En una coyuntura en la que se dilucida el futuro de Andalucía, la denominada izquierda social ha hecho mayoritariamente mutis y ha seguido con su rutina; como si el debate sobre a qué Andalucía se aspira o sobre qué instrumentos se requieren para hacer posible sus reivindicaciones no fuera con ella.
El Remate La izquierda social en Andalucía y la prueba de la Reforma Estatutaria Andalucía Libre Bajo el termino izquierda social suele agruparse un variopinto magma de onGs, asociaciones y plataformas, sin explicita adscripción partidaria, desde las que se desarrollan actividades sectoriales o en los que convergen o cohabitan diversos colectivos y organizaciones que asumen la adscripción a la izquierda y se presentan como tales. Los sindicatos también se insertan en ocasiones en este concepto categoría, aunque su entidad suele conferirles tratamiento y visibilidad específicos. La naturaleza y función de esta llamada izquierda social es obviamente tan política como la de la izquierda partidaria y no sólo cuando ejerce conscientemente en relación a esta ultima de cobertura o intermediario. Asume análisis, genera discurso, promueve acciones y levanta objetivos y demandas: hace política. Durante los últimos años, la cuestión de la Reforma estatutaria ha estado en permanente candelero en Andalucía. Más aún, en los meses pasados a lo largo de todo 2006- ha ocupado un lugar central en el debate político nacional, al compás del proceso de elaboración y negociación del Estatuto; primero en el Parlamento andaluz y luego en el Parlamento español. No es de extrañar que el PSOE se haya preocupado expresamente de conseguir que el sector de esa llamada izquierda social que más directamente hegemoniza o influencia -sindicatos como CCOO y UGT y otras organizaciones (campesinas, de discapacitados, de consumidores, etc.)- haya intervenido y se haya pronunciado a favor de la Reforma Estatutaria. Por contraste, la inmensa mayoría de la parte de esa izquierda social que hace regularmente alarde de independencia o radicalidad y aún afirma su pretensión alternativa, no ha respondido a la cuestión con simétrica disposición y claridad. En una coyuntura en la que se dilucidaba el lugar y el futuro de Andalucía, esa denominada izquierda social ha hecho mayoritariamente mutis y ha seguido con su rutina; como si el debate sobre a qué Andalucía se aspira o sobre qué instrumentos se requieren para hacer posible sus reivindicaciones no fuera con ella. En esclarecedor contraste con lo que fue mayoritariamente su actitud de rechazo activo cuando el proceso de la Constitución europea y en una ocasión infinitamente más determinante, los prejuicios ideológicos españolistas o cosmopolitas que la atraviesan ?sean en versión reformista o pretendidamente radical- la han mantenido al margen del eje vertebrador del debate político andaluz. Los intereses partidarios inmediatos del PSOE y también del PCE-IU a través de sobrentendidos o intervenciones directas o interpuestas- han acabado por blindar ese silencio y esa abdicación. Tenemos pues la desgracia de contar en Andalucía con una izquierda social más atenta a lo que ocurre en cualquier lugar del Mundo que a lo que pasa delante de sus narices, en lo que debería ser y considerar su país. En ese campo y con esas características, merecen singular mención como exponente a manera de resumen, los denominados Foros Sociales, que aun sobreviven en diversas ciudades y comarcas andaluzas. Surgidos bajo el paraguas del llamado ?movimiento antiglobalización?, los Foros han servido en los últimos años -amen de refugio para algunos contados activistas huérfanos en eterna búsqueda de referencias que le han dado sazón- como coordinadoras y carteles, tras los que se han aglutinado una multitud de chiringuitos que por su condición liliputiense necesitan juntarse para adquirir algún perfil y disponer en caso de necesidad de alguna capacidad de convocatoria. Situados ante el debate y la cuestión más evidentemente global y nacional que pudiera presentarse, no han encontrada nada que decir ni nada que hacer durante los meses en que se ha estado discutiendo el texto que fija el destino político de Andalucía y de todos y de cada uno de los posibles espacios de intervención a los que puedan dedicarse (economía, laboral, urbanismo, energía, enseñanza, cultura y patrimonio, emigración-inmigración, transportes, etc.). Una excepción parcial a este silencio ominoso la constituye el Foro Social de Sevilla. Es una excepción construida, naturalmente. Su pronunciamiento no es casual. Responde, tras diversos avatares, a un debate provocado(*) y sobre todo al trabajo de