Hace treinta años ya estafaban a la Seguridad Social. Un tal Retamero aprovechaba el analfabetismo de los barrios para procurar grandes desvíos a su cuenta bancaria personal. Entonces existían también las bicicletas, pero en vez de rodar por carriles turísticos, iban por un triste arcén cargadas con ladrillos de la fábrica de textiles HYTASA, para su uso en casas bajas construídas por autodidactos de provincia. A su vez, mientras jóvenes matrimonios llenaban las periferias de conciencias rurales y agrarias, nacían los primitivos movimientos asociativos reclamando un semáforo, un alcantarillado o cosas similares.
Reptando desde las casas cuarteles o desde el centro de la ciudad, llegaban los hijos de los militares o los hijos de los papás a observar. Los míos (de quienes desciendo, creo) captaban a los jóvenes en los futbolines; mientras los de ellos se agrupaban en razón de sus apellidos y el tamaño de sus patios. Incluso, en ocasiones, estos niños de centro- cuartel (como los llamaré desde ahora), prestaban sus garajes para aquellas reuniones en la oscuridad a gente de este humilde barrio. No llegaban a quince y la edad media aún no existía.
Robo estas palabras de la boca de otro. Me pertenecen por historias familiares y haré uso indebido de las mismas. No he dicho nombres, pero CUT, algunos fachas no declarados en el PT, JOC, HOAC, PC, UGT y unos tímidos indicios de las comisiones de obreros, convivían con otros movimientos cuando aún no había despertado Bellavista. Feudo hasta hoy mismo de clanes socialistas con precedentes.
Estos cristianos de base muchos, además de curas que eran mucho más trabajadores que Diamantino García Acosta (destacando su labor), enseñaron a leer y a escribir a un gran número de personas a través de aquellas PLATAFORMAS (término recogido ya en las actas de 1973 de la JOC). Entre las parroquias y los barrios no existían muros, y los curas que destinaron a Andalucía, junto a los que ya estaban, fueron piezas fundamentales en el nacimiento de un mundo obrero y de unas expectativas de libertad. Mundo Obrero en poco tiempo ya circulaba entre improvisados escondites, y una propaganda en forma de libritos fancines, comenzaba una andadura nada fácil.
(...). Continuará.