La época dorada del bipartidismo parece haber acabado, y sin embargo pese a que los grandes partidos pierden millones de votantes en intención de voto,
siguen copando un porcentaje de voto demasiado alto en los resultados
¿cómo puede ser? se preguntarán muchos. Las matemáticas no mienten, como
veremos: en un escenario bipartidista, un partido puede perder el 50% de sus votos y sólo bajar del 52% al 50% de escaños.
Aun más: veremos que puedes perder votos y ganar escaños,
tranquilamente, y que es un escenario muy real: es lo que le pasaría hoy
al PSOE si se hiciesen unas elecciones generales.
Supongamos unas elecciones inventadas, donde el Partido Azul saca
1000 votos, el Partido Rojo saca 800 votos, y el Partido Verde obtiene
100 votos. En total, son 1900 votos, y el reparto queda así:
Partido | Número de votos | Porcentaje de voto |
Partido Azul | 1000 votos | 52.63% votos |
Partido Rojo | 800 votos | 42.10% votos |
Partido Verde | 100 votos | 5.26% votos |
Como veis, es una situación donde reina el bipartidismo, como antaño
en España. Ahora imaginemos que la gente deja de votar en masa a los dos
grandes partidos, pero en vez de cambiar el sentido del voto,
simplemente se cabrean y se quedan en casa; es decir, no votan. Pongamos
que por ejemplo el Partido Azul recibe la mitad de votos (500 votos), y
el Partido Rojo también (400 votos), pero el Partido Verde se mantiene
(100 votos). ¿qué pasará? Aquí tenéis los resultados:
Partido | Número de votos | Porcentaje de voto |
Partido Azul | 500 votos | 50.00% votos |
Partido Rojo | 400 votos | 40.00% votos |
Partido Verde | 100 votos | 10.00% votos |
Resulta sorprendente: pese a perder la mitad de su masa de votantes,
el Partido Azul sólo pasa de tener el 52.63% de los votos al 50%, y el
Partido Rojo también pasa sólo del 42.10% al 40%. Ambos siguen siendo
los partidos mayoritarios por goleada. El Partido Verde multiplica casi
por dos el porcentaje de votos, aunque sigue siendo claramente
minoritario.
Si estas fuesen elecciones al Congreso, significaría que a lo mejor
el Partido Azul, pese a perder el 50% de sus votantes, pasaría de 182 a
175 escaños, es decir sólo perdería un 3% de sus escaños. Creo que esto
deja bastante claro porqué la abstención es nociva.
Este caso que he puesto además se asemeja en gran medida a la
realidad actual española. El Partido Popular consiguió 10.8 millones de
votos en las elecciones generales de 2011, pero según encuestas recientes, perdería más de 4 millones de votos. Según ese artículo, al
PSOE le pasaría lo mismo, pero como pierde menos votos que el PP,
conseguiría a día de hoy más escaños que en 2011 incluso perdiendo
varios millones de votos ¿mola eh?
Todo esto se explica de forma sencilla: a la hora de la verdad, la abstención no cuenta.
El número de votos que hayas perdido o ganado es irrelevante. Lo que
realmente importa es cuantos votos tienes con respecto al resto, o, en
otras palabras: lo que cuenta es el porcentaje de voto. Que la
abstención es irrelevante se demostró en las elecciones generales de Jamaica en 1983,
donde la oposición protestó generando un 97,3% de abstención. Como era
de esperar, de nada sirvió: el entonces ya primer ministro consiguió
holgadamente ser reelegido, consiguiendo el 100% de los escaños.
Como ejercicio, pongamos ahora que en vez de abstenerse, todos los
votos que pierden el Partido Azul o el Partido Rojo van a parar al
Partido Verde (podrían ir a parar a un cuarto partido minoritario o de
nueva creación, pero tanto da). ¿cuál sería el resultado?
Partido | Número de votos | Porcentaje de voto |
Partido Azul | 500 votos | 26.32% votos |
Partido Rojo | 400 votos | 21.05% votos |
Partido Verde | 1000 votos | 52.63% votos |
El resultado como podemos ver es que el Partido Azul, al perder la
mitad de sus votantes, pierde la mitad de sus escaños (pasa de tener el
52.64% a tener el 26.32%), y al partido Rojo le pasa lo mismo (del
42.10% al 21.05%). Es decir, la pérdida de votantes se traduce de forma
proporcional en pérdida de escaños/porcentaje de voto, lo cual es lógico
y deseable. Por otra parte, el Partido Verde pasa a ser el partido
mayoritario, multiplicando por 10 su base de votantes y también por 10
su porcentaje de votos.
Es decir, cuando el número total de votos no varía (sigue sumando
1900), no se producen aberraciones y las variaciones en número de votos a
cada partido se traduce de forma proporcional y por igual en
variaciones en porcentaje de votos sobre el total, que es lo que se
utiliza para calcular el número de escaños en un parlamento. Y por eso, estas elecciones europeas, votes a quien votes, por favor, vota.