Carlos Taibo sobre "Podemos". No es oro todo lo que reluce
- Categoría: Crisis
- Publicado el 20 Enero 2014
1. Recibo estos días muchos mensajes, y muchas llamadas de amigos, que recaban mi opinión sobre ‘Podemos’.
Prefiero expresarla aquí, en público, desde el respeto por la propuesta
correspondiente. Y es que en ‘Podemos’ no faltan las personas que, con
una larga trayectoria de lucha, merecen ese respeto, que aquí se expresa
--o quiere hacerlo-- tan lejos de la alabanza aduladora como de la
crítica descortés.
2. Empezaré diciendo lo que muchos saben y lo que para otros es, sin más, irrelevante: no siento ningún interés por elecciones, parlamentos e instituciones.
Y me veo obligado a certificar que ‘Podemos’, por muy iconoclastas que
sean sus propósitos y muy amplios que sean sus objetivos, se vincula
expresamente con todo ello. Lo hace, por añadidura, a través de la
intuición, desafortunadísima, de que son los líderes los que dan sentido
a los proyectos. Su momento de formalización obliga a recordar, en fin,
que a algunos nos parecen poco estimulantes las iniciativas que surgen
en la proximidad de unas elecciones. En ese escenario ratifico mi
compromiso franco con la organización desde abajo, desde la autogestión,
desde la democracia y la acción directas, desde el apoyo mutuo y desde
la desmercantilización. Somos muchos --conviene subrayarlo-- los que no
estamos en la pelea electoral. Y bastantes los que no dejamos de
sorprendernos ante las ilusiones que personas respetables depositan,
digan lo que digan, en aquélla.
3. No tengo claro qué es ‘Podemos’:
si una propuesta de método para solventar los problemas vinculados con
unas elecciones o el cimiento de un cambio mucho más ambicioso. Intuyo,
por lógica, que se trata de una combinación de ambas cosas, sin que,
dicho sea de paso, la condición democrático-asamblearia de la segunda me
parezca comprobable. En el estadio actual, de cualquier modo, no existe
la posibilidad de juzgar un programa preciso, toda vez que el
manifiesto difundido no tiene la condición de tal. Por ello no me queda
otra que avisar, aventureramente, sobre lo que intuyo que está llamado a
nacer de aquí y de imaginables derivas posteriores. Lo digo de otra
forma: me sorprendería mucho que ‘Podemos’ se haya sacudido los vicios
de análisis que arrastran por igual la izquierda que vive en las
instituciones y la que dice querer romper con el régimen.
4. Algunos de los promotores de ‘Podemos’ nunca han empleado la palabra autogestión.
Sus adhesiones de siempre beben de la idea, pregonada por la
socialdemocracia y el sindicalismo de pacto, de que el Estado es una
institución que nos protege (o al menos de que tal debe ser su
condición). Así las cosas, el grueso de las propuestas que les conozco
no rompe el molde keynesiano y hace uso inocultado de las herramientas
de siempre --entre ellas la jerarquía y la separación-- de la
socialdemocracia recién mentada. No deja de producirme
desasosiego comprobar cómo muchas personas que declaran rechazar de
forma radical lo que significa la socialdemocracia engullen ésta a toda
prisa cuando aparece ataviada con colores festivos aparentemente
rupturistas y subversivos.
5. A mi entender, y en relación con todo
esto, nada es más absurdo que la pretensión de regresar a 2007 para
reconstruir en plenitud nuestros maltrechos Estados del bienestar. Y
nada es más urgente que asumir una crítica consecuente de lo que éstos
suponen. No se trata, en otras palabras, de salir de la crisis o del
régimen: frente a las gestiones cortoplacistas de la primera, se trata de salir, y con urgencia, del capitalismo.
Tampoco veo, por cierto, qué aporta, si le damos a la palabra
emancipación un sentido serio, la defensa de la república --española,
cabe suponer--, uno de los grandes mitos de la izquierda tradicional que
prefiere ignorar que la propuesta correspondiente está en el guión del
propio régimen y ya ha dado sus frutos, todos podridos, en Portugal, en
Francia o en Italia. No acierto a apreciar, por lo demás, qué efecto de
suma de voluntades acarrea la propuesta republicana.
6. Bien está que dispensemos la atención debida a la deuda y a los recortes.
Pero, cuando hablo de la necesidad de otorgar a la autogestión un
relieve decisivo me importa subrayar que no estoy pensando en viejas
trifulcas del pasado. Lo estoy haciendo, antes bien, en la corrosión
terminal del capitalismo, en la inmediatez del colapso y en las
urgencias consiguientes. He escuchado estos días en labios de portavoces
de ‘Podemos’ declaraciones, muy desafortunadas, de inocultado carácter
productivista y desarrollista. No he oído hablar, en cambio --acaso he
tenido mala suerte--, de centros sociales autogestionados, espacios de autonomía o cooperativas integrales.
