
Aún no había dejado de oler a pólvora el aire de la UE y las aguas del Mediterráneo a causa de las últimas maniobras de la OTAN, las mayores llevadas a cabo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando París vivía una noche de terror y muerte.
Los atentados de París, Ankara, Beirut…tienen el mismo perfil: la guerra discrecional, psicológica, indefinida, dentro de un conflicto global entre grandes poderes, grandes corporaciones financiero-económicas, que arrastran detrás también a diferentes facciones de los Estados más poderosos del planeta, en una cruenta batalla que tiene un frente externo global y otro interno, en una recomposición del poder de las élites y acopio de posiciones de fuerza de cara al nuevo capitalismo salvaje que viene o incluso del post-capitalismo (que ellas quieren también salvaje) ya en curso. Ellas se dan tortas en nuestros cuerpos destrozados, a través de las matanzas de miles y miles de seres humanos en todo el mundo.
Este tipo de tácticas bélicas tienen como objetivo crear las condiciones para una intervención a gran escala o debilitar las facciones de clase contrarias, ya sea económica, política, militar o incluso emocionalmente.
Habría que hacerse muchas preguntas al respecto. ¿Sabemos con bastante certeza quién financia al “Estado Islámico” (los principales países del Golfo Arábigo, especialmente la dictadura saudí amiga de Europa); quién le apoya técnica y logísticamente (Israel); quién lo crea (EE.UU. a partir sobre todo de restos del ejército iraquí) y quién lo articula operativamente (Turquía)? ¿A qué supermercado va a vender el petróleo y el gas que roba, con el permiso de los ejércitos de los países nombrados y algunos otros europeos, en Siria e Irak?, ¿bajo qué bandera se transportan esas materias primas?
Demasiados interrogantes que nuestros políticos profesionales, académicos orgánicos y medios de difusión de masas se empeñan en no responder y que nos conducen a pensar que no es la primera vez en la historia reciente que se utilizan mercenarios o ejércitos de falsa bandera para ocultar al inductor, al que realmente dirige la guerra.
Disculpen ustedes, por eso, si les recomendamos que sean ustedes mismos quienes busquen a Wally, seguro que lo encuentran.
Estamos en guerra. Sin lugar a dudas esta guerra global tiene como objetivo el control de las zonas geoestratégicas del planeta, los recursos energéticos y naturales y el espacio interestelar, así como el enfrentamiento o desplazamiento de las potencias dichas “emergentes”. Podríamos decir que vivimos una Guerra-Mundo, al mejor Hollywood, pero en la vida real.
EEUU, la UE, Canadá y Japón, van perdiendo la hegemonía mundial frente a Rusia y China, sobre todo, con el apoyo de otros Países BRICS. Utilizan lo que el Capital ha utilizado otras veces para salir de una crisis sistémica y resolver así las contradicciones de clase: LA GUERRA.
El Capital y su brazo armado, la OTAN, van cerrando el círculo en torno a Rusia, su principal adversario militar. El control de los Balcanes, Afganistán, el Cuerno de África, el Canal de Suéz…el golpe de estado fascista en Ucrania, el despliegue de misiles estratégicos en la UE y el despliegue de tropas en Polonia, apuntan al objetivo: Rusia. Muy posiblemente en breve comenzaremos a ver al fascismo asiático, sea en su versión “Estado Islámico” o en cualquier otra, infiltrarse en los territorios rusos (incluso chinos) con población musulmana, también en las exrepúblicas soviéticas.
Pero vivimos igualmente una guerra de clases, donde la vieja Europa disciplina a su población con leyes coercitivas y de aumento de la tasa de explotación sobre los trabajadores y el medio físico, en una creciente dictadura combinada de la tasa de ganancia y de la tasa de interés.
El cierre de fronteras en Hungría y Alemania a los refugiados Sirios, y ahora las de Francia, después de los atentados, son botones de muestra del rostro que está adquiriendo la guerra de clases interna en combinación con la externa. La dominación de las sociedades por el miedo permite a las clases dominantes desbaratar más rápidamente las conquistas y logros sociales conseguidos durante siglos. Recortar las libertades bajo la excusa de la seguridad.
Por eso, en la estrategia de disciplinar a la ciudadanía europea entra el apoyo de las élites a los partidos de extrema derecha o directamente fascistas, y la colaboración con aquellas fuerzas políticas “progresistas” que no cuestionen la estrategia imperial de la guerra.
No es ajena una parte de la izquierda internacional a esa colaboración bélica. Fue precisamente el apoyo de la socialdemocracia alemana, inglesa y francesa a la carrera armamentista antes de la Primera Guerra Mundial, la causa de la ruptura de la Segunda Internacional. Rosa Luxemburgo, en su trabajo el “Folleto Junius” explica muy bien el proceso. https://marxismolibertario.
De nuevo hoy, cien años después, existe una línea roja en el campo de la emancipación y la soberanía de los pueblos: la Guerra. Aquellos que se han situado a favor de la invasión colonial de Afganistán, Irak, Libia, Siria, Yugoeslavia…se han puesto a la postre, de una u otra manera, consciente o inconscientemente, al lado de la Guerra y contra la Paz Mundial. El apoyo de Syriza en Grecia a la OTAN y cada vez más de Podemos en España a la Alianza Atlántica, son dos ejemplos a tener en cuenta del peligroso camino que se emprende al respecto.
Hoy como ayer, la Paz Mundial es una necesidad vital para la Humanidad, especialmente para las zonas del planeta que son y serán el teatro de operaciones militares. Desde Venezuela a Palestina, pasando por Siria, Ucrania, Congo o España (con dos bases militares cedidas a perpetuidad al Ejército de EE.UU.)…
La creación de un movimiento Internacional por la Paz, por la disolución de la OTAN y de los instrumentos económicos que la sostienen y mantienen al tiempo el poder de clase frente a la población trabajadora, como lo es la UE, la permanente lucha por la justicia social…son algunos de los elementos incuestionables para una alternativa de los Pueblos ante la crisis del Capital y sus guerras.
Para que no nos sigan matando.
Fuente: Marcos G. Sedano y Andrés Piqueras