"Al sistema le viene muy bien que los gitanos estemos en una franja de la que no podamos salir"
Conversación con cinco mujeres gitanas, emancipadas y feministas
"Si los medios de comunicación nos estereotipan y se ríen de nosotras, hagamos medios de comunicación gitanos"
La falta de referencias no estereotipadas condiciona la construcción de la personalidad del gitano que quiere identificarse como tal
"Si los medios de comunicación nos estereotipan y se ríen de nosotras, hagamos medios de comunicación gitanos"
La falta de referencias no estereotipadas condiciona la construcción de la personalidad del gitano que quiere identificarse como tal
Son las seis de la tarde y empiezan a llegar. Cinco
mujeres gitanas, emancipadas e independientes. Y, sobre todo, defensoras
de su cultura, sus orígenes y su historia como gitanas. Patricia Caro,
Soraya Giménez, Pepi Fernández, Araceli Cañadas y Gina acuden dispuestas
a desmontar el imaginario que se le atribuye al pueblo gitano y, más
concretamente, a sus mujeres.
El último informe de la Fundación Secretariado Gitano, junto al Centro Nacional de Innovación e Investigación Educativa (CNIIE), arroja unos datos desalentadores:
"Sólo el 62,7% ha completado como máximo la educación primaria, sólo el
24,8% ha conseguido el título de graduado de la ESO y únicamente el
7,4% ha logrado finalizar la educación secundaria no obligatoria
(bachillerato y formación profesional de grado medio)".
En dicho estudio se esgrimen varias posibles causas para intentar dar
una explicación a este fenómeno: la reciente incorporación de los
gitanos y las gitanas a las aulas, las responsabilidades familiares (por
pedimiento, casamiento y responsabilidades de otra índole), la
disponibilidad de los recursos económicos y el nivel sociocultural de
los padres, entre otras.
Estas cinco mujeres son críticas con esas conclusiones. Para Patricia
Caro, estudiante de Psicología e integrante de la asociación Gitanas
Feministas por la Diversidad, los datos "no son representativos".
Tampoco Pepi Fernández, trabajadora social, tiene la misma percepción
que el informe: "La realidad que se pinta en el estudio es muy mala,
pero la situación no es así. A día de hoy, hay muchos gitanos y gitanas,
y más gitanas, de hecho, con estudios superiores".
Araceli Cañadas, doctoranda en la Universidad de Alcalá, donde imparte
la asignatura "Gitanos de España, historia y cultura", arremete contra
el argumento que intenta explicar el fracaso escolar del alumnado gitano
a partir de la reciente incorporación de este pueblo a las aulas. "El
primer documento conocido hasta el momento donde se habla de la llegada
de los gitanos a España data de 1425, estamos hablando del siglo XV
–explica–. ¿Estamos diciendo que, en seis siglos, la comunidad gitana
sólo se ha dedicado a leer la mano y a delinquir? Es ilógico... Habrá
una parte de la población gitana que haya ido a la universidad, desde
siempre, pero son los gitanos invisibles porque no se quiere mostrar esa
realidad".
Para Cañadas, la situación actual del
pueblo gitano es mucho mejor que la de hace treinta años, pero aún hay
mucho trabajo por hacer: "La educación en general es muy mala y, si ya
hablamos de temas de interculturalidad y de respeto al diferente, la
cosa se complica... pero para todo el mundo. Es un problema de cómo está
montado el sistema educativo, que en general no sabe manejar la
interculturalidad".
La identidad negada
Una identidad negada se traduce en no saber quién eres ni cómo funciona
el mundo. "A todo el mundo le cuesta mucho trabajo saber quién es.
Incluso puede ser que te mueras y no lo sepas. ¿Qué es ser gitano? ¿Y
español? ¿Y europeo? ¿Qué es ser mujer? ¿Qué es ser hombre?
La identidad es algo que cada uno tiene que trabajar –reflexiona
Cañadas–. "La diferencia que hay entre la identidad gitana y las demás
es que, si tú quieres profundizar en tu identidad paya, tienes
argumentos, libros, documentos, profesores etc. Pero si tú quieres
profundizar en tu identidad gitana, careces de un corpus bibliográfico o
documental, careces de una tradición académica... En esos momentos, te
vuelven a remitir a esos esquemas fijos y estereotipados, y te
encuentras entre eso o la nada".
Araceli sabe de qué
habla. Hace 20 años intentó empezar unos estudios de doctorado sobre la
comunidad gitana pero no fue posible, desde la universidad se le
aconsejó que no lo hiciera. Sin darse por vencida, actualmente está
haciendo un doctorado sobre el análisis sociolingüístico del habla de
los gitanos de Madrid, el gitañol.