algunos patriotas en su seno. El texto resultante, que denota llamativamente su carácter de compromiso, sirve para medir tanto el alcance de su esfuerzo como el nivel de los obstáculos. Sin minusvalorar en absoluto el meritorio empeño y la buena intención de quienes lo hicieron posible, la Declaración del FSS (Septiembre 2006) queda como exponente de cómo hay ocasiones en que el ?termino medio? resulta a veces políticamente insuficiente. Así por ejemplo, no aparece en sus párrafos afirmación alguna de la condición de Andalucía como Nación y de su derecho consecuente a la Soberanía Nacional y a la Autodeterminación (por muchos circunloquios que intenten aludir y acercarse a esta demanda esencial en su punto 3). No se expresan reclamaciones claras de competencias políticas estructurantes; aunque se expresen algunos de las tareas que esas competencias negadas deberían cumplimentar y satisfacer -como ocurre en el punto 6 o en el 7- o se trasmuten de poderes en objetivos, como en el 5. Tampoco se exige y define una financiación nacional adecuada. Se deslizan, por el contrario, lugares comunes bobalicones como la ?cultura de la no violencia? y otros del estilo y lo que es peor, se incluye un balance político e histórico errado y sesgado (punto 10). Para acabar, desafortunadamente, resulta que la demanda más contundentemente expresada y en la que más claramente se traspasa el corsé constitucional es precisamente aquella en que se reclama una especie de 'ciudadanía universal' que, al margen de la concepción equivocada que trasluce sobre los problemas de nacionalidad, ciudadanía e integración, inhabilita al conjunto del documento como discurso operativo cara a la mayoría popular andaluza. La otra excepción es de naturaleza política bien distinta. No es, como en el caso del texto del FSS el resultado híbrido de una voluntad real de intervenir como izquierda bloqueada finalmente en buena parte por tics y esquematismos retardatarios sino un producto averiado premeditado; preparado conscientemente para escurrir el bulto. Los redactores del documento de la APDHA ?El Estatuto de Andalucía y la exclusión social? (Marzo 2006) saben que deben intervenir de alguna manera en el debate estatutario para mantener el lugar publico de quienes lo suscriben y también saben que deben aparentar un posicionamiento exigente y critico y de ahí la sucesión de cifras estadísticas de miseria y exclusión- pero, al parecer, tienen igualmente claro que han de hacerlo como un eco de Chamizo y como si fueran un lobby cualquiera- avalando el modelo y el Régimen vigente y el proceso político en curso. El documento de la APDHA no deja de definir a Andalucía como Región de España, lo que es una forma de españolismo y una nítida toma de posición, muy agradable a ojos y oídos del PSOE . Mientras manifiesta tan restrictiva concepción de los derechos humanos, tampoco olvida reclamar el consenso de todos los grupos políticos. Se describe la pobreza, el paro y la precariedad andaluzas sin ninguna referencia nacional y sin adjudicación de responsabilidades. Al modo caritativo tradicional, se enumeran consecuencias pero se omiten sistemáticamente las causas y los poderes políticos necesarios para afrontarlas y resolverlas. Impregnado hasta el tuétano de enfoque asistencial, pretenciosamente dice que el Estatuto de Andalucía debería enfatizar con absoluta prioridad la regulación de los derechos sociales acompañados de garantías de cumplimiento pero omite señalar las competencias políticas plenas que serían consecuentes a ese propósito. Su aceptación del marco de subordinación competencial vigente y de la ausencia de Soberanía Nacional andaluza convierte sus peticiones en inocuas y retóricas. Reincide en demandar subsidios en vez de competencias políticas y financiación nacional validas para intervenir sobre la realidad andaluza y romper con la dependencia secular frente a España. Como se ha visto, el proceso de Reforma Estatutaria ha puesto a prueba a la izquierda social operante en Andalucía. Hasta el momento, en su inmensa mayoría, no la ha superado y se ha ganado a pulso que se le pierda el respeto. El texto estatutario ya ha sido aprobado por el Parlamento español. A diferencia de otras naciones y territorios con la excepción de Galicia- y como herencia del 28-f, la estafa estatutaria ha de pasar aún la barrera de la aprobación en Referéndum por parte del pueblo andaluz. Le queda pues a esa izquierda social una posibilidad aún de redención y enmienda; de reordenación de agendas y de posicionamientos públicos claros por el NO, es decir, de definición por una Andalucía Digna, Rebelde y Libre.
