Feliciana y Luisa son dos jóvenes sevillanas hijas de un caballero muerto en la carrera de las Indias que, sin hacienda y con deudas, se trasladan con su madre a Madrid para sobrevivir con las únicas armas de su belleza y su falta de escrúpulos. Allí se alían con sus vecinas Costanza y Dorotea y se hacen con un coche de cuatro caballos, el coche de las estafas, al que someten a tantas transformaciones como identidades falsas adoptan ellas.
La picaresca femenina del Siglo de Oro es escasa en comparación con la picaresca masculina y, en gran parte, obra del mismo autor, Alonso de Castillo Solórzano (Las harpías en Madrid, 1631; La niña de los embustes, 1632; La garduña de Sevilla, 1642). Son pícaras que no sucumben ante la justicia, no acaban en galeras, no tienen que pasar a las Indias, ni caen en la ignominia o el desastre. Estamos en el reino de la burla, que resulta de la aplicación de la fórmula boccacciana burladores/burlados, o agresores/agredidos, inteligentes/crédulos, perpetradores/víctimas. Así, a la nota de picaresca femenina triunfante en Castillo Solórzano, hay que añadir la de picaresca empírica y también la de picaresca cortesana donde las haya: Madrid es percibida por las pícaras sevillanas como «el lugar de los milagros y el centro de las transformaciones»; «un maremagno donde todo bajel navega, desde el más poderoso galeón hasta el más humilde y pequeño esquife; es el refugio de todo peregrino viviente, el amparo de todos los que la buscan; su grandeza anima a vivir en ella, su trato hechiza y su confusión alegra». Imagen náutica y venal de la metrópoli y de las harpías como galeras piratas, que se reitera a lo largo de la historia de esta madre sevillana que, con sus hijas, «enderezó proas a Madrid, al modo que cuando un cossario de los que cursan los marítimos golfos sale de su patria con dos bien artilladas galeras reforzadas, así de chusma como de gente de guerra, para con ellas surcar mares y conocer regiones donde saciar su demasiada codicia en los robos que piensa hacer»; esperando «ser astuta pirata sin dejar bolsa segura de piante ni mamante».
Alonso de Castillo Solórzano
Alonso de Castillo Solórzano
Las Harpías en Madrid y coche de las estafas
Editorial Doble J, Colección Clásicos160 pp.
Introducción de José Ignacio del Barrio Olano, James Madison University
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