22 marzo, 2014

UNA CARTA REAL SOBRE EL MOMENTO EN QUE VIVIMOS


Imagen: Manuscrito Inédito de Blas Infante Pérez, catalogado como CRI, practicando árabe.


CARTA A UN LOCUTOR DE RADIO


Escuchando a unos amigos músicos conversar, no he podido eludir la eterna pregunta, ¿Qué hacer? ¿Qué hacer para ganarme la vida? Formar un músico, es como plantar un árbol, se necesita tiempo, paciencia, buena tierra y agua... en definitiva: tiempo.

Tengo 30 años, intentar aprender desde cero una profesión me pesa, me derrumba. No estoy dispuesto (lo he intentado), a volver una década atrás en la vida y competir con otra generación, que me gana en: tiempo. Buscar una motivación... en realidad ya la tengo, de eso trata el texto.

Contaba el poeta León Felipe, que envidiaba a los violonchelistas, que envidaba ser un virtuoso y no poder alcanzar tal nivel, pero seguía contando que al final de su vida descubrió que él, por su experiencia vital, era poeta. Yo no aspiro a ser un virtuoso, me vale con ser un trabajador y ganar un sueldo que me dé la tan deseada independencia económica... Pero el problema es similar.

Estudié Historia del Arte, y en los últimos 14 años toda mi formación y experiencia profesional está relacionada con enseñar y escribir, lo que sé hacer de forma “profesional” es narrar, contar cosas, sea hablado o por escrito. Funciono bien como profesor, como periodista, como escritor... más allá de eso puedo hacer muchas cosas, pero todas, me parece, como amateur.

Cada vez creo más en centrarme en ello, en dejar de experimentar y tomarme en serio mi propia experiencia. Uno, con 30 años puede perfeccionar sus capacidades (quizás sea un pensamiento personal), pero no creo que tenga tiempo, salvo excepciones, para conseguir un dominio bueno de un campo nuevo. En un determinado momento debemos conformarnos con nosotros mismos.

Creo que de esta situación de precariedad, sólo me salvará el tomarme en serio mis dotes narrativas. Aspiro, únicamente, a ser un obrero de la palabra y a vivir con dignidad de ello.

Gracias.