El Remate La izquierda social en Andalucía y la prueba de la Reforma Estatutaria Andalucía Libre Bajo el termino izquierda social suele agruparse un variopinto magma de onGs, asociaciones y plataformas, sin explicita adscripción partidaria, desde las que se desarrollan actividades sectoriales o en los que convergen o cohabitan diversos colectivos y organizaciones que asumen la adscripción a la izquierda y se presentan como tales. Los sindicatos también se insertan en ocasiones en este concepto categoría, aunque su entidad suele conferirles tratamiento y visibilidad específicos. La naturaleza y función de esta llamada izquierda social es obviamente tan política como la de la izquierda partidaria y no sólo cuando ejerce conscientemente en relación a esta ultima de cobertura o intermediario. Asume análisis, genera discurso, promueve acciones y levanta objetivos y demandas: hace política. Durante los últimos años, la cuestión de la Reforma estatutaria ha estado en permanente candelero en Andalucía. Más aún, en los meses pasados a lo largo de todo 2006- ha ocupado un lugar central en el debate político nacional, al compás del proceso de elaboración y negociación del Estatuto; primero en el Parlamento andaluz y luego en el Parlamento español. No es de extrañar que el PSOE se haya preocupado expresamente de conseguir que el sector de esa llamada izquierda social que más directamente hegemoniza o influencia -sindicatos como CCOO y UGT y otras organizaciones (campesinas, de discapacitados, de consumidores, etc.)- haya intervenido y se haya pronunciado a favor de la Reforma Estatutaria. Por contraste, la inmensa mayoría de la parte de esa izquierda social que hace regularmente alarde de independencia o radicalidad y aún afirma su pretensión alternativa, no ha respondido a la cuestión con simétrica disposición y claridad. En una coyuntura en la que se dilucidaba el lugar y el futuro de Andalucía, esa denominada izquierda social ha hecho mayoritariamente mutis y ha seguido con su rutina; como si el debate sobre a qué Andalucía se aspira o sobre qué instrumentos se requieren para hacer posible sus reivindicaciones no fuera con ella. En esclarecedor contraste con lo que fue mayoritariamente su actitud de rechazo activo cuando el proceso de la Constitución europea y en una ocasión infinitamente más determinante, los prejuicios ideológicos españolistas o cosmopolitas que la atraviesan ?sean en versión reformista o pretendidamente radical- la han mantenido al margen del eje vertebrador del debate político andaluz. Los intereses partidarios inmediatos del PSOE y también del PCE-IU a través de sobrentendidos o intervenciones directas o interpuestas- han acabado por blindar ese silencio y esa abdicación. Tenemos pues la desgracia de contar en Andalucía con una izquierda social más atenta a lo que ocurre en cualquier lugar del Mundo que a lo que pasa delante de sus narices, en lo que debería ser y considerar su país. En ese campo y con esas características, merecen singular mención como exponente a manera de resumen, los denominados Foros Sociales, que aun sobreviven en diversas ciudades y comarcas andaluzas. Surgidos bajo el paraguas del llamado ?movimiento antiglobalización?, los Foros han servido en los últimos años -amen de refugio para algunos contados activistas huérfanos en eterna búsqueda de referencias que le han dado sazón- como coordinadoras y carteles, tras los que se han aglutinado una multitud de chiringuitos que por su condición liliputiense necesitan juntarse para adquirir algún perfil y disponer en caso de necesidad de alguna capacidad de convocatoria. Situados ante el debate y la cuestión más evidentemente global y nacional que pudiera presentarse, no han encontrada nada que decir ni nada que hacer durante los meses en que se ha estado discutiendo el texto que fija el destino político de Andalucía y de todos y de cada uno de los posibles espacios de intervención a los que puedan dedicarse (economía, laboral, urbanismo, energía, enseñanza, cultura y patrimonio, emigración-inmigración, transportes, etc.). Una excepción parcial a este silencio ominoso la constituye el Foro Social de Sevilla. Es una excepción construida, naturalmente. Su pronunciamiento no es casual. Responde, tras diversos avatares, a un debate provocado(*) y sobre todo al trabajo de algunos patriotas en su seno. El texto resultante, que denota llamativamente su carácter de compromiso, sirve para medir tanto el alcance de su esfuerzo como el nivel de los obstáculos. Sin minusvalorar en absoluto el meritorio empeño y la buena intención de quienes lo hicieron posible, la Declaración del FSS (Septiembre 2006) queda como exponente de cómo hay ocasiones en que el ?termino medio? resulta a veces políticamente insuficiente. Así por ejemplo, no aparece en sus párrafos afirmación alguna de la condición de Andalucía como Nación y de su derecho