31 marzo, 2015
CNT CONTRA LA REPRESION IDEOLOGICA Y LA FALSEDAD
movimiento anarquista
CNT se solidariza con todos los detenidos en la operación policial del 30 de marzo.
El estado vuelve a recurrir a la represión e intenta de nuevo criminalizar la ideología y los colectivos anarquistas. Para ello, pone en marcha toda su potencia mediática y judicial, tratando así de instalar en la sociedad un clima de miedo e inseguridad que justifique la aprobación y aplicación de nuevas leyes, cada vez más represivas y reaccionarias. Necesitan un enemigo y lo fabrican. Primero hacen leyes; después buscan culpables a los que aplicárselas.Con todo esto pretenden esconder al servicio de quién está toda la maquinaria del estado, que no es otro que las grandes empresas y la banca.
Cuando, a pesar de la llamada a participar en los procesos electorales, se mantiene o aumenta la respuesta en la calle contra todos sus recortes sociales y laborales y la pérdida de derechos, el estado necesita reforzar sus herramientas represivas y de control social. Y las pone en marcha contra aquellos que se le enfrentan.
Las detenciones y registros de hoy se producen, precisamente, pocos días después de que se aprobara la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza, a la cual no sólo se oponen los movimientos sociales y sindicales más combativos: instituciones tan poco sospechosas de ser "terroristas anarquistas" como ONG´s y otros movimientos sociales, la Unión Europea o la ONU también han manifestado su rechazo o sus reservas hacia ella.
La relación entre ambos sucesos nos parece nítida.Las operaciones policiales amparan la aprobación de una ley tan controvertida, jugando aquí el movimiento y los colectivos anarquistas el papel de víctimas propiciatorias: como no se presentan a elecciones ni tienen plaza fija en las tertulias televisivas, sus denuncias quedan apagadas por el ensordecedor ruido mediático. Al mismo tiempo que la ley genera alarma social y busca una base de apoyo a la política del ordeno y mando, reprime cualquier reivindicación que ponga en peligro su control sobre la respuesta social y sindical a sus ataques.
El único terrorismo real que sufre la clase trabajadora es el que se ejerce desde el poder: los desahucios, el paro, el desmantelamiento de la sanidad y la educación... Como gritamos en las calles, "violencia es no llegar a fin de mes". No podemos permitir que pisoteen nuestros derechos más básicos. Ayer detenían manifestantes y huelguistas. Hoy detienen anarquistas. Mañana serás tú. Y entonces ya será tarde.
No a la represión. No al encarcelamiento de quienes luchan.
Secretariado Permanente del Comité Confederal
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30 marzo, 2015
ASAMBLEA DE CÓRDOBA DE 1933 Y EL ANTEPROYECTO DE BASES PARA EL ESTATUTO DE AUTONOMÍA DE ANDALUCIA
La Asamblea de Córdoba de 1933 y el Anteproyecto de Bases para el Estatuto de Autonomía de Andalucía
Antonio Barragán Moriana
Universidad de Córdoba
http://www.centrodeestudiosandaluces.es/datos/factoriaideas/IFO04_14.pdf
AUTONOMÍA Y FEDERALISMO EN BLAS INFANTE
Los socialistas que escriben sobre Blas Infante, Andalucía y/ o Autonomía, siempre son superficiales y siempre acaban citando a Hobsbawm y a Manuel Gonzalez de Molina (no Eduardo, su hermano, - menos mal). He aquí otro fichaje de fundación.
AUTONOMÍA Y FEDERALISMO EN BLAS INFANTE (PDF)
1. Algunas cuestiones generales de contexto que no
habría que olvidar............................................................................................9
2. El punto de partida: la apuesta por el regionalismo en el
debate sobre la articulación territorial del Estado
español en los años de tránsito del siglo XIX al XX......................13
3. Blas Infante Pérez: regionalismo, (con)federalismo y
autonomía...........................................................................................................19
9
1. Algunas cuestiones generales de
contexto que no habría que olvidar
Aun cuando sea de una manera telegráfica quizás sería bueno comenzar recordando
algunas cuestiones que por obvias y conocidas no dejan de ser
relevantes en los tiempos que corren hoy día. La primera de ellas es que no
debemos olvidar que la nación y el nacionalismo son fenómenos históricos,
que se construyen y evolucionan en sus formulaciones en contextos históricos determinados,
y que, en consecuencia, se explican e interpretan en términos igualmente
históricos. En segundo lugar, recordar igualmente que la cuestión de la articulación
territorial del Estado constituye uno de los grandes problemas —no resueltos aún de
manera definitiva— de la historia contemporánea española. A lo largo y ancho de
las dos últimas centurias las tensiones en torno a esta cuestión han estado presentes,
con mayor o menos intensidad, en el debate y en la pugna política, con actores,
formulaciones y propuestas diversas. En tercer lugar, apuntar también que en España
los momentos de mayor emergencia del debate territorial han coincidido, y no porque
sí, con coyunturas de apertura política y de incremento de la movilización social.
Como se ha repetido en numerosas ocasiones, el debate territorial y la cuestión de la
descentralización política han estado vinculados en muy buena medida en la historia
contemporánea de España a la historia de las demandas de democratización. Por
último, y en cuarto lugar, señalar que la historia de la cuestión territorial, y el debate
político suscitado en torno a la misma, no puede reducirse —como se hace en muy
buena medida hoy— a una cuestión no resuelta de encaje de una parte del territorio
—de Cataluña— en el Estado español. Con independencia de la importancia de
esta cuestión —como del encaje de otras nacionalidades históricas de las que habla la
Foro Permanente sobre el 10 Estado Autonómico
Constitución de 1978—, el debate ha tenido más caras, más actores y las propuestas
han tenido formulaciones y alcances muy diversos, no circunscribiéndose necesariamente
a la cuestión catalana o vasca, por citar dos ejemplos señeros que nos vienen
inmediatamente a la mente hoy día.
