El próximo jueves 24
de octubre toda la comunidad educativa, profesorado, alumnos y alumnas,
madres y padres están llamados a secundar una huelga en protesta por la
reciente aprobación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad
Educativa (LOMCE). Se trata de una huelga especial, puesto que acudirán a
ella no sólo los sindicatos mayoritarios, la CGT, el Sindicato de
Estudiantes, la Plataforma por la Escuela Pública de España o los
Movimientos de Renovación Pedagógica, entre otros, sino que incluso se
han sumado entidades antes ausentes tales como el sindicato CSIF o la
Federación de Sindicatos
Independientes de Enseñanza (FSIE), mayoritaria en la educación privada concertada.
La pregunta es: ¿qué
tiene la llamada “Ley Wert” para provocar este rechazo de la población?
Puesto que ha sido aprobada en el Congreso sin un solo voto de la
oposición a favor, siendo la primera ley en 23 años que se aprueba sin
apoyos de otros grupos parlamentarios. Y no es que no haya habido
reformas educativas: con esta, llevamos trece reformas legislativas en
todo el sistema educativo en la historia de la democracia reciente. El
PSOE apoya hoy las movilizaciones contra esta nueva reforma, pero no nos
olvidemos de que fueron ellos mismos quienes elaboraron y llevaron
adelante las polémicas LOGSE y LOE.
Sobre la LOMCE se
pueden decir muchas cosas pero, resumiendo, se trata de una reforma al
servicio de los mercados. “Mercado”, “inversión”, “competitividad”,
“resultados”, “eficiencia” o “rendimiento económico” son palabras que
sorprendentemente se encuentran de forma recurrente en la nueva ley.
Además, se trata de una ley segregadora, que discrimina a los alumnos
con más dificultades agrupándolos en clases con un nivel más bajo ya
desde 3º de la ESO. Los mejores, a Bachillerato, los peores a FP (¿Pero
no se querían dignificar las enseñanzas medias? Y, por otro lado,
teniendo en cuenta lo costoso que resulta la creación de los módulos,
¿podrán realmente todos los alumnos separados en 3º de la ESO acceder a
un módulo? ¿Habrá para todos?). En cuanto a la gestión de los centros,
el director será nombrado a dedo directamente por la Administración y no
elegido democráticamente por su comunidad educativa, pudiendo contratar
o despedir al personal y gestionar la economía de los colegios sin
contar con el consejo escolar. En definitiva, el centro de enseñanza
será organizado como una empresa, ni más ni menos.
Pero
también es importante que todos sepamos que la nueva Ley de Mejora de
la Calidad en Educación prevé un 81% menos de inversión en enseñanza que
la ley a la que sustituye, la LOE. De los hasta 1.335 millones que la
reforma Wert contempla, 927 millones deberán ser aportados por las
comunidades autónomas, que como todos recordamos deben conseguir
mantener el techo de déficit impuesto.
En el caso de
Andalucía, que se encuentra a la cabeza en abandono escolar, los
limitados presupuestos seguro que no llegarán para invertir en
educación: siempre hay ámbitos que interesan más al poder. Y, más aún,
no tenemos que irnos lejos para ver ejemplos de la falta de inversión en
nuestra propia ciudad: cuatro centros de enseñanza en Alcalá aún tienen
caracolas, el colegio de primaria Los Cercadillos ha tardado años en
solucionar su continuidad y aún no tiene ni el nombre en la entrada, los
institutos de Educación Secundaria se encuentran saturados, la falta de
material escolar ha sido suplida por una campaña de recogida de varias
hermandades de nuestra localidad.
Mientras el gobierno
andaluz de PSOE e IU ya se ha declarado en contra de la ley Wert por
“nacer del ideario exclusivo de la derecha más a la derecha”, debemos
preguntarnos qué se ha venido haciendo en Andalucía durante estos años
(anteriores a la LOMCE, no lo olvidemos) para que existan tales
carencias, tal falta de inversión y tal fracaso escolar. Esto no es
fruto de la nueva ley orgánica, sino de una falta absoluta de interés
por la educación.
Desde Andaluces de Alcalá defendemos que la educación debe ser una herramienta de profundo cambio social. Necesitamos que sea realmente pública, laica, gratuita y de calidad,
que garantice el libre acceso a todas las enseñanzas y la entrada
igualitaria en el mundo laboral. Una educación con más contenidos
andaluces que explique a los alumnos y las alumnas su realidad como
pueblo y que les aporte herramientas para mejorar su futuro y el de su
entorno. Es evidente que la LOMCE allana el camino en el sentido
contrario: centraliza, mercantiliza la educación y crea ciudadanos
acríticos. Por tanto, creemos que necesitamos una enseñanza crítica
gestionada por nosotros mismos, con los mejores docentes y los mejores
recursos, que sea de verdad un arma de cambio y mejora social.