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LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL FLAMENCO
Supongo que lo que ustedes esperan de mi intervención es que distinga claramente los caminos por los que ha discurrido la investigación sobre el Flamenco y también aquellos otros que debiera seguir en el futuro. Yo también lo entiendo así.
Hoy día podemos afirmar que la bibliografía sobre el cante es extensa o muy extensa , según se mire, Porque los caminos que se han abierto y que sean practicables son pocos y así , a pesar del elevado número de textos “explicativos”, casi todos tienden a incidir sobre aspectos que no son notables o , al menos no deben serlo, mientras otros, los más significativos permanecen silenciados o inéditos o se han tratado lateralmente. Mi opinión es que el análisis del flamenco o su investigación se ha basado insistentemente en unos cuantos aspectos irrelevantes, por evidentes, resultando en suma, que más que ofrecer bases sólidas para un conocimiento adecuado, han logrado tender una nebulosa sobre lo esencial para la comprensión de este ámbito artístico y , por consiguiente, para una adecuada valoración de su potencialidades expresivas. Y esto es lo que resulta verdaderamente misterioso e inexplicable.
También se puede decir, por otra parte, que tampoco hace falta investigar ni analizar un arte que, si lo es, se basta por sí mismo para erigirse y afirmarse como vehículo expresivo. El arte ocurre y en cada momento histórico ofrece un rostro adecuado, el que tiene y no hacen falta más explicaciones. La crítica y el análisis de cualquier arte no alcanzan, en muchos casos , más que a entorpecer sus virtudes y su funcionalidad social o sus méritos y cualidades estéticas. ¿Para qué sirve la crítica o la investigación? Y es que , muchas veces, en cada crítico o en cada investigador no hay más que una personalidad acomplejada, imbuida de prejuicios , escéptica o enardecida ante el objeto de su análisis y tratamos siempre, aunque sea involuntariamente, de alumbrar nuestro despliegue metodológico, mientras necesita una cierta formación, ciertas aptitudes y ciertos conocimientos previos y que no basta con que esgrima un bagaje metodológico más o menos eficaz por su suficiencia científica. ¿Ante el deleite artístico de qué sirve el análisis?.
Algo o mucho de esto que digo ha venido ocurriendo con respecto a la investigación sobre el flamenco. La tendencia general ha sido la de interpretar el cante desde ángulos divergentes consiguiendo así un empobrecimiento de la integridad artística, del cante cuyo análisis debe centrarse en su configuración interna y en sus posibilidades semánticas propias. El Cante es una unidad de sentido y no sólo es una suma de “letra” y “musica” o un pretexto para hablar de otros asuntos más o menos relacionados (historia, economía , costumbres...). Con todo , si se hace , no se pueden obviar los valores particulares del cante como expresión unitaria de sentido .
Propongo en suma, pues , que la investigación sobre el Flamenco se centre sobre el análisis y valoración de sus parámetros artísticos: estéticos y éticos.
Hablaremos después explícitamente de esto, pero quiero , antes , referirme a aquellos aspectos que más se han tratado
O más se han debatido, y sobre los que parece imposible alcanzar conclusiones que no estén mediatizadas de algún modo , más que nada por esa “tangencialidad” con respecto al objeto artístico.No son muchos. Yo diría que es uno , aunque tratado desde distinto puntos: la identidad del cante .
Lo rebuscado y difícil es deshacer el tópico. Porque en efecto , el cante es un llanto. Aún en sus formas más rítmicas y de más colorista tono, el cante nos transmite un sentimiento de tristeza, dolor y frustración: una indeleble nostalgia. Lleva en sí una carga de pesimismo general de quejumbrosa y desesperada inquietud , y está tan lleno de angustias y de acentos fatídicos, que donde se deja oír desvaría las conciencias más tranquilas y seguras, las penetra de sobresalto,de estremecimiento, y les otorga una momentánea y dolorosa actitud de tragedia. También , a veces, la alegría , como una exhalación de tanta pena, ocurre como lógico contrapunto de la añoranza.