Decía más arriba que la cuestión territorial y el nacionalismo son problemas y fenómenos
históricos que se formularon, se siguen formulando, y se explican en términos
históricos. No ha existido una única manera de entender y formular la cuestión territorial
y la identidad nacional. Al menos ha habido dos grandes corrientes a la hora de
concebir la nación, que surgieron y respondieron a contextos históricos determinados
y diferentes, y de las que se derivaron implicaciones políticas distintas. De una parte,
la concepción liberal de la nación, acuñada en la primera oleada de formación de los
Estados-Nación europeos; de otra la concepción etnicista de la nación, propia de las
teorías del nacionalismo desarrolladas a finales del siglo XIX1. Como es sabido, la primera
—la concepción liberal de nación—, fundamentaba la definición de la nación en
criterios de naturaleza política y económica, y concretaba el principio de pertenencia
a la comunidad nacional a una condición de ciudadano que se definía igualmente
como sujeto portador de derechos políticos y económicos. Frente a ella la segunda —la
concepción etnicista de nación— fundamentada en criterios de lengua, cultura, raza,
creencias religiosas, etc.
Por razones de índole política y económica que no voy a detallar aquí, a finales del
siglo XIX la segunda de las opciones —la concepción etnicista de la nación— se impone,
y los términos de nación y de nacionalismo adquieren nuevos significados, nuevos
sentidos. La primacía de la concepción étnica terminó gestando un discurso de la
nación de corte esencialista/idealista, que concebía a ésta como un ente dotado de un
alma, de un espíritu o de un genio particular que se expresaba a través de una lengua,
de un arte, de un derecho, de una costumbre… en definitiva, que se expresaba a través
de las manifestaciones de una cultura propia. De la primacía del individuo —propia
de la concepción liberal— se pasaba a la hegemonía de la cultura; ahora los derechos
de ciudadanía no se concebían solo para los vivos, sino también para los que habían
vivido y los que debían nacer, quedando fijada su representación en manos del Estado.
El demos, la comunidad, no se identifica ya con el pueblo sino con la nación, que pasaba
a ser concebida ahora como sujeto preferente de unos derechos que se entendían
siempre como derechos colectivos.
1
COMPLETO AQUI:
http://www.centrodeestudiosandaluces.es/datos/factoriaideas/IFO19_13.pdf
Fuente: FPA CEA Junta deAndalucía
CANDIDATURAS UNITARIAS DE TRABAJADORES: EL PODER POLÍTICO DEL PODER SINDICAL
LAS CANDIDATURAS UNITARIAS DE TRABAJADORES: EL
PODER POLÍTICO DEL PODER SINDICAL.
Néstor Salvador Galindo
Introducción
La historia social se ha fijado principalmente en
los cambios políticos, centrando su enfoque en los movimientos sociales urbanos, ya que el mundo rural se ha visto
preterido por tesis que lo han caracterizado como retrasado. Así ha sucedido,
por una parte, en las teorías del marxismo ortodoxo o del liberalismo, que
consideraban al mundo agrario como algo retrasado, y
al campesinado como un elemento subordinado del proletariado[1].
Frente a esta visión, comparto la de autores como
Antonio Herrera y John Markoff[2],
quienes defienden que la imagen estática de una democracia, entendida en
términos políticos, asociada a una seria de reglas y fórmulas, ha quedado
obsoleta. Por contra, hoy sabemos que la democracia no se impone, no se
concede; más bien, se construye. La asociación entre mundo rural y atraso
político ha penetrado en buena parte de los debates historiográficos, como
apuntan en su artículo estos autores. La lectura de la democracia como la suma
progresiva de derechos, reflejo de una lectura jerárquica del concepto de
progreso social, sigue construyendo los relatos en términos comparativos y
acepta la superioridad moral del capitalismo y la modernidad industrial.
De otra parte, surge una cuestión economicista y
desarrollista: la de plantear que una economía retrasada equivale a una
sociedad retrasada y, además, la de analizar los cambios
políticos o las elecciones sólo en clave estatal o andaluza, con lo cual
se pierde el principal medidor de la participación política rural, que son las
elecciones municipales. En efecto, el movimiento jornalero andaluz está más
preocupado por el municipalismo que por la política de Madrid, ya que donde se
juega sus intereses es en los municipios. En esta comunicación abordaré la
transformación y creación de candidaturas municipalistas a partir del SOC,
analizando un tema tan importante para entender la política en el mundo rural
como es el municipalismo.
En el caso que nos ocupa, el Sindicato de obreros
del campo generó su propio movimiento sindical, su propio partido político, las
Candidaturas unitarias de trabajadores, y, además, impulsó iniciativas
ecologistas y pacifistas, participó y dinamizo luchas andaluzas como la de la
autonomía o la de la reforma agraria, siendo actor principal de dinamización
social y política en las zonas donde estaba radicado.
La originalidad del caso del SOC se conformará a
partir de un movimiento jornalero “sui generis”. Desde el principio, todas las
formas de lucha que ha desarrollado han sido de masas; lo que le ha atribuido
una característica fundamental, que le diferencian del movimiento jornalero de
su época. Es la de ser un movimiento popular en el que puede participar todo el
que lo desee. Hay dos aspectos en ese carácter popular. De un lado, es popular,
en el sentido de que toda la familia jornalera participa: los ancianos, las
mujeres, los niños. En ese aspecto se diferencia de los otros sindicatos,
porque tradicionalmente sólo los hombres adultos participan en las asambleas
sindicales. El SOC, al incluir a todos los miembros de una familia, adquirirá
una característica particular que, a la vez, le dotará de una potencialidad
increíble.
La primera etapa. Los orígenes
En 1979 nace la CUT, teniendo como origen un
núcleo muy influido por contenidos cristianos y siendo un producto genuino de
la Sierra Sur de Sevilla, relacionado con el SOC. En efecto, la gran mayoría de
las personas que pertenecían a la CUT militaban a la vez en el Sindicato, a
pesar de lo cual la CUT no era una mera extensión del Sindicato. De hecho, en
los primeros tiempos, el partido que más influencia tuvo sobre el sindicato fue
el PTE.
