25 mayo, 2014

JORNADA DE GENUFLEXIÓN, POR FRABETTI

En primer lugar reflejo en este espacio almacén unas instantáneas de Sevilla,-ciudad decepcionante-, sobre la noche antes de las elecciones europeas. Han hecho en la ciudad coincidir los 50 años de la virgen Macarena de dios, con el partidito de Atletic y Madrid en Lisboa (fomentando el turismo pero también el asco histórico luso hacia los españoles). Está la calle llena de borreg@s inconscientes. Miren: 





Para ser objetivo, las imágenes son en el centro, en las calles y en negocios de hostelería de distinto tipo de público.
Qué cansinos con Europa; parece que van todos los días a comprar el pan. Y que no me venga uno harto de la Cruz del Campo, la Macarena y el Real Madrid diciendo que ahora Europita tiene muchas más competencias que antes... .
Todos los que promulgan la abstención activa son de la misma generación: los mismos que instauraron una "democracia" que favorecería a algunos con "poder político" para la eternidad de treinta y pocos años. El poder político ÚNICO que ha coexistido desde la Transición (o la dichosa segunda restauración borbónica) es la de PSOE/PP/IU o sus siglas predecesoras.Han sido los que más pueblos han abarcado en el Estado Español desde siempre. Si no es así, piensa en uno. No hay más de uno. 

Otro dato muy curioso es que estamos rodeados de italianos/as por todas partes. Si es así,¿por qué no han usado a Beppe Grillo que venía al pelo?.


Jornada de genuflexión x Carlo Frabetti - La Haine    ::      
Propugno la abstención activa, a pesar de que en las anteriores europeas me impliqué personalmente en la construcción y promoción de una candidatura
De niño me refugiaba a menudo en las iglesias. Me arrodillaba en un reclinatorio, juntaba las manos, cerraba los ojos y agachaba la cabeza; pero, más que rezar, solía perderme en interminables soliloquios (“Quien habla solo espera hablar con Dios un día”, decía Machado). Hasta que, con la irrupción de la tormentosa adolescencia, descubrí que la penumbra y el silencio de las iglesias invita al recogimiento, tal vez a la meditación, pero no a la reflexión. La reflexión es dinámica, y se aviene mejor con un vigoroso paseo que con un encogimiento estático. Parafraseando a Pasionaria, es mejor pensar de pie que soñar de rodillas, aunque los sueños reclinados sean más tranquilizadores que los pensamientos erguidos.
Las “jornadas de reflexión” previas a las farsas electorales son, en realidad, jornadas de genuflexión, en las que la mayoría de los votantes se postran ante sus ídolos políticos para reafirmar su fe (que por suerte suele ser débil). Y sin embargo la reflexión es hoy más necesaria que nunca. Y hay un tema de reflexión que debería estar en todas las cabezas: LA DEUDA.
En medio de una situación política y económica confusa, hay una cuestión tan fundamental como obvia, un ojo del huracán clarividente que se traduce en un no rotundo y radical: NO AL PAGO DE LA DEUDA.
No todas las candidaturas son iguales, y no tengo ningún reparo en admitir (aunque se rasguen las vestiduras los que confunden la radicalidad con el maniqueísmo) que en algunas de ellas participan personas sobre cuya inteligencia y honradez tengo pocas dudas. Pero ninguna de las candidaturas mediáticas (y lo no mediático prácticamente no existe en el plano electoral) ha hecho del no a la deuda su consigna, y por eso (y por algunas cosas más) hoy propugno la abstención activa, a pesar de que en las anteriores europeas me impliqué personalmente en la construcción y promoción de una candidatura (Iniciativa Internacionalista).
A quienes no quieran hacer de esta jornada de reflexión una mera jornada de genuflexión, les animo a que piensen detenidamente (o mejor dando un vigoroso paseo si el tiempo lo permite) en lo que significa que, para beneficio exclusivo de la banca y el gran capital, pretendan imponernos el pago de una deuda monstruosa (equivalente al PIB) expoliando a los más desfavorecidos. Y qué significa que ningún partido parlamentario o con aspiraciones parlamentarias se oponga enérgicamente a este brutal atropello.
Ah, sí: algunos proponen una auditoría de la deuda. Es como si, durante el franquismo, alguien hubiera propuesto psicoanalizar a Franco.

Fuente: La Haine