Raúl Alcover, un flamenco ecléctico
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Resultaba
difícil que el cantautor español, Raúl Alcover, pudiera escaparse de un
camino musical que a lo mejor venía de muy lejos en el tiempo.
Su arte ha sido la herencia cultural de los saberes musicales y populares de Granada, ciudad de la región andaluza en el sur de España, desde la que su quehacer musical, tan desprovisto de grandes arreglos que impiden, en algunos casos, ver la esencia de una canción que, a su juicio, tiene una alquimia perfecta entre “una buena melodía y una letra cuidada”.
Su territorio es el sonido andaluz que habita la canción de autor. Un género con alma popular y de barriada flamenca al que asiste con una naturalidad infrecuente en un cantante.
Raúl que permanece hace tres meses en Colombia, lugar en el que la coincidencia, según él, le deparó el que sería su primer viaje a Latinoamérica, reconoce en los cartageneros varias de las similitudes que hermanan a ambos lados del atlántico.
También recordó el lanzamiento de su primer disco ‘En esta tierra’, para el cual contó con el apoyo del cantautor catalán, figura de la canción protesta y de autor, Joan Manuel Serrat, alternando y combinando cada uno de los dos aires musicales en la presentación.
El compositor conversó en Cartagena sobre sus impresiones de la música colombiana, de la que se consideró admirador recalcitrante, especialmente, de Los Gaiteros de San Jacinto con quienes proyecta una producción discográfica.
Alcover, quien indica que en sus inicios soñó con ser cantaor flamenco, hizo un repaso de hasta dónde lo han llevado sus pasos y ofrece una visión alterna del sentido de las canciones “redondas”, como él mismo las adjetiva.
¿De qué están hechas las mejores canciones?
- Tienen un equilibrio entre la música y la letra pero el reto está en hacer fácil algo que es naturalmente difícil. Creo que es ese uno de los mayores retos que hay en el mundo del arte. Detrás todo tiene un trabajo enorme.
Creo que hay una cosa común a todas las artes: el ritmo. Cuando eres capaz de equilibrarlo es cuando consigues una buena canción que no tienen que tener 18 mil acordes. El ejemplo son los Beatles y por ejemplo su canción ‘Yesterday’ que tiene sólo tres acordes.
¿Qué episodio recuerda de su infancia que revelara ya su vocación temprana?
- Era muy difícil que yo escapase a la música porque nací en Alhambra que es el palacio árabe más importante que hay en el mundo. Divide en cierto modo los dos barrios más emblemáticos de Granada, era la época en la que convivía la religión árabe y la judía. Nací en el barrio judío y cristiano que se llama el Realejo. Son barrios donde está presente el cante flamenco y la canción española y las costumbres más populares son las que más representan eso. Desde pequeño oía cantar a las mujeres mientras bordaban, cantaban en las ventanas y en las rejas, y, naturalmente, todo esto me llamaba mucho la atención.
¿Y alguna escena que rememore en particular?
- A los 7 años imitaba las canciones de los Beatles con el que fue mi primer grupo. Jugábamos a eso… ya a los 13 me regalan la primera guitarra y es cuando compongo la primera canción que se llamaba ‘Junto al mar’. Tenía una letra muy ingenua, y no podía ser de otra manera.
Desde ahí se revela su faceta de composición…
- Sí, ahí empecé a componer y me escucharon una gente que llevaba un programa en la radio popular de Granada que se llamó ‘Manifiesto Canción del Sur’, que reivindicaba a todos los poetas que había malditos y que estaban prohibidos. Tenía 14 años cuando me ofrecieron entrar a formar parte del Manifiesto. Yo era el más niño. Toda la otra gente era mucho mayor que yo. Uno de esos era Carlos Cano, uno de los cantautores más representativos.
Mi sentimiento andaluz me lo despertó Carlos y además se hacía una revista en paralelo, que se llamaba Poesía 70. Allí escribieron Luis Eduardo Aute y Joaquín Sabina.
¿Por qué venir a Colombia y abrir senda en este país?
- Ha sido una casualidad. Porque conocí en Granada a un colombiano y ha sido mi mentor en este sentido. Él ha hecho todo lo posible para que viniera. Creo que mi venida a Latinoamérica la fui dilatando pese a que siempre me insistían en que mi música aquí iba a gustar mucho. Tenía que haber venido antes.
He abierto por Colombia por circunstancias de casualidad. La idea es dejar algo atado, y algunos proyectos cerrados.
¿Y cuál es su perspectiva del país ahora tras 3 meses y medio de permanencia?