Su vocación fue exclusivamente municipal, hasta
su entrada en el proyecto “Izquierda Unida-Convocatoria por Andalucía”, y tenía
que ver con la idea de la gestación de un contrapoder político que
complementara el poder sindical, como explica el propio Sánchez Gordillo: “En Marinaleda no existen partidos políticos
y no existe mas sindicato que el Sindicato de Obreros del Campo. La clase
obrera no depende por tanto más que de su propia voluntad.(…)
Por eso,
que, ante las elecciones municipales, nos reunamos una y otra vez para
encontrar la manera de no perder ni la unidad ni la independencia que hasta ese
momento nos estaba dando tan buenos resultados
Esta
inquietud era compartida por otros pueblos de la comarca como Los Corrales,
Osuna, Pedrera, Gilena, Aguadulce… y por eso comenzamos a reunirnos una vez en
Martin de la Jara, otra en Osuna, otra en Pedrera, hasta que al fin nace la
C.U.T (Candidatura Unitaria de trabajadores). Tras muchos papeles y
dificultades hemos encontrado la solución”[3].
Al contenido estratégico para la toma de los
ayuntamientos que se confería a las candidaturas unitarias de trabajadores hay
que unir la concepción política de los curas obreros y de los dirigentes de la
Sierra Sur, los cuales recelaban mucho de los partidos instituidos,
especialmente del Partido Comunista, y de las ideologías codificadas.
Como ha analizado Rafael Morales en su estudio
sobre el SOC, en la primera época (1977-1980), además de la CUT, el partido que
tendrá influencia sobre el SOC será el PTE. Los principales dirigentes, como
Paco Casero y González Sánchez, eran de este partido. El autor citado plantea
que en esos años había un modelo “partido sindicato” que caerá en crisis: “Después de la crisis “partido-sindicato” es
cuando podemos hablar de lo que podíamos denominar como fase más característica
del SOC, lo que va desde 1980 (II Congreso) hasta principios de los 90, donde
comienzan a desarrollarse nuevos cambios en el Sindicato, que parecen situarlo
de una manera incipiente, en una tercera etapa que podríamos denominar la de
“ampliación al medio rural”” [4]. Frente a esta tesis, la mía es que no se
puede hablar de crisis a nivel general sino de crisis en algunos pueblos (así
se recoge en el estudio citado) como Villamartín, Lebrija o El Coronil, a nivel
municipal, ya que militantes del PTE pasaron al PSOE. Pero, respecto a los
militantes más destacados del SOC (como en el
caso del El Coronil), serían Diego Cañamero
que será durante años su portavoz nacional, que estaba en la Joven Guardia
Roja; Manuel Lara, miembro posteriormente de
la dirección nacional del sindicato y responsable de la revista tierra y liberta, que militaba en el Partido del
Trabajo; o Mari Carmen García responsable de
las relaciones internacionales del SOC y miembro de la Permanente nacional
durante los años 90 y 2000, quienes no sólo no dejarían el SOC sino que serían
parte fundamental de la dirección. Un caso parecido será el de Paco Casero,
como él mismo explica:
“Hubo un
intento o una decisión, en un momento determinado, en el Partido del Trabajo,
porque no le gustaba mi comportamiento de independencia o de no supeditación al
Sindicato Obreros del Campo, a su opción partidista, se da la consigna de
intentar darme un escarmiento personal, explícito, precisamente porque de
alguna forma no obedezco. Entonces, no pasa nada, pero es para contarte un poco
el sentido que nosotros teníamos de que antes estaban nuestros intereses, los
de los hombres y mujeres del campo, y después los intereses partidistas. Si
coincidían, divino, pero si no coincidían, yo no me supeditaba, eso siempre lo
he tenido muy claro y, por esos años, decido dejar el partido” [5].
Es más, en los pueblos mencionados se darán
importantes luchas, tanto en relación con las ocupaciones y con el empleo
comunitario como en lo relacionado con la represión, con la detención y
encarcelamiento de ocho militantes[6]
del SOC del Coronil, después de un encierro en el ayuntamiento que
desencadenará la campaña por el indulto a Diego Cañamero.
Por otra parte, en la zona de la Sierra Sur,
donde la influencia del Partido del Trabajo casi no se notó, salvo en pueblos como
Gilena, en los años de 1977 en adelante se producirá un amplio desarrollo del SOC y de la
CUT, que no se verá frenado hasta la subida al poder del PSOE, en las
elecciones municipales de 1983. Como recoge Manuel Flores en su obra, será el
momento en que los curas obreros recibieran con confusión las primeras derrotas
electorales. En cierta medida, era el veto y la desautorización a la propuesta
de sociedad que predicaban. Por contra, el PSOE ofrecía un proyecto más
moderado, menos voluntarista, apoyado en el poder autonómico y estatal, que
también había conseguido. Ejemplo de estos resultados será Pedrera, cuya
primera alcaldía, desde 1979 a 1983 será de la CUT y, desde esa época hasta
1999, el ayuntamiento será del PSOE. Es en estos momentos, de 1984 en adelante,
por diferentes motivos, como veremos, en los que podemos hablar de crisis en el
Sindicato, pero no antes.
Modelo
municipalista de las Candidaturas unitarias de trabajadores
Las bases políticas de la CUT eran las
siguientes: el establecimiento de un régimen de participación política muy
flexible y con gran polifonía, en el que el motor fundamental fuera la lucha
por la mejora de las clases más castigadas por el reparto socioeconómico; un
régimen asambleario muy desarrollado, con programas electorales poco elaborados
y pérdida de peso de la delegación, frente a la democracia directa. La CUT
tenía, entre sus características, un intento de socialización en los valores
ascético-morales de herencia cristiana o en la concepción comunista del hombre
nuevo, desde una visión guevarista. Veremos cómo en este punto convergerán las teorías de los que podemos considerar los
dos teóricos y dirigentes de la Sierra
Sur, Diamantino García y Sánchez Gordillo. Es más, con el avance de las luchas
en Marinaleda, éstas serán el ejemplo a seguir en los otros pueblos. Así lo
recoge Diamantino García en un artículo, en el Correo de Andalucía:
“Nosotros
sabemos que Marinaleda es una
experiencia cargada de vida, de honradez y de futuro. Y que, en lugar de
aplastarla, hay que cuidarla, respetarla y ponerla de ejemplo para que otros
pueblos la imiten. Apoyar en estos momentos, de cualquier forma, la lucha
concreta de los jornaleros de Marinaleda es una obligación de todo andaluz de
conciencia” [7].