Patricia, Soraya, Pepi, Araceli y Gina: todas están de acuerdo con el
problema que implica la búsqueda de la identidad de uno mismo. Ellas han
salido del estereotipo, han vencido esas barreras invisibles pero muy
presentes a las que debe enfrentarse el pueblo gitano y, en el camino,
se han encontrado a ellas mismas sin perder sus orígenes ni obviar sus
tradiciones.
Soraya Giménez, que trabaja en el Instituto de Cultura Gitana,
insiste en la importancia de los tiempos a la hora de valorar lo
conquistado. "Todo tiene tiempos de maduración. A día de hoy, las cosas
han cambiado y la causa gitana está gestionada jurídicamente por el
Estado. Hay un Instituto de Cultura, un Consejo estatal..., y son esos
los mecanismos que ayudan a normalizar la cuestión gitana. Con esta
base, nos toca a los gitanos y gitanas trabajar, porque no sirve de nada
continuar quejándose. Si los medios de comunicación nos estereotipan y
se ríen de nosotros [en referencia al programa 'Palabra de gitano' que
emite la cadena Cuatro], hagamos medios de comunicación gitanos y
luchemos. En realidad es un problema de autoestima".
Una autoestima que, según ellas, no se trabaja en las aulas, sino todo
lo contrario. El sistema educativo intenta homogeneizar colectivos y
suprimir las diferencias en lugar de sacarles provecho para enriquecerse
culturalmente. "Yo he visto en algunas clases cómo el profesor o la
profesora le dice a la niña o al niño gitano que se duerma, que mientras
no la líe, ya todo está bien, porque esa es la imagen que se tiene del
pueblo gitano... Como si siempre estuvieran causando problemas en clase,
cuando en realidad no es así", dice Gina, estudiante de Trabajo Social.
El efecto Pigmalión
Y este es un punto de inflexión clave en el avance o retroceso de la
comunidad gitana. En ocasiones, las bajas expectativas que se tienen del
alumnado gitano condicionan de manera definitiva su fracaso en los
estudios. "A eso se le llama el efecto Pigmalión", puntualiza Patricia.
El efecto Pigmalión en el ámbito escolar se traduce en la influencia que
los/as profesores/as tienen sobre el alumnado en función de las
expectativas que se crean y de cómo se trata a los alumnos basándose en
ellas.
También Pepi ha presenciado escenas grotescas
donde una directora de colegio aseguraba, aun a día de hoy y con total
impunidad, que "no sé por qué pero a los gitanos les cuesta más
aprender". Y eso es más que racismo. "Es fascismo", sentencia Patricia.
"Al sistema le viene muy bien que los gitanos estemos en una franja
social de la que no podamos salir".
Con un enfoque
adecuado, clases menos numerosas y profesionales más formados en temas
de interculturalidad y respeto al diferente, eso no pasaría. "En los
pueblos es diferente que en las ciudades. El maestro está más implicado
con el alumnado. En las ciudades eso no se da porque las clases son
colmenas y cúmulos de guetos", asegura Soraya, que ha crecido en un
pequeño pueblo de Zaragoza.
"Cuando una cree en sí misma, es capaz de todo"
¿Cómo hacer entender a la sociedad que personas como Pepi, Araceli,
Soraya, Patri y Gina no son excepciones? Araceli lo tiene claro: "Cuando
una cree en sí misma, es capaz de todo". Pepi apuesta por el uso de las
redes sociales para denunciar las imágenes negativas que desde algunos
medios de comunicación y colectivos se proyectan de la comunidad gitana.
El pueblo gitano debe tratar de fortalecer su autoestima, retarse a
alcanzar logros, conseguirlos (con la dureza que eso implica) e ir
conquistando metas. Madurar y salir de la zona de 'confort'. Para ello,
sin embargo, aún habrá que romper muchos techos de cristal y "deshacerse
del suelo pegajoso", como dice Soraya.
Hay
iniciativas en marcha que fomentan ese autoconocimiento para cambiar
percepciones. Una de ellas es la primera asociación de feministas
gitanas "Asociación de gitanas feministas y por la diversidad", aún en
estado embrionario, o la iniciativa Edukaló, que lucha contra el
absentismo escolar del alumnado gitano, promovido desde la Federación
Autonómica de Asociaciones Gitanas.
Sólo mediante la
formación, la desaparición de los estereotipos, la lucha por una
autoestima en alza y el reencuentro con una identidad en ocasiones
perdida, el pueblo gitano ocupará un lugar sin prejuicios en la
sociedad, lejos de la imagen manida y rancia. Y ellas tienen mucho que
decir, porque pisan fuerte y porque como repite Pepi: "Nosotras
valemos".
Fuente: http://www.eldiario.es/desalambre/sistema-capitalista-valores-opuestos-gitanos_0_214179116.html
Fuente: http://www.eldiario.es/desalambre/sistema-capitalista-valores-opuestos-gitanos_0_214179116.html