Estuvieron los muertos censados y los que no, y el homenaje anual en la fosa común del cementerio de Sevilla, estuvo realmente pobre. La marcha comenzó a las 12 en punto de la mañana con una gran bandera republicana y una radio compacta a pilas para el Riego. Poca gente y espíritu. Todo literalmente muerto bajo el logotipo de NODO que inscribió en orden el alcalde de esta ciudad, en la lápida vertical del macrosepulcro. Como casi siempre en estos actos, pocos tenían justificada su presencia. En el público asistente, estaban repartidos garvinianos, pachequianos, llamazaristas, y memórico- socialistas pseudoafundacionados - no sé si me explico-.
Algo bueno siempre se esconde entre estos actos; o al menos debo creer esto. Éramos 100 personas un domingo de primavera nublada, entre un millón de ciudadanos dormidos por estatuas cristianas. Es para no criticar a ninguna minoría. Es suficiente para crear guerra.