Así la organización de Marinaleda constituye una
novedad en su organización como analiza Tomas Villasante: “La organización política de
este municipio se basaba en los orígenes del experimento en varias
instituciones: la asamblea municipal de debate y decisión en toda clase de
asuntos, el pleno ejecutor de los acuerdos de la asamblea, el senado popular,
formado por representantes de las calles del pueblo, dedicado a la reflexión
sobre los problemas de la comunidad, y los grupos de acción, a un tiempo
dinamizadores y vertebradores de la vida política. Pero Marinaleda no es sólo
un ensayo de democracia directa, sino de democracia social, como muestran los
llamados domingos rojos, en los que el pueblo dedica esta jornada festiva a
tareas sociales solidarias: construcción de viviendas, conservación de
infraestructuras, atenciones a los ancianos, etc”[8].
Veamos cómo se concibe la organización de las
CUT, a través del programa electoral de Los Corrales, uno de los bastiones de
la CUT, donde ganaría tanto en 1979 como en 1983 y a través del
programa marco elaborado para las candidaturas de 1984 en Casas viejas.
“Las
Candidaturas de unidad de los trabajadores (C.U.T) son una alternativa
municipal que agrupa a los hombres y mujeres de izquierda de Andalucía, que
pretende servir desde los ayuntamientos a los explotados, haciendo que el poder
municipal sea repartido entre el pueblo para que sea protagonista de su propia
liberación.
Las C.U.T.
surgen de la experiencia de poder popular tenida en estos cuatro años en
Marinaleda y en otros pueblos de la Sierra Sur sevillana, así como en otras
zonas de Andalucía.
Las C.U.T.
se forman a partir de asambleas populares en cada localidad que tienen
autonomía plena para decidir su actuación en sus respectivos municipios. No
obstante, para enriquecer las diferentes experiencias y dar lugar a una
política unitaria, las C.U.T. funcionarán coordinadamente a través de una
secretaría, elegida desde las asambleas de los pueblos.
Las C.U.T.
no son un conglomerado de partidos políticos sino un movimiento en torno al
cual se aglutinan todos los hombres y mujeres que estén dispuestos a luchar
desde los ayuntamientos por una Andalucía libre y socialista”[9]
Lo Primero que muestra el documento es la
importancia de lo local. Como recoge Carasa, el ámbito local constituye ”el núcleo primigenio, el origen primario y
manantial donde se produce la experiencia histórica del sujeto consciente y
que, por tanto, es la que condiciona las posteriores creaciones de espacios más
amplios. Será esta primera experiencia del espacio la que luego generará los
demás espacios construidos, que darán lugar a creaciones políticas, sociales o
mentales de comunidades más o menos imaginadas”[10].
Es, pues, en lo local, al igual que sucede en el SOC, donde se desarrollan las
principales políticas y acciones. De hecho, la CUT será una herramienta para
presentarse a las elecciones municipales, colocando en la candidatura a los
principales militantes del SOC de los pueblos. No sería hasta su entrada en
Izquierda Unida, a finales de los 80, y su transformación en Colectivo Unitario de Trabajadores cuando
podemos hablar de su función como partido. El referente, como muestra el
documento, será Marinaleda. Al igual que el Sindicato, se define más como
movimiento de hombres y mujeres que como un partido.
Veremos a continuación cómo en el programa
político de las CUT y en su puesta en práctica había elementos democratizadores
de derechos de la mujer, de los gays y lesbianas, de democracia directa, muy
avanzados no sólo para el mundo rural y urbano de la época sino que algunos,
como la democracia directa, aún son un problema político en nuestros días.
En unos pueblos, habitados principalmente por
viejos y niños, pues los más jóvenes y emprendedores estaban en la emigración,
en unos pueblos, gobernados -en Ayuntamientos, Hermandades de Labradores,
Cámaras Agrarias, etc.- durante 40 años de franquismo, se abrió un proceso de
democratización, en el que el SOC-CUT será un elemento fundamental en el mundo
rural. Logros de esta democratización serán los siguientes:
-Participación de la mujer en los ayuntamientos:
“Aún cuando
la opresión de la mujer tiene unas causas económicas, sociales e ideológicas,
que van mucho mas allá de lo que una política municipal democrática puede
resolver, entendemos que los ayuntamientos deben poner en pie las siguientes
medidas:
-Derecho,
en igualdad de condiciones, al puesto de trabajo
-Servicios
colectivos para la mujer trabajadora (guarderías, comedores, lavandería…)
-Lucha por
una enseñanza no sexista
-Creación
de centros de planificación e información sexual, sobre anticonceptivos,
aborto…, locales y comarcales, bajo el control de asociaciones feministas
-Subvención
a las asociaciones feministas por los ayuntamientos
-Nuestras
candidaturas han de tratar de que en sus listas haya un número suficiente de
mujeres trabajadoras, especialmente feministas”[11].
Dentro de los derechos sexuales, la CUT
introducirá en el punto 12 de su programa político: “Los ayuntamientos se comprometerán a reconocer la homosexualidad como una
forma sexual más y a luchar contra todo tipo de discriminación”[12].
Hay que recordar que en el Estado Español, bajo
el franquismo, la encarcelación, la tortura, vino, primero, con la “ley de
vagos y maleantes” y, más tarde, con la “ley de
peligrosidad y rehabilitación social”.
En cuanto a los candidatos, se introduce que
asumen los siguientes compromisos: a) “Ser
revocables por la asamblea de las candidaturas (ante notario); b) Hacer
declaración de bienes, a la entrada y a la salida de concejal o alcalde”. Por tanto, en
el funcionamiento de la candidatura
estos compromisos son un elemento reseñable de transparencia democrática.
La construcción de identidad andaluza en el mundo rural andaluz.