Su rostros , el semblante del cante es pues en gran medida , la expresión de la pena. Es una permanente referencia a la enormidad del drama humano,un redoble de conciencia que nos sitúa en la auténtica realidad del vivir: el aprendizaje de la soledad, la desolación infinita, la aceptación de la fatalidad . Un arte, en suma, emergido de lo más radical y hondo del ser.
De ahí la validez universal, la significación excelsa de esta música. Que si bien es resultado de un largo proceso histórico-artístico enraizado y desarrollado en el triangulo atlántico de Andalucía, sin embargo se erige , afirmándose, como una de las expresiones humanas más bellas y profundas. Un arte melódico-expresivo de reflejos permanentes en la cultura universal: música, pintura, escultura, literatura...,
Por consiguiente, el Flamenco es un canto es una música , es un lenguaje y un molde expresivo que define propiamente su magnitud y sabor si le llamamos cante. Y en sus expresiones más depuradas, bellas y penetrantes se debe llamar cante gitano-andaluz. Aunque yo no quiero hacer de nada de esto ninguna bandera, pues otros con mucha más autoridad moral , artística e intelectual lo han evidenciado así , desde siempre.
Pero, aunque el Cante no es una expresión artística popular, nunca lo fue, hubo un tiempo en que gozó de una gran aceptación general y así se engendraron distintas formas más livianas o asequibles y sencillas para el gran público. Lo que produjo una adecuada y mejor participación de unos y otros, lográndose una amplitud de géneros y subgéneros que aún hoy, en proceso imparable, siguen pugnando por formar parte del acervo de esta música.
Quizás la pasión, que siempre primó en los que se arrimaron al cante, impidió antes, como ahora el conocimiento de las pautas y de los patrones que constituyen sus bases artísticas. El cante es hoy, todavía, sin duda una arte desconocido , una música rara. Por esta razón las tergiversaciones y las imposturas se suceden en un intento de mostrarlo accesible y comercial. Podemos afirmar esto en base al patrimonio del que disponemos y el cual nos permite establecer un canon artístico. Otra cosa es que el canon imponga el mercado, para lo cual hay que ocultar lo propio y específico, para así adaptarse a él y venderlo mejor. Por otra parte, pienso que esto casi siempre ha ocurrido , no sólo ahora.
Con todo , y por encima de discusiones gratuitas o del interesado “todo vale” y “todo es lo mismo”; el Cante existe y hay que oír el Cante para abandonarnos a su fuerza o rechazarlo. Y no podemos oírlo sino como él es hoy. Contemplando sin miedo su rostro interior, procurando entender su historia, que comienza desde cuando consiguieron penetrar los primeros que sobre él escribirán. Confinado en un mundo amenazado donde vivían, marginados los gitanos. Que lo cantaban, tocaban, bailaban, en una geografía exigua, que no era ni siquiera toda Andalucía, donde mucho tiempo se mantiene secreto y sólo lentamente se fue abriendo por los que lo practicaban y ,así llamará la atención de algunos que , seducidos , fueron a su encuentro.
El objetivo , pues, tanto de los artistas como de la crítica, como de la investigación debe ser que se produzca el encuentro y sea posible la seducción, el conocimiento de sus claves arquitectónicas y de su dimensión moral. Porque el Cante exige al artista tomarse el pulso a sí mismo, transparentar su conciencia para reflejarla en los que escuchan. Es un arte concentrado y complejo, de intensidad fija: ese momento en que lo exterior se oscurece y nuestro espíritu se ilumina. Es un arte de la desmesura, no hacia fuera sino hacia dentro. La investigación debe centrarse en mostrar los valores de un arte que por instantes desnuda las emociones y las sensaciones, las iluminaciones nos dan ciertas contadas experiencias: la huella indeleble de los amores, las dudas, las cóleras, el fulgor de la alegría, las resignaciones, todos los actos y las omisiones de una conciencia a la intemperie.