- He encontrado una gente muy cercana a los andaluces de la zona del sur de España porque somos gente abierta, gente que le gusta la vida. Creo que somos de los que piensan que hay que hacer algo más que trabajar y trabajar, y eso lo da por supuesto el ‘calorcito’, el hecho de que la gente esté en la calle… no es lo mismo que en Bogotá donde pasan todas las estaciones del año en un solo día y donde está la gente más retraída.
Pero aquí el hecho de que todo esté más calentito pareciera que le ofreciera a las personas más ganas de cantar, bailar y relacionarse.
¿Musicalmente que ha descubierto?
- En España sólo nos han llegado algunas cositas que hacía Carlos Vives… pero fue una sorpresa encontrar a gente tan maravillosa haciendo música.
¿Y ha planeado algún proyecto con grupos colombianos?
- Tengo ganas de hacer algo con la gente de La Mojarra Eléctrica y con Los Gaiteros de San Jacinto. A ellos los vi en Bogotá, antes de venirme aquí a Cartagena como participante del pasado Festival de Cine.
A los gaiteros les brindé la posibilidad, mi interés y mis ganas de hacer algo con ellos.
Estuve también con gente del llano colombiano y la música llanera entra perfectamente en el ritmo que nosotros llamamos Tanguillos andaluces. Son esa clase de ritmos que han quedado de ida y vuelta, porque vinieron aquí y luego han vuelto a España mezclados.
Canciones como Noche Canalla evocan al cantautor estadounidense Bob Dylan…
- Mira que yo no sé hablar inglés, sólo hablo cuatro cositas, y Dylan me parecía una persona que lo cantaba todo igual, pero luego fui consciente de cómo le da un punto especial a cada canción y la hace distinta. En Dylan lo importante es el mensaje y las letras, por eso en principio eso me atraía más los Beatles.
Fíjate que la letra Noche Canalla es del poeta Javier Egea, y Joaquín Sabina decía que era de esas canciones que salen cada 25 años. A él le gustaba muchísimo esa canción…
¿Cómo ocurrió ese primer acercamiento con Joan Manuel Serrat?
- Cuando yo lo oí por primera vez tenía no sé si 13 o 14 años. Me di cuenta de que había un lenguaje nuevo al que entonces había estado en la música española. Una música cuidada. Así empecé a escucharlo tanto que tenía la habitación de mi cuarto llena de fotos y de todo lo que salía de Serrat. Y algún día se lo dije. Para esa época yo sólo había hecho mi primer disco y aún no era profesional.
Luego por una serie de circunstancias, Serrat dijo que quería dar un concierto en Granada pero que prefería hacerlo con alguno de los nuevos cantautores de la región… en ese momento Andalucía estaba reivindicando su autonomía, así que fue una maravilla. Me sentí muy orgulloso de eso, y sigo teniendo tanta admiración por Joan Manuel… porque me animó muchísimo. Fue un concierto precioso y lo recuerdo como uno de los sucesos más importantes de mi vida artística. Incluso me regaló una guitarra que tengo todavía, una Ovation, y la conservo como uno de los fetiches de mi vida profesional. Y luego siempre cuando permanecí en Madrid (durante 13 años) nos encontramos varias veces. Aunque nos vemos poco tenemos aún un muy buen contacto.
¿Si tuviera que catalogar su música en dónde la acomodaría?
- Soy un cantante muy ecléctico. Nunca me ha gustado hacerlo todo igual. Me gusta arriesgar en el sentido de hacer desde una bulería a una balada. Siempre intento dar un toquecito diferente, por ejemplo produje un tema que aproximaciones al pop de los 70, y hay otros temas en los que hay rastros de las dos orillas, es decir de Europa y América.
Es sabido también el acercamiento que ha tenido a la poesía de Federico García Lorca, también andaluz como usted…
- Tuve el impulso de hacerlo no hago nada a la fuerza.
Se trata de los poemas de Federico ‘Cantos nocturnos de los marineros andaluces’. Soy paisano de Federico y siempre he estado muy ligado a la figura de Lorca desde pequeño. Hace unas semanas en Bogotá estuve en la universidad de artes avanzadas y les di una charla de las anécdotas poco conocidas.
¿Cómo cuáles?
- Bueno la familia de Federico era una familia musical. Él empieza a aprender guitarra con su tía Isabel y yo conozco a su prima, la hija de su tía Isabel, y me trajo la guitarra de Federico. Al cabo de unos cuantos años en uno de los viajes que hago a Granada, Laura me pidió llevar arreglar la guitarra pues no fue muy bien tratada, y la llevé a arreglar y curiosamente como amuleto siempre cargo la clavija auténtica de esa guitarra. Además de que pequeño veraneaba a escasos metros del pueblo donde lo fusilaron. Su muerte fue más una venganza contra su padre que era un gran terrateniente de Granada, e incluso se especula que entre los que formaron parte del pelotón de fusilamiento, que fueron 5, habían familiares lejanos de Federico.