A nivel político, el SOC nace en medio de la
lucha por la autonomía andaluza. Aquélla se inicia en 1977, a la muerte del dictador Franco y el resurgir
de las diferentes luchas sociales y nacionales que se darán en el Estado
Español. La lucha por la autonomía y el andalucismo contará, por primera vez,
con una movilización popular que no se había dado anteriormente: la lucha por
la autonomía andaluza. En esta recuperación del andalucismo influirán
diferentes factores, como creadores de identidad: económicos, de subdesarrollo
y de emigración. Como lo analizara Isidoro Moreno: “Los catalizadores de la autoconciencia de identidad y de la conciencia
nacionalista.
Las luchas por la tierra, como ya expusimos anteriormente, las luchas
jornaleras por la reforma agraria y, en general, el problema de la tierra, ha
constituido históricamente, y todavía lo son hoy, uno de los principales
catalizadores de la autoconciencia de identidad. De todos modos, en muchas
ocasiones este factor catalizador ha sido en parte neutralizado por acción de
varios factores de bloqueo.
Se trata, de profundizar en la relación entre ambos factores.
La emigración: consideramos que la gran emigración forzada hacia el
exterior a que se vieron abocados los andaluces, principalmente a partir de
1959, ha sido el factor catalizador de máxima importancia para la
cristalización de la autoconciencia de etnicidad, Se trata entonces, de investigar, la
experiencia misma de la emigración y su directa influencia en la aparición o
consolidación de la autoconciencia de identidad andaluza por parte de los
emigrantes, estudiando:
Las distintas variables en función de los lugares de emigración, tipo
y duración del trabajo, experiencias anteriores, etc.
Los centros formales e informales de interacción social de los
emigrantes andaluces en otros lugares del Estado, con culturas diferentes a la
andaluza, y en otros estados europeos, y las acciones simbólicas en ellas
desarrolladas.”[13]
.
El SOC y la CUT serán un ejemplo de estos tres
elementos. Así, en su propuesta de reforma agraria, sintetiza las líneas
generales que conformarán sus argumentos
sobre estas bases: la historia andaluza, el subdesarrollo, la lucha contra la
emigración y la solución económica para Andalucía. “El problema de la tierra es un reto histórico del pueblo andaluz. El
origen de la situación actual de la estructura agraria andaluza puede situarse
en la llamada “conquista castellana”. Históricamente se pretendieron llevar a
cabo varios proyectos de reforma agraria (las acciones desamortizadoras del
siglo XIX, el de la Segunda República, etc.), pero sin embargo este vital tema
ha quedado pendiente de solución, constituyendo la clave central del
subdesarrollo andaluz. Ahora es precisa una respuesta definitiva. En las
condiciones actuales de crisis económica mundial, la posibilidad de eliminación
de desempleo en Andalucía debe centrarse básicamente en la agricultura, ya que
ni los otros sectores productivos andaluces ni la ahora cerrada, y siempre
injusta e inhumana emigración, son capaces de absorber mano de obra”[14].
Para la consecución de la reforma agraria se
teoriza sobre la consecución de un poder andaluz que sirva como herramienta de
contra poder al sistema vigente y permita estos cambios:
“Muchas
reivindicaciones de los jornaleros/as, y del medio rural en su conjunto (como
pudiera ser la Reforma Agraria, el enfrentarse a la actual PAC, o el defenderse
mediante una renegociación inmediata y urgente de la entrada del Estado Español
en el Mercado Común, o la elaboración de unas políticas industrial y agraria
que aprovechen verdaderamente nuestros recursos naturales) no podrán alcanzarse
jamás si no conseguimos ir fabricando entre todos(incluido el SOC) un Poder
Andaluz que, nacido desde abajo, sea capaz de contraponerse con la suficiente
fuerza como pueblo.”[15]
El Sindicato y los ayuntamientos de la CUT también se implicaron en la huelga de hambre de Rafael Escuredo. El
presidente de la Junta de Andalucía iniciará una huelga de hambre, de 72 horas
de duración, denunciando que el Gobierno Central obstaculizaba el referéndum
andaluz del día 28 de febrero[16].
El pueblo de Marinaleda se pondría en huelga de hambre[17] y
organizaría una marcha en apoyo a la autonomía: “Luego celebramos una asamblea, en la que se decide hacer una marcha
hasta Sevilla, para hacerle aún más patente nuestra solidaridad al Presidente y
a Andalucía. Treinta y tantos coches y un autobús. Muchos se quedan protestando
por no poder ir, por falta de sitio. Llegamos a la sede de la Junta de
Andalucía. Son las nueve de la noche. El presidente sale del pasillo y dice
unas palabras. Nos saluda. Nosotros le exigimos: “No basta con este gesto;
Andalucía necesita compromisos aún más serios de sus políticos”. “Hay que
quemarlo todo por Andalucía, incluso los votos y las siglas”. Le pedimos que
reúna a la asamblea de alcaldes andaluces. Movilizaciones para el 29 de
febrero… El nos escucha, pero todos nos damos cuenta de que no nos está oyendo”[18].
Este descontento genera una radicalización de la
postura, como analiza Rafael Morales en su estudio: “Aquellas organizaciones que, como el SOC, quedaron al margen del
consenso institucional, por lo general, siguieron defendiendo posiciones más
radicales en cuanto a la cuestión nacional, argumentando, entre otras razones,
sus posibilidades anti sistema”[19].
Así lo recogerá la resolución de la ponencia del II Congreso del SOC: “En resumen, y para no concretar más, cuando
en el Sindicato de Obreros del Campo de Andalucía hablamos de nacionalismo,
entendemos que el nacionalismo no es un fin, sino un instrumento que puede ser
utilizado bien para perfeccionar la explotación o, por el contrario, como una
palanca revolucionaria que nos ayude a conquistar una sociedad socialista”[20].
La
segunda etapa. El modelo
Sindicato-Partido
A partir de 1983, se puede establecer una segunda
etapa, aunque ya anteriormente se irá
generando lo que considero un proceso de Sindicato-Partido, frente a la tesis
leninista. Como bien recoge David Molina en su estudio[21],
de la subordinación del sindicato al partido, que defiende que el partido debe
empujar a la masa obrera organizada, dada la pasividad y débil conciencia de
clase de ésta.En concreto, será la elite del partido, la intelligentsia, la
encargada de transmitir la ideología revolucionaria a los trabajadores. Está
claro que, dentro de esta relación, el actor principal –activo– es el partido,
mientras que el sindicalismo queda subordinado a los dictámenes de aquél.