El arte gitano –andaluz no es algo misterioso e insondable, no encubre las cosas sino que las descubre. Es un arte culto , es verdad, exige un cultivo , una disposición y unas facultades, y entre ellas inteligencia y sensibilidad. Esto se puede encontrar en cualquier parte, por supuesto, y en cualquier persona y por eso es un arte abierto, en tanto que tiene una constitución, una arquitectura genérica, unas dimensiones expresivas, tiene en definitiva una estética y cada artista la recrea y establece, en base a ello, su interpretación de ese arte. Aquí es donde, salvando disquisiciones de cualquier tipo, incluso nomenclatura, la tarea investigadora o la crítica y la labor artística debían reconocerse e implementarse.
Otro de los aspectos que ha centrado la investigación sobre el Flamenco ha sido la cuestión del origen del cante. Tema que ya a estas alturas creo es asunto que de tan debatido, debiera de producirnos saciedad y hastío. A pesar de ello siguen en pie las mismas preguntas de hace doscientos años: ¿quiénes son los gitanos? ¿Crearon el cante? ¿Cómo lo crearon?¿Hay un cante gitano?¿hay un cante no-gitano?¿Es andaluz, español, universal o es de la Baja Andalucía?...Se puede seguir respondiendo a estas cuestiones como se quiera pero no debemos encastillarnos en posturas estériles o en enfrentamientos ideológicos inútiles. Hoy la investigación debe proponerse otras preguntas y asentarse sobre cuestiones directamente relacionadas con los aspectos estéticos y éticos de este arte, como decía antes. Por ejemplo sobre los géneros que constituyen el cante , sobre su virtualidad y su significación y no tanto por su invención como por su desarrollo o por su expresividad. Plantearse si puede contemplarse un canon musical o si bien cualquier interpretación de esta música vale.
Desde luego y por supuesto, el cante será, como en cualquier arte, lo que los artistas que lo ejecutan o lo interpretan hagan de él. Pero hoy , como siempre, el mercado, aliado con la crítica flamencológica y con la práctica política están arrinconando sus valores intrínsecos, aquellos que lo han venido configurando como una auténtica revolución musical, identificable por una serie de pautas y elementos genuinos, y lo están llevando a la uniformidad artística en el marco imparable de globalización económica en el que estamos inmersos.
Y en todo esto, en su formación y en su devenir, se quiera o no tienen que ver los gitanos y los artistas gitanos. No me gustaría molestar a nadie pero es palmario que la historia de esta música sería ininteligible sin el protagonismo esencial de los gitanos. Incluso no sé si hoy estaríamos aquí hablando de ella. ¿Fueron sus creadores o aportaron algo junto a otros o en compañía de otros? ¿qué más da? Valorar distintivamente esa creación o esa aportación no supondría gran cosa. El Cante existe y los gitanos y también existimos . Podríamos establecer, por ejemplo, la apabullante cifra de artistas gitanos que fueron claves en este arte o como y en qué medida este arte está ligado a la identidad gitana. Podemos plantearnos si todos los gitanos tuvieron que ver con el cante o incluso si el cante creó a los gitanos y los que no saben cantar no son gitanos...En fin se ha elucubrado mucho, hasta la incongruencia o el disparate , sobre esto y sobre otros elementos que suscita este asunto, el de los gitanos en su relación con el cante.
Referir los caracteres fijos de cualquier grupo social es una tarea de por sí imposible o cuando no, impropia o errónea de nuestra inteligencia. No voy a hacer la foto fija de la
La identidad no es una esencia inmutable, absoluta y eterna; ni tampoco se puede llamar identidad a unas cuantas diferencias con respecto a los demás. De la identidad propia de algo forman parte ciertos caracteres estructurales y ciertas propiedades que lo asemejan a otros, tanto como los que lo diferencian de otros. Es decir, la identidad concreta consta tanto de lo semejante como de lo diferente. La identidad, si se quiere llamar así, no es algo hecho y cerrado que consistiría en una serie de rasgos culturales que se transmiten y se adquieren uniformemente en el interior de un grupo dado. La identidad cultural de una colectividad humana no es un concepto fijo, ni estático, ni eterno. La identidad es algo fraguado a lo largo de la historia: es dinámico, abierto y viviente.
