La Consejería de Industria ha cambiado estratégicamente dos veces de consejeras en tres años. Todo a raiz de intereses en torno al Fracking y otras cuestiones: ver proyectos en fase de desarrollo en la actualidad en Andalucía (Gas & Oil Capital). También se ha de dejar constancia la presencia de sobrinos de Don Felipe en este califato que tantos macroproyectos administra. Hablamos del Aljarafe de Sevilla hasta Jaén y Extremadura.
La directora general de Industria, Energía y Minas, María José Asensio (d), junto al secretario general de Industria y Energía, Vicente Fernández. (Efe)
AGUSTÍN RIVERA. MÁLAGA24.05.2015 – 05:00 H.
La Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo de la Junta de Andalucía oculta documentos clave de la adjudicación de la mina de Aznalcóllar a la empresa Boliden, causante en 1998 del mayor desastre ecológico ocurrido en España. El más importante escrito que no difunde el Gobierno andaluz es el Estudio de Impacto Ambiental que podría clarificar las causas de la catástrofe natural sucedida en el entorno de Doñana.
“El documento nunca se ha subido a la web”, reconoce un portavoz oficial de la Junta de Andalucía, que admite el lugar donde está el informe, fechado en 1994: en el archivo central de la Consejería, ubicado en el municipio sevillano de Los Palacios. “Ni siquiera estará escaneado”, según aclaran a El Confidencial fuentes de Economía, donde se agrupa la Dirección General de Minas, que capitanea María José Asensio, quien fue imputada en Matsa, la mina donde era apoderada la hija de Manuel Chaves.
En el llamado Portal Andaluz de Minería sí aparece el proyecto de explotación del yacimiento Los Frailes en el que se incluyen la memoria y los planos. “Estos documentos se subieron a la web para empresas que fueron al concurso. Había información con mapas y datos económicos que servía para que pudieran elaborar sus propuestas”, explica a este diario un portavoz de la Consejería que dirige el consejero Pepín Sánchez Maldonado.
Foto panorámica de archivo, datada el 20 de abril de 2014, de la mina de Aznalcóllar (Sevilla). (Efe)
Foto panorámica de archivo, datada el 20 de abril de 2014, de la mina de Aznalcóllar (Sevilla). (Efe)
Desde el equipo de Sánchez Maldonado precisan que esta adjudicación polémica a Magtel y el Grupo México, responsable del mayor desastre ambiental en la historia de México, ya judicializada, no tuvo nada que ver desde el punto de vista de control ambiental con la de 1994. “La de 2015 prohibía cualquier tipo de balsa. Se trataba de impedir que se volvieran a reproducir los problemas con Boliden”, argumentó la Consejería. La Junta de Andalucía no incluye ninguno de los documentos que formaron parte del procedimiento de Evaluación de Impacto Ambiental.
Luis Escribano, alto funcionario de la Junta de Andalucía, relata cómo en noviembre de 1994 (recién constituido el Gobierno socialista en la Junta sin mayoría absoluta en el Parlamento andaluz, con el Gobierno de Felipe González), llega al Departamento de Impacto Ambiental el “Proyecto de Explotación del Yacimiento Los Frailes. Memoria, -Andaluza de Piritas, Boliden aprisa-", fechado en octubre de 1994, junto al Estudio de Impacto Ambiental correspondiente a dicho Proyecto, y la Memoria Resumen, que es el documento que debe presentarse para iniciar el procedimiento de E.I.A.
'La de 2015 prohibía cualquier tipo de balsa. Se trataba de impedir que se volvieran a reproducir los problemas con Boliden'
“El Estudio de Impacto Ambiental no debe elaborarse hasta que se inicie el procedimiento con la Memoria Resumen, y tras los trámites oportunos de consulta a distintas entidades públicas y privadas, se trasladen al promotor del Proyecto los contenidos mínimos que debe incorporar el Estudio de Impacto Ambiental, aportando las informaciones obtenidas en dichas consultas”, escribe Escribano en El Demócrata Liberal.
Una revisión ambiental “para el día siguiente”
El funcionario de la administración autonómica andaluza explica que la delegación en Sevilla de la Consejería de Medio Ambiente exigió la revisión “urgente” de toda la documentación para elaborar “¡para el día siguiente! un informe sobre el Proyecto y el Estudio de Impacto Ambiental para que la empresa promotora fuera adecuando el Estudio de Impacto Ambiental a lo exigible por la normativa”.
'Pasé a realizar otras funciones, en concreto las correspondientes a un puesto de trabajo que estaba ocupado por otro funcionario'
Cuenta el funcionario que esta orden “implicaba saltarse los trámites legales, pues primero había que analizar la Memoria-Resumen del Proyecto, subsanarla en su caso, y luego someterlo al trámite de consulta (organismos implicados, asociaciones ecologistas, órganos internos, etc.). Obviamente, la mina de Aznalcóllar no era una gravera, ni una cantera, que eran las actividades que con más frecuencia se sometían al procedimiento de E.I.A., sino que tenía una complejidad enorme que necesitaba varios días de lectura y estudio de la documentación, incluyendo todos los planos y, como siempre hacíamos, una visita de inspección ocular”.
Mina de Aznalcóllar. (Archivo)
Mina de Aznalcóllar. (Archivo)
Apartados del expediente
Escribano y su superior, que fallecería a los pocos meses, fueron apartados del expediente. Quedó desmantelado el Departamento de Impacto Ambiental. “Pasé a realizar otras funciones, en concreto las correspondientes a un puesto de trabajo que estaba ocupado por otro funcionario en materia de contaminación ambiental. Si se hubiera analizado el Estudio de Impacto Ambiental del Proyecto de Explotación minera de Los Frailes, así como la Memoria de dicho Proyecto y sus planos, y hubiéramos visitado la zona afectada, posiblemente hubiéramos exigido un análisis muy exhaustivo de alternativas al uso de la balsa, por las consecuencias que podía tener su rotura, y más existiendo denuncias previas sobre filtraciones, pues ese síntoma era suficiente como para no arriesgarse”.
El alto funcionario también se pregunta: “¿Acaso se analizaron otras alternativas en el Estudio de Impacto Ambiental para los residuos, o directamente, sin análisis alguno, se decidió que fuera la balsa? Solo lo podríamos saber si se publicase toda la documentación del procedimiento de E.I.A. desde el principio”. Y añade: “Cuando se rompió la balsa en abril del año 1998, todavía trabajaba un servidor en la Delegación. Durante esos días pude observar cómo se llevaban de un sitio a otro el Proyecto, el Estudio de Impacto Ambiental y el resto de documentación, montados en un carrito. Había mucho nerviosismo, y caras de mucha preocupación”. “No se dónde ha acabado toda esa documentación, pero si alguien tuviera interés en sacarla a la luz, tengo la plena seguridad de que nos llevaríamos una sorpresa, y no agradable precisamente”, remata.