Pueden percibirse incluso lejanos ecos de esta relación en las más recientes
teorías del “agente-principal”. Existe un agente principal, el partido, que
confía ciertas funciones a su agente, el sindicato.
Habrá una visión más matizada en Rosa Luxemburgo
y Antonio Gramsci. La primera defenderá: “La garantía de la verdadera unidad
del movimiento obrero no se encuentra en la cumbre, entre los dirigentes de las
organizaciones y su alianza federativa, sino en la base, entre las masas
proletarias organizadas. Para la conciencia de un millón de sindicalistas, el
partido y los sindicatos son una unidad, representan de distintas maneras la
lucha socialdemócrata por la emancipación del proletariado”[22].
De otra parte, Gramsci
defenderá propugnar la creación de verdaderos órganos
democráticos y representativos dentro del movimiento sindical: los consejos de
fábrica. Aún así, defenderá que “la
organización del Partido se ha de construir sobre la base de la producción y
por ende, del lugar de trabajo”[23]
en estructuras de célula. Con lo cual, seguía estando cercano a la postura de
Lenin, en cuanto al control del partido. En general, será la posición más
frecuente, ya que las posturas clásicas comunistas defenderán al partido como
el elemento de vanguardia. Experiencias posteriores, como la revolución cubana,
mostrarán otras vías, como la guerrilla, en cuanto elementos de vanguardia que
no son el partido.
Frente a esta teoría, las CUT se generan a partir
de los principales dirigentes del Sindicato. Será el Sindicato el que genere la
masa social que le lleve al poder en los ayuntamientos. Volviendo a Gramsci, “antes de conquistar el Estado el
proletariado debe haber creado su hegemonía en la sociedad civil”[24].
Este elemento es de vital importancia para entender la importancia del SOC en
los pueblos en los que se consolida. La mayoría sindical en pueblos como
Marinaleda, Pedrera o Los Corrales se traducirá posteriormente en mayoría
política, que ganará en los ayuntamientos, y éstos serán una herramienta más en
la generación de hegemonía, en términos gramscianos, entendiendo ésta como la
describe Luciano Gruppi: “la hegemonía del proletariado representa la
transformación, la construcción de una nueva sociedad, de una nueva estructura
económica, de una nueva organización política y también de una nueva
orientación teórica y cultural. Como tal, la hegemonía tiene consecuencias no
sólo en el plano material de la economía o en el plano de la política, sino
además sobre el plano de la moral, del conocimiento, de la
"filosofía". Por tanto, la revolución es entendida por Gramsci y lo
repite continuamente como reforma intelectual y moral”[25].
Esta construcción de una nueva sociedad, desde la
hegemonía del SOC, tendrá como elemento y símbolo a Marinaleda. Esta reforma
intelectual y moral será conceptualizada por Juán Manuel Sánchez Gordillo como
revuelta cultural:
“la cultura
es un arma imprescindible para el caminar de los hombres y de los pueblos, que
todo cambio está condenado al fracaso si no se produce una transformación
profunda en quienes tratan de producirlo… y sobre todo, comprobamos la buena
fe, el sacrificio y el coraje que ponía nuestra gente, pero la tremenda escasez
de unos saberes mínimos que multiplicaran todos aquellos enormes esfuerzos (…).
Desde aquí aparecerán las clases gratuitas de adultos; desde aquí, cada semana
(en el pueblo no existe ningún cine), se proyectará una película; desde aquí,
las obras de teatro programadas cada dos meses; desde aquí, se dará vida a las
fiestas populares que había ahogado el franquismo; desde aquí, las
conferencias, los rincones poéticos, los coloquios”[26].
Estos cambios se dan en todas las esferas. Veamos
como ejemplo la feria, que analiza Felix Talego en su estudio[27]
de la feria antigua, que contaba con una caseta restringida, donde había que
pagar un bono, con una separación elitista de los marinaleños, basada en la
capacidad de gasto. Frente a ésta, con el nuevo ayuntamiento habrá una feria
distinta, como explica el propio ayuntamiento.
“Esta feria del
pueblo nace como respuesta a las antiguas ferias del franquismo donde existía
una caseta cercada con cañizos, con una entrada que no podían pagar los más
humildes y donde sólo se divertían un puñado de familias de la pequeña
burguesía, el boticario y la guardia civil.
Esta feria de puertas abiertas gracias al trabajo gratuito
de sus gentes, no sólo permite la entrada gratuita y la asistencia a
espectáculos de gran valor artístico sino también la de servir una comida
barata que pueda estar al alcance de todo el mundo
Es una feria autogestionada. Cada año se hace por un
motivo, ya sea contra el V Centenario, por la Reforma Agraria, en honor a
Ernesto Che Guevara o a favor del pueblo saharaui. Unas 200 mujeres y otros
tantos hombres ejercen indistintamente de camareros/as y cocineros/as que en
turnos de dos días trabajamos gratuitamente a fin de que la alegría sea un
derecho real de todas las personas incluidas las que no tienen dinero”[28].
En ella se recogen
principios políticos, ya aplicados en las prácticas sindicales y políticas,
como los trabajos voluntarios. A partir de entonces, como recoge Talego, no
habrá ninguna ocasión ritualizada donde fuera posible descubrir la mínima
separación, por razones de status. El propio Juan Manuel estuvo trabajando
desde el primer año en la caseta, como uno más, siguiendo el lema que se les
exige a los dirigentes del SOC, “los
primeros en el compromiso, los últimos en los beneficios”. También se
producen cambios simbólicos. Así, la feria deja de ser en honor a San Nicolás y
se dedicará a una lucha o luchador, como hemos visto en el texto.
Los problemas de las vinculaciones entre Partido y
sindicato
La vinculación
Partido-Sindicato siempre ha conllevado unos problemas y ventajas, definidos por J.
