Réquiem por el Partido Andalucista.
Dr. Manuel Ruiz Romero
Centro de Estudios Históricos de Andalucía.
Hemos sido parte de su ilusión el tiempo que nos ha durado. Somos porción
de su legado y parte de su culpa. Para muchos, algo tan existencial como el manque
pierda. Ahora que entonamos cánticos para un merecido reposo todo indica que
sólo logra ser noticia en su entierro. Es posible que su liturgia estéril comenzase
cuando se conformó con obtener los diputados que le faltasen al PSOE para
gobernar. O quizás antes. La mano abierta “a punto de agarrar el futuro”, como
expresase Enrique Iniesta, inicia su sentencia cuando acepta en el 79 un cambio de
alcaldías del que deriva un vacío por algunas provincias. Hoy, pese a tantos errores
hábilmente aprovechado el contrario, justo es recordar la singularidad de una
colectivo que durante el sexenio autonomista de nuestra particular transición vive
su Siglo de Oro. Un colectivo que, sin plañideras ni condolencias, no ha sabido
evolucionar desde el 78 conforme exigían los tiempos. Hace unos años era el Quo
vadis. Hoy, entonamos una solemne oración de despedida.
Pese a su carácter anecdótico o testimonial durante sus últimos años, no
debe restársele importancia en una época donde su presencia fue decisoria para la
conquista de una autonomía de primer orden competencial en este país de países.
Fue necesidad hoy no. En su origen, sus círculos promotores fueron parte de la
resistencia antifranquista y militaron en plataformas de oposición cuando otros
partidos y líderes de hoy andaban ausentes o desapercibidos. Fue el PSA quien
primero presenta un articulado estatutario (mayo 1976) cuando nadie hablaba de
autogobierno. El primero en realizar un mitin regionalista en Sevilla (febrero de
1976), y quien años antes de su reconocimiento presentaba el disco del himno
vigente creado por los liberalistas (junio 1977). Ante una estrategia de unidad
socialista, sus siglas son las únicas que obvian integrarse en el PSOE. Su cabecera
Andalucía Libre, ya estudiada, fue la revista andaluza con más duración aquellos
A la iniciativa de la asociación Averroes, el PSA fue el primer grupo político
que asume la convocatoria del 4 de diciembre de 1977 como Día reivindicativo y
espetó a los entonces parlamentarios a que la secunden. Fruto de aquella
movilización sin precedentes y gracias a los andaluces en el exilio económico, es la
inédita presencia de dos diputados andalucistas en el Parlament. Fue quien
superando sondeos en las primeras macro encuestas que daban un escaño, alcanzó
cinco (finalmente siete) en la I Legislatura. Aquella inesperada irrupción, aún
tímida en un balance global, permitió la formación de un Grupo Parlamentario en
el Congreso, hecho vital para abanderar alternativas para Andalucía y emprender
soluciones políticas al bloqueo del 28F. Referéndums sobre el que aún hay que
recordar al discurso oficial que, con la Ley en la mano, no se supera.
Lo tengo muy estudiado, publicado y por su defensa me han marcado. De no
ser por las iniciativas parlamentarias del Grupo Andalucista, documentadas
siempre como las primeras en el tiempo y a las que se suman la de otros partidos
en su sustanciación en la Cámara, el autogobierno no se desbloquea. Pese a ser
reconocido así en los manuales de Derecho, aún fluyen interesados comentarios
que repiten la imaginada venta de nuestra autonomía a UCD. Aquel acuerdo, que el
PSA no supo o pudo explicar, evitaba repetir la consulta de nuevo con aquellas
perversas condiciones y modificaba una Ley de Referéndums a través del interés
nacional (sólo citado en el art. 144) Norma por la que el bipartidismo de entonces
(UCD y PSOE) pactaron unas exigencias tan brutales y sobre las que callan aún.
Aquellos hechos resultarían hábilmente manipulados y enmarcados en un
escuredismo pseudoandalucista con el que el PSOE se traviste hasta que deja de
interesarle. La prensa escrita un día después de aquella Declaración de Confianza
demuestra su gratitud por el desbloqueo.
Después de aquello el desierto y la deriva electoral: un parlamentario
europeo, dos diputados en el Congreso, diez como número máximo en la cámara
andaluza y ocho sumisos años en un gobierno andaluz de coalición que finaliza
otorgando al PSOE una nueva mayoría. Sobre ese escenario cada vez más
debilitado, súmenle alcaldías emblemáticas así como tantas rupturas como
integraciones. Si el ingente capital humano dilapidado que ha pasado por sus filas
hubiese operado más como un sociogrupo y no como un psicogrupo, como ya
apuntara Jerez Mir en 1985, su trayectoria hubiese sido muy distinta. Si los
intentos de Julian Álvarez y Pilar González hubiesen dado sus frutos. Pero ya es
tarde y la realidad otra: no se ha aprendido de los errores pese a iniciar imposibles
refundaciones, solicitar perdón o demandar clemencia. Inútil es echarle la culpa a
la ciudadanía, mientras se ha continuado enrocado en mensajes, exclusividades y
consignas que ahora, de un día para otro cambian y resucitarán el bululú grupal
que siempre ha sido. Su definición ideológica ha sido un mero papel orgánico o un
intuitivo sentimiento. Lo cierto es que sus proclamas no han sabido estar al frente
de esa forma tan crítica de padecer la crisis que sufrimos los andaluces. Hace
tiempo que sus siglas no se perciben como útiles.
Ahora ya no existen recetas mágicas. Ya lo he escrito: mesura y reflexión,
nada de prisas y relevo generacional. Por ahora, encuentro complicado y
razonablemente inútil crear nuevas siglas y seguir abanderando una patente de
exclusividad que a algunos no hace falta. Sólo los necios asocian desaparición del
instrumento con la imposibilidad de un Ideal con el que muchos seguimos
comprometidos. Ahora sólo queda el descanso eterno a sabiendas que hemos
peleado por lo que hemos creído y hemos dado lo mejor de nosotros. Fuimos parte
del problema y hay solución. Estamos de luto. Con el instrumento fallecen unas
siglas y unas formas nunca una lucha. Descanse en paz.