01 septiembre, 2011

COMPRASTE UNA PALA EN IKEA PARA CAVAR TU TUMBA

Imagen y sugerencia de título: La Carnicería. Vista en Sala Alfil (Madrid) hace una morterá" de años.


Y qué, ... no?.
También tiene su pasado falangista la presidencia del Sevilla F.C. y el chevillanito" va a todo tipo de actividad del club. El andaluz está en estado cadavérico; incosciente y aborregado. Le disgusta el catalanismo de Rovira pero se lava la cabeza cada mañana con un champú que lo capitalizan nacionalistas catalanes.

El único secreto que existe para fortalecer una economía regional es precisamente hacerla regional; comprar aquello que se produce in y no out, y en una palabra crear permanencia económica que luego generará productores para el abastecimiento de los consumidores. Este fenómeno se cumple cada día menos. El andaluz inconsciente sigue comprando palas en Ikea (y en el Sevilla F.C), para cavar su tumba, sin importarle que le venden la tierra que pisa.
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El fundador de Ikea fue un nazi activo en su juventud

Ingvar Kamprad

Los lazos con el nazismo de algunos de sus personajes más famosos siguen incomodando a Suecia. Si hace pocas semanas, la insistencia de los medios de comunicación forzó a la propia reina Silvia a llevar a cabo una investigación sobre el pasado nazi de su padre, ayer fue el turno del fundador de Ikea, el multimillonario Ingvar Kamprad (88 años), cuya relación con el nazismo durante su juventud acaba de ser objeto de un libro.

Aunque este dato era en parte conocido, la investigación realizada por la periodista de la televisión sueca Elisabeth Åsbrink revela que Kamprad no sólo perteneció al Partido Nacional Socialista de los Trabajadores (SSS, por sus siglas en sueco), sino que tomó parte activa en sus actividades, encargándose del reclutamiento de nuevos miembros. Tanto es así, que los servicios de seguridad suecos llegaron incluso a ficharle por su afanosa implicación en el movimiento.

Åsbrink también señala que Kamprad mantuvo su relación con el partido y con Per Engdahl, líder de un movimiento fascista sueco, hasta tiempo después del final de la Segunda Guerra Mundial y cuando las atrocidades cometidas por Hitler ya eran por todos conocidas.

En 1950, por ejemplo, participó en la boda de Engdahl y le escribió una carta en la que se decía orgulloso de su movimiento nacionalista. Tras estas revelaciones, un portavoz de Kamprad recordó que, en los últimos años, este ha pedido perdón y ha calificado este periodo como “el peor error de su vida”.

Gloria Moreno / La Vanguardia