Samuel Valenzuela como La Teoría de los Juegos:
“Para
entender este enfoque, resulta de gran ayuda su visualización mediante un
modelo sencillo. Pensemos que tanto un determinado partido político como un
sindicato son dos actores individuales que tratan de maximizar sus preferencias
de forma interesada. No sería arriesgado pensar que las preferencias del
partido político pasan por alcanzar el poder. Para ello, contar con un grupo
bien articulado supone una interesante fuente de apoyo político y recursos
(financieros, humanos) que facilita en gran medida este fin. Por su parte, el
sindicato desea obtener la mayor cantidad de recursos posibles para sus
afiliados. De este modo, su relación con el partido le puede proporcionar
normas propicias o concesiones desde el Estado si aquél llega al poder”[29]
En el caso del SOC-CUT, este conflicto se
resuelve, al ser los mismos dirigentes los que serán, en esta segunda fase,
dirigentes del SOC y dirigentes de las CUT. La militancia de la CUT será de
militantes del SOC. Pese a que se mantendrá, por parte del SOC, la decisión de
no pedir el voto para ninguna sigla concreta, las CUT recogerán los votos de la
militancia y obtendrán alguna alcaldía que tuvo el Partido del Trabajo; por
ejemplo, la de Puerto Serrano, que será, junto a la de Marinaleda, los Corrales
y los Molares, las cuatro alcaldías que ganarán en las
elecciones de 1983, como se recoge en la carta[30]
escrita por la candidatura de Los Corrales y la unión local del SOC de dicho
pueblo. Este documento, escrito a los emigrantes en Navarra, sobre los resultados
municipales de las CUT en el pueblo y en Andalucía, está firmado tanto por las
candidaturas como por la unión local del SOC de ese pueblo, prueba de la
ligazón, que cada vez tendrá más arraigo, sobre todo a nivel local.
Anteriormente, ya se habría procedido a ese trasvase de poder en zonas como Los
Corrales, donde el PTE (Partido
del Trabajo de España) aparecía, junto a otros grupos y colectivos, con el
nombre de Frente Democrático de
Izquierdas (FDI). En las elecciones generales de 1977 sacará 563 votos,
siendo el partido más votado en el pueblo. En las elecciones municipales del 3
de abril de 1979, las CUT ganarían con 996 votos (ver cuadros 1 y 2, adjuntos).
Cuadro1
ELECCIONES GENERALES DEL 15 DE JUNIO DE 1977
|
|
Partido
|
N ° de Votos
|
Frente Democrático de Izquierdas (FDI)
|
563
|
Unión de Centro Democrático (UCD)
|
418
|
Unidad Socialista
|
160
|
Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
|
72
|
Alianza Popular (AP)
|
51
|
Partido Comunista de España (PCE)
|
38
|
Fuente: Actas de
elecciones. Archivo Municipal de Los Corrales, Sevilla. Elaboración
propia.
Cuadro2
Fuente: Actas de
elecciones. AMC. Elaboración propia.
Como podemos ver, no sólo en su declaración sino
en los resultados electorales, la zona de influencia del PTE, la sierra de
Cádiz y la campiña, pasarán a ser zonas de la CUT y sus principales dirigentes,
como Diego Cañamero o Manuel Lara, a concejales e incluso alcaldes de la CUT.
Así podemos hablar de la integración o unificación mayoritaria de los
dirigentes y uniones locales en un proyecto político común. Habrá excepciones,
como Paco Casero, y el SOC, a nivel oficial, mantendrá su política de no apoyo
a ninguna candidatura, ya que no toda su afiliación será de la CUT. Sin
embargo, a nivel municipal, la ligazón será obvia. Serán conocidos popularmente
los pueblos donde gobierna la CUT “como los pueblos del SOC”.
Recogiendo la teoría de los juegos que hemos
citado antes, el SOC será una fuente de
apoyo político y recursos (financieros y humanos). Como recoge Félix Talego en
su estudio sobre Marinaleda, ”el
sindicato- más que la agrupación local de una central sindical, en este caso el
sindicato obreros del campo (SOC), es el brazo del poder popular, cuyo cometido
es proporcionar la infraestructura necesaria y los medios económicos para hacer
posible las actividades que éste lleva a cabo. Su papel principal es el de
garantizar que ninguna acción que se
considere necesaria de llevar a cabo tenga que dejar de realizarse por falta de
medios económicos, de locales o de medios de transporte.. etc. En esencia, el
sindicato equivale a las arcas de la organización, que recauda fondos por varias
vías que luego son empleados en diversos gastos, a) afiliación y cobro de
cuotas b) depósito de los fondos que se obtienen del bar del sindicato, de los
trabajos voluntarios en la caseta que montan en la feria y otras actividades o
recaudaciones extraordinarias c) gestión de los papeles y del pago de las
peonadas que dan lugar las tierras en alquiler, d) financiación de las
actividades que decide la asamblea, especialmente de las luchas, pero también
de determinadas actividades lúdicas o culturales, como excursiones,
espectáculos de atracciones de feria”[31].
Frente a esta opinión de Félix Talego de que el sindicato es el brazo del poder
popular (asamblea donde se decide lo que hará después el acalde y concejales,
en este caso de Marinaleda) defiendo que el sindicato es la base del poder
popular. Estas formas de financiación, como el bar, la feria, el cobro de
cuotas, serán comunes y la base económica de las principales uniones locales
(por ejemplo, que la sede del sindicato tenga también un bar se da en las
principales uniones locales del sindicato, como El Coronil, Osuna, Los
Molares). Las uniones locales del SOC se configuran, como hemos mencionado
anteriormente, como un movimiento o
contra-poder que, en algunos casos, logra ganar el ayuntamiento, pero en los
casos en que no lo logra, también genera
dinámica, como casetas de feria alternativas, organización de actividades
culturales, , por ejemplo, en la actividad de los curas obreros y su trabajo
con los jóvenes de los pueblos de la Sierra Sur. Por ejemplo, en Los Corrales,
como recoge Manuel Velasco, “llegó la feria de agosto y por primera vez se hizo una caseta de una
organización social, independiente de la municipal. Ésta permanecería, en los
años siguientes, ya directamente organizada por el Sindicato de Obreros del
Campo”[32].
