Publicidad en Juveándalus
Mi tío abuelo Raimundo llamaba a los pequeños grupos de jóvenes con tendencia izquierdista ‘hilos de la derecha’ refiriéndose al beneficio que obtiene el sector conservador ante la división que sigue existiendo entre la izquierda real. El caso es que por lo que nos toca, valoramos muy positivamente que sigan existiendo jóvenes de mayo del 68 en nuestros días para tirar de la cuerda de la justicia social, que está muy corta por el lado de los que menos tienen y que, sobre todo, utilicen medios pacíficos como es la propaganda para perseguir sus fines, que no son más que intentar abrir los ojos a esta maraña de madrugadores confusos que comen pan de mano ajena, siempre mirándole a la carita, si la pone mala o buena, como dice una letra flamenca.
Juveándalus, que era la ilusión prenavideña de todos los escolares durante los noventa, que su cielo siempre estaba nublado y sus puertas llenas de autobuses donde veníamos los niños de pueblo, que es un referente cultural y de ocio en nuestra provincia, ha echado estos días atrás a patadas e insultos a unos jóvenes que repartían propaganda contra el stand de la Legión en este recinto. Lo que más gracia nos hace del asunto es que Juveándalus acusara a los jóvenes de reparto ilícito de publicidad, vamos, que llaman publicidad a unas octavillas informativas, mientras que el centro está lleno de agentes comerciales que buscan clientes entre tantos niños con sus padres de la mano.
Así las cosas, seguridad, protección civil y demás contratados para velar por la seguridad del sitio, se lanzaron a la caza de los chavales como si fueran unos pederastas sueltos en un parque infantil y, entre gritos, insultos y empujones, la cabra de la legión se les escapó por la puerta rumiando ajena. Los adultos que acompañábamos a nuestros sobrinos a Juveándalus no dábamos crédito a tanto revuelo por unas simples octavillas.
Da igual que estos chavales se llamen Nación Andaluza o se llamen Jaleo, como si se quieren llamar los ‘Niños de la Rosa’ (Rosa de Luxemburgo, claro, no la de OT), el caso es que se ha cometido un acto muy grave contra la libertad de expresión e información, además en un asunto que a nosotros nos parece bello en sí mismo: protestar porque haya un puesto de información de una institución belicista en medio de una feria orientada hacia los niños y los jóvenes.
Fuente: La Opinión de Granada.JUAN PINILLA