Un exquisito manifiesto de la convocatoria de la Asamblea de Córdoba de 1919, firmadas por Blas Infante y por la dirección del Centro Andaluz de Jaén y por el Centro Andaluz de Córdoba, hablaba de la tierras andaluzas y de los intereses sociales y económicos. Una minoría de entonces, regionalista y republicana también, dijeron con sus firmas:
"(...) campesinos andaluces: sois conductores de la Andalucía pura, que en las ciudades vino a mezclar su sangre con la de la extraña gente. Vuestra historia es la historia de Andalucía. Vuestros padres hicieron de esta triste patria un vergel delicioso, en donde los más deleitosod frutos estaban en balde; en donde todo el mundo sabía leer y escribir... . De aquí salió el espíritu que fundó las primeras universidades europeas. Aquí tuvo la civilización un asilo inexpugnable, acosado por la barbarie medieval... (...)"
A pesar de los esfuerzos de la Junta Liberalista, el proceso autonomista fijado para Córdoba se demoraba incomprensiblemente en manos de los socialistas y de los radical- socialistas, que sólo pretendían una autonomía basada económico- administrativa. No había deseo de una autonomía política, como sí lo hubo en Cataluña o el País Vasco. (Ver "La lucha por la autonomía", J. A. Lacomba, Jaén, 1978).
Comentario: ¿Tanto ha cambiado la historia?.