Si, como suele suceder, el proyecto que nace le da la espalda a
discusiones ineludibles sobre la tecnología y la civilización
industrial, sobre la desurbanización y la descomplejización de nuestras
sociedades, o sobre el decrecimiento, motivos sobrados habrá para poner
en cuestión su voluntad de ruptura con respecto a la miseria imperante.
Aguardemos, y esperemos que vínculos con las instituciones y pactos con
los iguales no hagan de ‘Podemos’ lo mismo que han acabado por hacer con
tantos proyectos aparentemente rompedores.
7. Me ha parecido entender que ‘Podemos’
ha recibido un apoyo muy apreciable en la Red. Lo interpreto conforme a
dos claves. Si la una es el designio, que asiste a tantos, de desnudar
muchas de las carencias de la izquierda que participa en las
instituciones, la otra tiene un evidente carácter de revuelta
generacional. No puedo dejar de repetir que esos dos propósitos,
respetabilísimos, cobran cuerpo en relación con una materia precisa, las
próximas elecciones al parlamento de la UE, que a mi
entender difumina su rigor. Otro tanto ocurre, desde mi punto de vista,
con la condición aberrantemente personalista de la apuesta inicial.
Algunas declaraciones que he escuchado o leído me han producido sonrojo.
Tanto más cuanto que con frecuencia los portavoces de ‘Podemos’
se reclaman de un movimiento, el 15-M, que rechazó orgullosamente
liderazgos y personalismos. Digo lo mismo del empleo, franco,
de medios de comunicación que obligan a desplegar todas las cautelas. Y
muestro al cabo mi perplejidad ante el hecho de que hasta donde llega mi
conocimiento todo esto no provoque, dentro de ‘Podemos’, mayores
controversias, como si fuese una discusión menor. Por momentos me ha
parecido que acaso el nombre más adecuado para la nueva plataforma
sería, más bien, ‘Posamos’.
8. Me parece llamativo que las diatribas
más frecuentes, y más airadas, lanzadas contra ‘Podemos’ hayan nacido,
en suma, del supuesto dinamitado que la iniciativa habría provocado en
lo que se refiere a la “unidad de la izquierda”. Ni
entro ni salgo en ello. Y no lo hago por cuanto me parece que todo el
mundo juega las mismas cartas, de tal suerte que, puestos a cuestionar,
habría que volcar la mirada en todas partes. Esto al margen, me da que
la unidad que tienen en mente algunos de los detractores de la nueva
plataforma, como algunos de los defensores de ésta, remite a la búsqueda
de un mínimo común denominador que recuerda poderosamente a la miseria
que hoy arrastramos. Me sorprenden, aun así, las críticas vertidas desde
‘Podemos’ a IU, y no porque disienta de ellas --tal vez mencionan
demasiadas veces los pactos que la burocracia de la coalición de
izquierdas mantiene con el PSOE y olvidan con frecuencia su relación,
lamentable, con las cúpulas de CCOO y UGT, que vivirían, según el
manifiesto fundacional de los que dicen poder, en el “desconcierto”
(delicioso eufemismo éste)--, sino por una razón más prosaica: muchos de
quienes enuncian tales críticas han trabajado años en IU. Parece que
han sido un poco lentos a la hora de calibrar las dobleces de esta
última.
9. Hace cien años Ricardo Mella escribió un sonado artículo en el que, en sustancia, venía a decir lo que sigue: votad
lo que estiméis conveniente la jornada de las elecciones, o absteneos,
pero no olvidéis nunca que lo principal es lo que hacéis, con vuestra
lucha, los 364 días restantes del año. Leí ayer un comentario
de alguien que afirmaba que muchos de quienes critican a ‘Podemos’ se
caracterizan en esencia por no hacer nada. Es muy probable que sea así.
Pero prestemos atención también a otra posibilidad: la de que muchos de
quienes respaldan a ‘Podemos’ se cuenten entre esos aventajados usuarios
de Facebook que le dan, valientes, al ‘me gusta’ y acuden presurosos a
votar el día de las elecciones sin que sepamos nada más de ellos los 364
restantes días del año. Ése no es, claro, un problema de ‘Podemos’: lo
es de todos.
10. Acabo. No nos queda otra posibilidad
que aguardar noticias. No sin antes augurar, claro, que no es oro todo
lo que reluce y que parece fácil intuir cuáles son las sorpresas que se
avecinan. Mientras espero, anoto aquí el lema que hizo suyo, en Francia,
una vieja revista libertaria: ni pastores ni rebaños.
Carlos Taibo