Yo soy, creo, conscientemente, gitano. Pero una conciencia de pertenencia crítica lo será necesariamente de las múltiples pertenencias reales que deben ser reconocidas, incluyendo numerosas pertenencias optativas, que pueden ser, o no, asumidas.
Porque ¿quién establece y en virtud de qué criterio que tal o cual diferencia debe considerarse significativa y constituir, esa y no otra, un hecho diferencial o un marcador de identidad étnica? A los “establecedores de la “identidad”se les ha llamado comúnmente “caudillos”, “salvapatrias” o ”iluminados” porque para eso están, para cumplir con la “alta misión” de salvar las esencias de la identidad étnica.
Pero en fin, dejémonos de ironías: la defensa de la identidad no compatibiliza con la libertad. La identidad, pues, es una experiencia vivida, es un proceso abierto por el que un grupo se reconoce como un <
Uno de los mayores problemas para tratar de comprender el transcurrir de la cultura gitana es el de analizar adecuadamente los momentos históricos esenciales que enunciaron los cambios cuando estos se produjeron. Ya se sabe que por la “situación” social de la etnia gitana, de marginación y desclasamiento, el protagonismo de los mismos nunca nos correspondió. Pero, en cualquier caso, nuestra manera de estar en la Historia ha sido así y debemos asumirlo y ser conscientes de ella.
Así pues, la cultura gitana no es, como pudiera parecer, una cultura tradicional anclada en un estado primitivo, sino que en gran medida es una réplica de la cultura y de la mayoría dominantes. Su desarrollo se acompasa, pues, en esa relación dialéctica , constituyéndose en torno a unas bases muy elementales, las del parentesco, y enfocándose al objetivo de la supervivencia. La cultura gitana ejemplifica así una cosmovisión, una manera de ser diferente , sin bases y sin estructuras propias. La cultura gitana se apoya en la debilidad o en la fortaleza de ser gitano y no ser gachó, como individuos; colectivamente parecemos, casi , una comunidad de creyentes en la diferencia. El cante era y es una forma de comunicación entre iguales, quizás una catarsis, a veces un ritual y hasta una divisa identitaria. Era y es la expresión excelsa de la diferencia y el elemento de comunión de los que se alegran y se entristecen con lo mismo.
A lo largo de la historia, y desde que se tiene noticia, los gitanos siempre fuimos conceptuados como extraños y como diferentes, raros y nómadas en un mundo, el del siglo XV . En un país, éste, en el cual se fraguaba su unificación política y cultural. En el que los distintos poderes (la Realeza y la Iglesia) se propusieron ejercer el control sobre los individuos y sobre las distintas culturas y pueblos que constituían lo que a finales de siglo, bajo el reinado de los Reyes católicos, se llamaría España.
Hasta finales del siglo XV, en que se dispone la primera ley represiva conducente a eliminar el nomadeo, los gitanos dispusieron de una buena acogida. A partir de este momento se inicia un proceso de sedentarizaciòn que constituye el primero de los cambios de nuestra cultura: el paso, lento si se quiere, de una cultura nómada a una cultura sedentaria. Y si a esto añadimos que el objetivo de todas las leyes que siguieron a ésta fue la persecución y la aniquilación, obtendremos la imagen de una cultura sometida a una difícil existencia y que desarrolla a partir de este momento una irregular andadura, debido a la presión que se ejerce sobre ella. Los gitanos somos , pues, la proyección de dos excentridades: el rechazo de lo nómada y la pasión por la tradición.
Conforme a estos parámetros podemos entender la configuración de la cultura gitana, en una primera etapa, de la manera siguiente:
-A la presión que se ha venido ejerciendo históricamente sobre la cultura gitana, se ha opuesto la resistencia que representa nuestra “identidad cultural”, la cual se apoya en el etnocentrismo, si acaso.
-La misma fuerza de resistencia que representa la identidad cultural gitana se ha ido convirtiendo en un instrumento de dominación y de marginación por parte de la mayoría social y cultural.