Su arte ha sido la herencia cultural de los saberes musicales y populares de Granada, ciudad de la región andaluza en el sur de España, desde la que su quehacer musical, tan desprovisto de grandes arreglos que impiden, en algunos casos, ver la esencia de una canción que, a su juicio, tiene una alquimia perfecta entre “una buena melodía y una letra cuidada”.
Su territorio es el sonido andaluz que habita la canción de autor. Un género con alma popular y de barriada flamenca al que asiste con una naturalidad infrecuente en un cantante.
Raúl que permanece hace tres meses en Colombia, lugar en el que la coincidencia, según él, le deparó el que sería su primer viaje a Latinoamérica, reconoce en los cartageneros varias de las similitudes que hermanan a ambos lados del atlántico.
También recordó el lanzamiento de su primer disco ‘En esta tierra’, para el cual contó con el apoyo del cantautor catalán, figura de la canción protesta y de autor, Joan Manuel Serrat, alternando y combinando cada uno de los dos aires musicales en la presentación.
El compositor conversó en Cartagena sobre sus impresiones de la música colombiana, de la que se consideró admirador recalcitrante, especialmente, de Los Gaiteros de San Jacinto con quienes proyecta una producción discográfica.
Alcover, quien indica que en sus inicios soñó con ser cantaor flamenco, hizo un repaso de hasta dónde lo han llevado sus pasos y ofrece una visión alterna del sentido de las canciones “redondas”, como él mismo las adjetiva.
¿De qué están hechas las mejores canciones?
- Tienen un equilibrio entre la música y la letra pero el reto está en hacer fácil algo que es naturalmente difícil. Creo que es ese uno de los mayores retos que hay en el mundo del arte. Detrás todo tiene un trabajo enorme.
Creo que hay una cosa común a todas las artes: el ritmo. Cuando eres capaz de equilibrarlo es cuando consigues una buena canción que no tienen que tener 18 mil acordes. El ejemplo son los Beatles y por ejemplo su canción ‘Yesterday’ que tiene sólo tres acordes.
¿Qué episodio recuerda de su infancia que revelara ya su vocación temprana?
- Era muy difícil que yo escapase a la música porque nací en Alhambra que es el palacio árabe más importante que hay en el mundo. Divide en cierto modo los dos barrios más emblemáticos de Granada, era la época en la que convivía la religión árabe y la judía. Nací en el barrio judío y cristiano que se llama el Realejo. Son barrios donde está presente el cante flamenco y la canción española y las costumbres más populares son las que más representan eso. Desde pequeño oía cantar a las mujeres mientras bordaban, cantaban en las ventanas y en las rejas, y, naturalmente, todo esto me llamaba mucho la atención.
¿Y alguna escena que rememore en particular?
- A los 7 años imitaba las canciones de los Beatles con el que fue mi primer grupo. Jugábamos a eso… ya a los 13 me regalan la primera guitarra y es cuando compongo la primera canción que se llamaba ‘Junto al mar’. Tenía una letra muy ingenua, y no podía ser de otra manera.
Desde ahí se revela su faceta de composición…
- Sí, ahí empecé a componer y me escucharon una gente que llevaba un programa en la radio popular de Granada que se llamó ‘Manifiesto Canción del Sur’, que reivindicaba a todos los poetas que había malditos y que estaban prohibidos. Tenía 14 años cuando me ofrecieron entrar a formar parte del Manifiesto. Yo era el más niño. Toda la otra gente era mucho mayor que yo. Uno de esos era Carlos Cano, uno de los cantautores más representativos.
Mi sentimiento andaluz me lo despertó Carlos y además se hacía una revista en paralelo, que se llamaba Poesía 70. Allí escribieron Luis Eduardo Aute y Joaquín Sabina.
¿Por qué venir a Colombia y abrir senda en este país?
- Ha sido una casualidad. Porque conocí en Granada a un colombiano y ha sido mi mentor en este sentido. Él ha hecho todo lo posible para que viniera. Creo que mi venida a Latinoamérica la fui dilatando pese a que siempre me insistían en que mi música aquí iba a gustar mucho. Tenía que haber venido antes.
He abierto por Colombia por circunstancias de casualidad. La idea es dejar algo atado, y algunos proyectos cerrados.
¿Y cuál es su perspectiva del país ahora tras 3 meses y medio de permanencia?
- He encontrado una gente muy cercana a los andaluces de la zona del sur de España porque somos gente abierta, gente que le gusta la vida. Creo que somos de los que piensan que hay que hacer algo más que trabajar y trabajar, y eso lo da por supuesto el ‘calorcito’, el hecho de que la gente esté en la calle… no es lo mismo que en Bogotá donde pasan todas las estaciones del año en un solo día y donde está la gente más retraída.