Incluso,
puede aportarse como anécdota la organización de la cabalgata de Reyes Magos,
como recoge la noticia de El País, de 1984: “El secretario general del Sindicato de Obreros del
Campo (SOC) tendrá que actuar de rey mago para repartir un camión lleno de
juguetes que le ha enviado el pueblo gaditano de Villamartín con el fin de que
sean regalados a los hijos de los jornaleros andaluces. El problema es que
siendo muchos los juguetes -con un valor superior al millón de pesetas- son
muchos más los posibles destinatarios. Por lo pronto, la comisión del SOC,
encargada de la distribución, ha elegido a los hijos de los heridos en los
sucesos de Puerto Serrano como los primeros que recogerán los reyes de
Villamartín,- que los ha recibido procedentes de una colecta realizada en el
País Vasco”[33].
Otro ejemplo de la ligazón que se da entre las
luchas y la propia vida del pueblo lo dará Marinaleda, en 1985, con la
suspensión de sus fiestas. “Sin alegría es imposible la fiesta. Sin trabajo todo sabe a desesperanza
y tristeza... Sin futuro, con las bofetadas de las limosnas estatales sólo se
puede acumular amargura. Por esta razón y después de llevar 35 días exigiendo
tierra, agua, trabajo y el derecho a la vida y aún sin respuesta hemos decidido
suspender las fiestas hasta que las condiciones sociales y las perspectivas de
un futuro más digno puedan plasmarse en algo más concreto... Perdón a los que
se sientan dañados en su interés. Esperamos que nos entiendan... estamos en
lucha por una vida mejor que es la única manera de sentir la alegría colectiva
necesaria para celebrar NUESTRA FIESTA”[34].
Conclusiones
Las luchas más importantes que realizará el SOC
no serán laborales sino sociales, lo que le impulsará a presentarse también
como alternativa política, al estar inmerso en los diferentes problemas que
tenían los pueblo, las lucha más importante no era por el convenio de la
aceituna o por el convenio del campo, o por una reivindicación de mejores
condiciones para el trabajo; las luchas más importantes que se dieron en los
pueblos se dieron alrededor de la sanidad, alrededor de la falta de médicos, o
la falta de maestros, o que faltara un transporte. Este tipo de luchas eran las
más participadas porque, además, participaban sobre todo las mujeres, que eran
una parte importante del movimiento sobretodo en las reivindicaciones de la
educación y la sanidad. El sindicato se fue configurando como movimiento
político y social que dará pie a las
candidaturas unitarias de trabajadores.
Este arraigo en la vida de los pueblos y en
reivindicaciones cercanas a la gente puede ser una de las explicaciones de que,
frente al hundimiento del resto de la izquierda extra parlamentaria, véase el
Partido del Trabajo de España, el posterior Partido del Trabajo de Andalucía,
la Liga Comunista Revolucionaria, el Movimiento Comunista de Andalucía, o a
nivel sindical la Coordinadora sindical unitaria de trabajadores o la anarco
sindicalista Confederación Nacional del Trabajo, el Sindicato de Obreros del
Campo y su brazo político las candidaturas unitarias de trabajadores se
mantuvieran en sus zonas de influencia y se hayan mantenido en el tiempo como
uno de los referentes de la izquierda andaluza.
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[5] Salvador
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[6] Francisco CORREAL y Atín AYA: “Décimo
desalojo de El Garrotal”, Diario 16,
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[7] Diamantino GARCÍA: Como un diamante: los escritos de Diamantino García. Madrid
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[8] Tomas
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[13] Isidoro MORENO: “Etnicidad, conciencia de etnicidad y movimientos nacionalistas.
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[15] Sánchez GORDILLO JM y Sevilla Guzmán. E: “El nacionalismo andaluz del
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cultural La Luna.1994
[16] José AGUILAR:
<>, El País, 21 de enero de 1980.
[17] José AGUILAR: << Rafael Escuredo entra,
con 38 grados de fiebre, en su tercera huelga de hambre>>, El País,
5 de febrero de 1980.
[18] Juan Manuel
SANCHEZ GORDILLO: Andaluces, levantaos…p. 61.
[19] Rafael MORALES:
<< Aproximación a la Historia del Sindicato…., p. 195.
[20] Rafael MORALES:
<< Aproximación a la Historia del Sindicato…., p. 195.
[21] David MOLINA
ROMO: Las relaciones Partido-Sindicato
desde la ciencia política. Universidad Internacional de Andalucía. 2010.
[22] Rosa LUXEMBURGO:
Huelga de masas, partidos y sindicatos. http://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf
[23] Antonio GRAMSCI: La política y el estado moderno, Madrid, Público, 2009.
[24] Antonio GRAMSCI:
Nel mondo grande e terrible Einaudi,
2007
[25] Luciano GRUPPI: El concepto de hegemonía de Grasmci. http://www.gramsci.org.ar/12/gruppi_heg_en_gramsci.htm
[27] Félix TALEGO: Cultura jornalera, poder popular y liderazgo mesiánico, Sevilla,
Universidad de Sevilla, 1996.
[28] Web del
Ayuntamiento de Marinaleda http://www.marinaleda.com/laferia.htm
[29] David MOLINA
ROMO: Las relaciones partido-sindicato
desde las perspectivas de la ciencia política, La Rábida, Universidad
Internacional de Andalucía, 2010
[30] Documento de la CUT Los corrales: A todos nuestros compañeros en la
emigración. Los Corrales, 1983. Archivo del SOC. Sevilla
[31] Félix TALEGO: Cultura jornalera, poder popular…., pp.152-153.
[32] Manuel VELASCO HARO: Los Corrales. Referencias históricas de un
pueblo andaluz, Sevilla, Diputación de Sevilla,
2000
[33] El País, 6 de
enero de 1984. http://elpais.com/diario/1984/01/06/ultima/442191603_850215.html
[34] “Marinaleda ha
decidido suspender sus fiestas”, Diario 16, 25 de julio de 1985.
Fuente: Néstor Salvador Galindo. Sobre la Tesis fin de carrera. Universidad de Granada
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