-El desarrollo de la cultura gitana se ha fraguado, pues, en la interacción de dos modelos disímiles de concepción de la vida pero , igualmente , en la mezcla simultánea de reto y fascinación sentidas mutuamente.
-La cultura gitana se mantuvo desprovista del rasgo o esfera de lo intelectual. Sólo opuso la convicción de su modelo de organización de la vida que se centra en la intimidad y en la emotividad como medios de conocimiento. Y sólo dentro de los estrechos límites de la familia.
-Los gitanos, en estos primeros tiempos, por la utilidad de sus oficios (la herrería, chalaneo, comercio ambulante, calderería, esquilo, bailes), cumplían una función muy importante en los procesos productivos de la sociedad de la época. Esto permitió una progresiva adaptación a las peculiaridades sociales y culturales de cada lugar de nuestro país.
-En la mentalidad gitana se impone como rasgo rector de sus comportamientos “externos” el de ser un marginado.
Se puede considerar una segunda etapa en la cultura gitana partiendo de la fecha de 1783 en que es aprobada una ley, promulgada por Carlos III, reconociéndose por vez primera la libertad de oficios y domicilios de los “antes mal llamados gitanos”. Aparentemente es una ley no discriminatoria pero se nos niega nuestra identidad y se nos reconoce como gitanos. Sin embargo, lo más destacable de este periodo que , en nuestra opinión, podríamos cifrar que llega hasta los años sesenta de nuestro siglo, es que los procesos y las características señaladas en el primero se han acentuado. Destacaremos lo siguiente:
-Muchos seguían el tradicional nomadeo por familias, pero otros muchos se habían asentado ya desde hacía tiempo en determinadas ciudades.
-Se podían detectar , por tanto, distintos grados de convivencia y asimilación culturalr. En definitiva nos encontramos ante la evidencia de la acepatción progresiva, aunque en diferentes grados , del esquema de vida no-gitano. Y , aunque la “identidad básica” no se perdió, las diferencias y la heterogeneidad cultural entre los gitanos españoles era ya evidente.
-De ser un perseguido, el gitano, pasa a ser un marginado social que ocupa principalmente los estratos más íntimos en la escala social.
-El desenvolvimiento de la identidad gitana se va aquilatando como el fruto de la tensión que ha provocado su desacompañamiento en el desarrollo de las fuerzas productivas que definen la modernidad.
Los gitanos hemos vivido mayoritariamente de espaldas al devenir de los tiempos, a remolque del progreso social y económico y fuera de las coordenadas de la industrialización y de la competitividad en todos los órdenes que caracterizan al mundo moderno. Sencillamente porque las condiciones , que históricamente se vienen dando , de marginación y desclasamiento, han evitado nuestro acompasamiento con el resto, con los no-gitanos. Y cuando ha ocurrido el milagro, puesto que de milagro ha de calificarse el hecho de ser gitano y lograr una capacitación intelectual o lograr una cierta posición económica, hemos desertado de nosotros mismos para integrarnos en el sistema social clasista, olvidándonos del interés o de los interese colectivos.
Disueltos en la turbulencia de los tiempos que corren , resulta difícil, cuando no imposible, encontrar puntos de referencia estables que unifiquen y den vigor a la “identidad gitana”. O ¿ podría decirse que , paradójicamente, la ausencia de una poderosa corriente unificadora es lo que “distingue” o da “vigor” a la identidad gitana?. Pudiera ser. El devenir histórico se ha soportado con una sola idea de la conciencia gitana: el etnocentrismo, que unas veces ha sido vivido como imposición y otras como necesidad inexcusable y propia para permenecer así en su identidad. A lo que hay que añadir el hecho , que se ha convertido en crucial, de ser una etnia marginada. Los gitanos se han venido integrando como marginados o bien la conciencia de su marginación los mantuvo en ella. El Cante era y es la superación, a la vez de celebración e igualmente la afirmación de su situación social y es también el estrecho margen de la identidad gitana. Andando el tiempo, alcanzó cierta popularidad y conseguirá ciertos fervores pero también escarnios , más quizás.