Pero aquí el hecho de que todo esté más calentito pareciera que le ofreciera a las personas más ganas de cantar, bailar y relacionarse.
¿Musicalmente que ha descubierto?
- En España sólo nos han llegado algunas cositas que hacía Carlos Vives… pero fue una sorpresa encontrar a gente tan maravillosa haciendo música.
¿Y ha planeado algún proyecto con grupos colombianos?
- Tengo ganas de hacer algo con la gente de La Mojarra Eléctrica y con Los Gaiteros de San Jacinto. A ellos los vi en Bogotá, antes de venirme aquí a Cartagena como participante del pasado Festival de Cine.
A los gaiteros les brindé la posibilidad, mi interés y mis ganas de hacer algo con ellos.
Estuve también con gente del llano colombiano y la música llanera entra perfectamente en el ritmo que nosotros llamamos Tanguillos andaluces. Son esa clase de ritmos que han quedado de ida y vuelta, porque vinieron aquí y luego han vuelto a España mezclados.
Canciones como Noche Canalla evocan al cantautor estadounidense Bob Dylan…
- Mira que yo no sé hablar inglés, sólo hablo cuatro cositas, y Dylan me parecía una persona que lo cantaba todo igual, pero luego fui consciente de cómo le da un punto especial a cada canción y la hace distinta. En Dylan lo importante es el mensaje y las letras, por eso en principio eso me atraía más los Beatles.
Fíjate que la letra Noche Canalla es del poeta Javier Egea, y Joaquín Sabina decía que era de esas canciones que salen cada 25 años. A él le gustaba muchísimo esa canción…
¿Cómo ocurrió ese primer acercamiento con Joan Manuel Serrat?
- Cuando yo lo oí por primera vez tenía no sé si 13 o 14 años. Me di cuenta de que había un lenguaje nuevo al que entonces había estado en la música española. Una música cuidada. Así empecé a escucharlo tanto que tenía la habitación de mi cuarto llena de fotos y de todo lo que salía de Serrat. Y algún día se lo dije. Para esa época yo sólo había hecho mi primer disco y aún no era profesional.
Luego por una serie de circunstancias, Serrat dijo que quería dar un concierto en Granada pero que prefería hacerlo con alguno de los nuevos cantautores de la región… en ese momento Andalucía estaba reivindicando su autonomía, así que fue una maravilla. Me sentí muy orgulloso de eso, y sigo teniendo tanta admiración por Joan Manuel… porque me animó muchísimo. Fue un concierto precioso y lo recuerdo como uno de los sucesos más importantes de mi vida artística. Incluso me regaló una guitarra que tengo todavía, una Ovation, y la conservo como uno de los fetiches de mi vida profesional. Y luego siempre cuando permanecí en Madrid (durante 13 años) nos encontramos varias veces. Aunque nos vemos poco tenemos aún un muy buen contacto.
¿Si tuviera que catalogar su música en dónde la acomodaría?
- Soy un cantante muy ecléctico. Nunca me ha gustado hacerlo todo igual. Me gusta arriesgar en el sentido de hacer desde una bulería a una balada. Siempre intento dar un toquecito diferente, por ejemplo produje un tema que aproximaciones al pop de los 70, y hay otros temas en los que hay rastros de las dos orillas, es decir de Europa y América.
Es sabido también el acercamiento que ha tenido a la poesía de Federico García Lorca, también andaluz como usted…
- Tuve el impulso de hacerlo no hago nada a la fuerza.
Se trata de los poemas de Federico ‘Cantos nocturnos de los marineros andaluces’. Soy paisano de Federico y siempre he estado muy ligado a la figura de Lorca desde pequeño. Hace unas semanas en Bogotá estuve en la universidad de artes avanzadas y les di una charla de las anécdotas poco conocidas.
¿Cómo cuáles?
- Bueno la familia de Federico era una familia musical. Él empieza a aprender guitarra con su tía Isabel y yo conozco a su prima, la hija de su tía Isabel, y me trajo la guitarra de Federico. Al cabo de unos cuantos años en uno de los viajes que hago a Granada, Laura me pidió llevar arreglar la guitarra pues no fue muy bien tratada, y la llevé a arreglar y curiosamente como amuleto siempre cargo la clavija auténtica de esa guitarra. Además de que pequeño veraneaba a escasos metros del pueblo donde lo fusilaron. Su muerte fue más una venganza contra su padre que era un gran terrateniente de Granada, e incluso se especula que entre los que formaron parte del pelotón de fusilamiento, que fueron 5, habían familiares lejanos de Federico.