La irrupción de 'La España en Marcha': ¿Fortaleza o debilidad de la extrema derecha?
No sólo son escasas sus posibilidades de éxito electoral, sino que
su emergencia y protagonismo son la constatación del fracaso de la
extrema derecha española para construir una marca electoral propia y
políticamente relevante
La extrema derecha ha entrado en la agenda mediática
y política española y catalana. Desde el ataque de la plataforma 'La
España en Marcha' al centro cultural Blanquerna en Madrid hasta la
celebración del 12 de octubre en la ciudad de Barcelona, ha conseguido
un inusitado protagonismo. Artículos en la prensa escrita, monográficos
en radio y televisión, debates parlamentarios, y un largo etcétera. A
continuación trataremos de situar el fenómeno y analizar qué repercusiones puede tener para el conjunto de la extrema derecha en España.
'La España en Marcha' es una plataforma de movilización política que
reúne las siglas de partidos y asociaciones como Alianza Nacional,
Democracia Nacional, La Falange, Nudo Patriota y Movimiento Católico
Español. Su irrupción ha llevado a hablar de un resurgimiento de
la extrema derecha, advirtiendo del posible paralelismo con el exitoso
caso de Amanecer Dorado en Grecia. Como siempre ocurre al hablar de la
extrema derecha, hay que dimensionar el fenómeno más allá de los
titulares del momento. Estamos ante un nuevo actor
con capacidad para aglutinar y movilizar a los sectores más radicales
de la extrema derecha española. En este sentido, tal y como ha
demostrado el episodio de la Blanquerna, parece tener la suficiente
fuerza para realizar acciones puntuales que atraen una gran atención
mediática e intentar condicionar así, de forma limitada, la agenda
política y el posicionamiento de otros actores políticos de mayor
relevancia. Unas acciones que, además, le proporcionan protagonismo y
centralidad en el campo de la extrema derecha y la oportunidad de ir
ensanchando su base militante a partir de personas atraídas por su gran
repercusión mediática.
El hecho de que sectores de
la extrema derecha hayan logrado coordinarse y articular un nuevo
actor con capacidad para sacudir el debate político español puede ser
considerado un éxito para un espacio político que se encontraba
instalado en la marginalidad. Sin embargo, las posibilidades de que se
convierta en un partido político con un papel destacado en el escenario
electoral e institucional español parecen ciertamente remotas. Los
motivos son muchos y requerirían un análisis detallado. De forma
resumida pueden señalarse tres. El primero es que, tal y como han
demostrado los sucesivos fracasos de la extrema derecha tradicional en
España, una oferta política basada en una reivindicación abierta del
franquismo, acompañada del uso de simbología fascista y de la violencia
como instrumento político, encuentra un apoyo muy minoritario entre la
ciudadanía española. En segundo lugar, la plataforma ha puesto el
debate territorial y la lucha contra el "separatismo" en el centro de
su proyecto político. Una dimensión en la que ya existe una lucha por
marcar un perfil de dureza hacia las opciones independentistas entre
actores de primera línea como el PP, UPyD o C's, lo que limita mucho el
espacio disponible para la consolidación de unas nuevas siglas.
Finalmente, si bien 'La España en Marcha' implica una cierta
confluencia de siglas, la extrema derecha sigue siendo un espacio
político fragmentado y sin un partido y/o un líder político claramente
hegemónico.
Desde mi punto de vista, no sólo son escasas las posibilidades de éxito electoral
de 'La España en Marcha', sino que su emergencia y protagonismo son la
constatación del fracaso de la extrema derecha española para construir
una marca electoral propia y políticamente relevante. Desde hace
décadas existe en Europa un amplio espectro de exitosas formaciones de
extrema derecha -con importantes diferencias entre ellas- que la
extrema derecha española ha intentado imitar con el objetivo de emular
sus éxitos electorales. Desde finales de los años noventa, ciertas
figuras y proyectos políticos nacidos alrededor de la extrema derecha
española han reiterado la necesidad de abandonar las premisas y la
simbología que -a ojos de la sociedad- los vinculan de forma directa
con la dictadura franquista y abanderar nuevas temáticas
como la inmigración y el discurso antiestablishment que les podían
abrir una "ventana de oportunidades" para salir de la marginalidad
política. Un cambio en los discursos y la imagen pública que debía ir
acompañado de un trabajo de base y una apuesta clara por crecer a
través de la política local, y desde allí ir tejiendo una red de
influencia que permitiera un crecimiento gradual pero sostenido
(Plataforma per Catalunya sería el ejemplo más exitoso). Es decir,
trabajo de hormiga y cambio de imagen ante un electorado que de forma
muy mayoritaria no parece dispuesto a votar y dar responsabilidades
políticas relevantes a los que se declaran herederos de la dictadura
franquista y/o del fascismo.
El
discurso y la estética de 'La España en Marcha' es la antítesis de esta
propuesta: reivindicación del pasado más ultra, centralidad absoluta
del debate territorial, acciones centralizadas que buscan
principalmente la atención mediática y consideración de la vía electoral
como una opción secundaria. Su apuesta por el imaginario más ultra
refuerza la estigmatización de la extrema derecha española y su apuesta por el debate territorial como principal "bandera" política
los relega a un papel ciertamente secundario. En este sentido,
conviene resaltar que el debate territorial y su creciente centralidad
en la política española no serían el catalizador para la irrupción de
una nueva marca electoral anclada en la extrema derecha sino
precisamente una temática que les puede mantener en la marginalidad
política. Es por todo ello que consideramos que, si bien a corto plazo
esta plataforma puede conseguir una gran atención mediática y un cierto
resurgimiento del mundo de la ultraderecha, a medio y largo plazo su
irrupción, y su influencia sobre el resto de la extrema derecha
española, puede cerrar definitivamente la ventana de oportunidades que
la actual coyuntura económica, social y política puede haber abierto
para este sector.
En definitiva,
consideramos muy escasas las posibilidades de que 'La España en Marcha'
se convierta en un fenómeno remotamente comparable a lo que ha
significado el Frente Nacional en Francia o Amanecer Dorado en Grecia.
Asimismo, consideramos que su irrupción es una muestra de la debilidad
de la extrema derecha española y que puede reforzar aún más su
marginalidad en el escenario político español. Dicho esto, conviene
apuntar tres reflexiones finales. La primera es que la gravedad de la
crisis económica y política en España respaldan la cautela a la hora de
cerrar la puerta definitivamente a cualquier escenario de futuro. En
este sentido, las elecciones europeas, a las que podría presentarse 'La
España en Marcha', pueden ser el momento de medir su potencial de
crecimiento. En segundo lugar, habrá que estar muy atentos a la
evolución de Plataforma per Catalunya y España2000. Estos dos partidos
han sido los más exitosos a la hora de crecer a través de la política
local y se han mantenido al margen de las acciones de 'La España en
Marcha'. Y finalmente, si bien hemos analizado la debilidad de la
extrema derecha en el terreno de la política electoral e institucional,
conviene resaltar que su actividad tiene otros efectos y vías de
incidencia (uso de la violencia, contaminación discursiva de otros
partidos, etc.) que pueden tener un considerable impacto social y
requieren una mayor atención y un análisis específico.