A expensas de lo que otros digan de nosotros o de lo que piensen , ser gitano es cada día más difícil y problemático y parece que no tenemos más solución que acomodarnos en la marginación y en la pobreza o , al fina y al cabo, adherirnos a otras pautas, a otras normas, a la otra cultura, dejando de ser gitanos a nuestros propios ojos y a ojos de los demás. Claro está que podemos resistirnos, y así sentimental y emocionalmente considerarnos gitanos cuando nos reconocemos entre nosotros, en familia, cuando ocurre el Cante. La esencia del Cante, por tanto, no radica en la separación de unos valores, no es un arte autóctono, o es un objeto. El Cante está ligado a un arquetipo, a un modelo configurador de la identidad gitano-andaluza. El Cante, no es una floración misteriosa ni rara, es una expresión artística, pero asimismo, una moral y una filosofía. Es algo más que una estética: es una manera de pensar, de sentir y de vivir. Es fuente de la identidad y proyección de ella.
Por esta razón, a medida en que el Cante deja de ser fundamento de la identidad, los gitanos dejamos de serlo. Tan fina y delicada es la consistencia de la cultura gitana. Sin vida comunitaria, dispersos, luchando por la supervivencia y sin conciencia colectiva, como perdidos y sin saber de donde venimos ni , mucho menos , a dónde vamos. La aceleración de la Historia, el mundo desbocado que vivimos está arrasando con la débil, aunque esencial, consistencia de la cultura gitana.: EL CANTE.
¿Probablemente hubo un tiempo en el que nuestra cultura fue más definida o diferenciada o más cohesionada?. No lo sabemos, pero hoy la cultura gitana, si es , es una cultura larvada; y por tanto, enquistada por intranscendencia, es decir, que no hay ni ha habido ningún modo propio que la vehiculize que vaya más allá de la transmisión. Carácter del Cante que no deja de ser una fuente seria e indispensable para su investigación o análisis, es la fórmula consagrada. Es verdad que se pueden considerar otras fuentes como el rastrear la recepción de este arte en el público en general o en los gitanos en particular o entre los intelectuales y artistas de otros ámbitos, pero la tradición oral es la fuente primordial y que goza, aún hoy, en el seno familiar gitano de todo el prestigio, aún teniendo grabaciones abundantes.
Pero la pasividad gitana, o, mejor dicho, la impasibilidad, su resignación a lo largo de la historia y ante la política seguida para con ellos ha sido y es proverbial. La sumisión más absoluta, la resignación, el fatalismo...son las respuestas gitanas ante la agresión, la incomprensión o la miseria. No hay una conciencia colectiva y unificadora que nos permita enfrentar nuestra realidad o lo que nos acaece. Constituimos una cultura sin puntos de referencia estables o suficientemente asumidos, generalizados y válidos, que nos permitan enfrentar nuestra realidad o lo que nos acaece. Constituimos una cultura sin puntos de referencia estables o suficientemente asumidos, generalizados y válidos, que nos permitan asumir nuestra historia y proyectar nuestro futuro.
Sólo el Cante es una referencia, aunque sea inestable, que los gitanos de Sevilla-Cádiz debido a su alto nivel de integración social, modelaron un artísticamente como expresión de su identidad, pero que es también
un modelo de convivencia humana. Así el Cante se fue desarrollando después acompasado en la participación de unos y otros. El Cante como único alimento y refugio de la identidad llegó a ser capaz modelar la convivencia. Es más, dependiendo de esta se impulsó el desarrollo del Cante . El cual, después de cumplir con las funciones identitarias se mercantilizó, más que se “popularizó”. Y así, el al público cante se ahormó al público general, mientras que en el seno familiar gitano se mantuvo como referencia específica: rito y comunión.
Y los gitanos que no conocemos el Cante, ¿no lo somos? Dificilmente sin el Cante. No obstante, nos sentimos gitanos y , la mayoría, orgullosos de serlo. Por razones difíciles de evaluar(psicológicas, sentimentales)los gitanos existen y , existimos. Según se considere , esto es mucho , y es poco. Pero ¿es suficiente?. Sobre todo, ¿es suficiente en el marco social , económico y que hoy vivímos? Evidentemente no. Nuestra sociedad, la sociedad general en la que estamos inmersos nos exige como siempre, pero hoy más que nunca, que nos adaptemos a su configuración y a sus estructuras comunes. Nacemos de una sociedad y debemos insertar en ella nuestra acción como individuos que se afirman en su propia cultura y , ésta , la afirman en el marco plural de las distintas culturas que definen nuestro país.
De ningún modo podemos encerrarnos en
Sobre todo debemos asumir todos , gitanos y no gitanos, que las sociedades posmodernas han puesto en marcha un poderoso mecanismo generador de extranjeros “de dentro”. Ahora que todos somos extranjeros para la empresa global, la cual carece de nación, se produce una enorme oferta de extranjería nacional. En el nivel inferior está el extranjero de siempre (moro, negro , islámico...) Viene luego el extranjero reciente(español en Euskadi; serbio en Croacia, albanés en Macedonia). Y por fin extranjeros de alta especialización(enfermo, mujer , homosexual y todas las minorías que genera el agravio: gitanos...) Las corporaciones globales conspiran para debilitar a los Estados y hacernos a todos extranjeros...No debemos olvidar que los agravios de la pequeña diferencia impiden asumir que todos somos lo mismo, súbditos de un poder apátrida y sin control. ¿Somos todos gitanos?
Reivindicar nuestra cultura no es pretender la división del mundo en entidades colectivas insuperables e irreductibles. Desde luego debemos poder tener acceso a la cultura común de nuestro país , como unos españoles más. La música de Falla, la pintura de Picasso, la poesía de Lorca, por ejemplo, no podrían entenderse sin la aportación de los gitanos españoles al patrimonio común que constituye la cultura que hoy día nos define. Y , aún más , nuestro sentimiento, nuestra afectividad y nuestras relaciones personales , que están presididas por el desprendimiento y la generosidad, serían ininteligibles sin la contribución, una más, de los gitanos. Pero es , sin duda, en el fenómeno expresivo del Cante, donde se ha manifestado singularidad y excelsitud singular, la aleación preciosa y noble de todos los elementos que componen nuestro patrimonio cultural.
En efecto , el cante gitano-andaluz, supone , al hilo de todo lo que llevo expuesto hasta ahora, la única significación ideal de alcance y validez universal que ha creado la cultura gitana. Es el único patrimonio que , si bien arraigado en la tierra que lo vio nacer, es el resultado de la labor de lagunas familias e individuos gitanos que lograron un fenómeno expresivo de dimensiones humanas y artísticas fundado en el etnocentrismo gitano. Y donde no hay ni un asomo de esa marginación...Hay pena , dolor...y su expresión: el llanto, pero no hay una queja social, ni una reivindicación , ni un planteamiento de liberación ante la opresión; no hay rebeldía tampoco...No hay héroes ni mártires que unifiquen los criterios o las actitudes colectivas. No hay nada que sacralizar. Por tanto, los flamencos estamos exentos del fanatismo y del odio. En ese sentido, el Cante es un arte vanguardista.
Algunos nombres reverenciables tiene la historia de este arte. De algunos sólo se conoce su nombre aunque sus ecos persisten. De otros tenemos su obra. Citaré a El Planeta, a Tio Luis de la Juliana, a Frasco el Colorao, a el Fillo, a los hermanos Pelaos,a la Casa de los Caganchos, a el Nitri, a Manuel Torre, a Pastora Pavón, a Tomás Pavón , a Antonio Mairena...Ellos constituyen el único patrimonio cultural y expresión viva, a través del tiempo, de una forma de sentir y de pensar pletórica de devoción y entusiasmo por mantener y también por transmitir la cultura gitana. A ellos y otros tantos como ellos que orgullosos y altivos, humilde y trabajosamente, veneraron y sufrieron el poder llamarle y seguir siendo gitanos, debo agradecer el interés que puedan tener estas reflexiones.
Carmona 29 de Julio de 2004. Con motivo de Curso de Verano UPO.