consecuente a la Soberanía Nacional y a la Autodeterminación (por muchos circunloquios que intenten aludir y acercarse a esta demanda esencial en su punto 3). No se expresan reclamaciones claras de competencias políticas estructurantes; aunque se expresen algunos de las tareas que esas competencias negadas deberían cumplimentar y satisfacer -como ocurre en el punto 6 o en el 7- o se trasmuten de poderes en objetivos, como en el 5. Tampoco se exige y define una financiación nacional adecuada. Se deslizan, por el contrario, lugares comunes bobalicones como la ?cultura de la no violencia? y otros del estilo y lo que es peor, se incluye un balance político e histórico errado y sesgado (punto 10). Para acabar, desafortunadamente, resulta que la demanda más contundentemente expresada y en la que más claramente se traspasa el corsé constitucional es precisamente aquella en que se reclama una especie de 'ciudadanía universal' que, al margen de la concepción equivocada que trasluce sobre los problemas de nacionalidad, ciudadanía e integración, inhabilita al conjunto del documento como discurso operativo cara a la mayoría popular andaluza. La otra excepción es de naturaleza política bien distinta. No es, como en el caso del texto del FSS el resultado híbrido de una voluntad real de intervenir como izquierda bloqueada finalmente en buena parte por tics y esquematismos retardatarios sino un producto averiado premeditado; preparado conscientemente para escurrir el bulto. Los redactores del documento de la APDHA ?El Estatuto de Andalucía y la exclusión social? (Marzo 2006) saben que deben intervenir de alguna manera en el debate estatutario para mantener el lugar publico de quienes lo suscriben y también saben que deben aparentar un posicionamiento exigente y critico y de ahí la sucesión de cifras estadísticas de miseria y exclusión- pero, al parecer, tienen igualmente claro que han de hacerlo como un eco de Chamizo y como si fueran un lobby cualquiera- avalando el modelo y el Régimen vigente y el proceso político en curso. El documento de la APDHA no deja de definir a Andalucía como Región de España, lo que es una forma de españolismo y una nítida toma de posición, muy agradable a ojos y oídos del PSOE . Mientras manifiesta tan restrictiva concepción de los derechos humanos, tampoco olvida reclamar el consenso de todos los grupos políticos. Se describe la pobreza, el paro y la precariedad andaluzas sin ninguna referencia nacional y sin adjudicación de responsabilidades. Al modo caritativo tradicional, se enumeran consecuencias pero se omiten sistemáticamente las causas y los poderes políticos necesarios para afrontarlas y resolverlas. Impregnado hasta el tuétano de enfoque asistencial, pretenciosamente dice que el Estatuto de Andalucía debería enfatizar con absoluta prioridad la regulación de los derechos sociales acompañados de garantías de cumplimiento pero omite señalar las competencias políticas plenas que serían consecuentes a ese propósito. Su aceptación del marco de subordinación competencial vigente y de la ausencia de Soberanía Nacional andaluza convierte sus peticiones en inocuas y retóricas. Reincide en demandar subsidios en vez de competencias políticas y financiación nacional validas para intervenir sobre la realidad andaluza y romper con la dependencia secular frente a España. Como se ha visto, el proceso de Reforma Estatutaria ha puesto a prueba a la izquierda social operante en Andalucía. Hasta el momento, en su inmensa mayoría, no la ha superado y se ha ganado a pulso que se le pierda el respeto. El texto estatutario ya ha sido aprobado por el Parlamento español. A diferencia de otras naciones y territorios con la excepción de Galicia- y como herencia del 28-f, la estafa estatutaria ha de pasar aún la barrera de la aprobación en Referéndum por parte del pueblo andaluz. Le queda pues a esa izquierda social una posibilidad aún de redención y enmienda; de reordenación de agendas y de posicionamientos públicos claros por el NO, es decir, de definición por una Andalucía Digna, Rebelde y Libre.
(*) Ver: Izquierda andaluza y Estatuto de Autonomía para Andalucía, http://www.kaosenlared.net/noticia.php?id_noticia=19805 Debate: las caracteristicas del Estatuto y el posicionamiento de la izquierda Publicado en ANDALUCIA LIBRE nº 308, sábado 30 de Diciembre de 2006 - [Textos comentados y Enlaces en el Boletin] --oOo-- ANDALUCIA LIBRE nº 308 - El SOC vota NO al Estatuto - 'Izquierda social' y Estatuto sábado, 30 de diciembre de 2006 *Andalucía - El SOC votará y hará campaña por el NO al Estatuto *Discurso Andalucista - Agravio comparativo: PA acusa a PSOE, PP e IU de "apoyar una España asimétrica" *PA argumenta por carta a senadores andaluces para que 'rechacen el Estatuto' *Españolistas: PP advierte que defender similitud Estatutos catalan y andaluz 'provocará abstención' *Estudio Universidad PF: 'Más de la mitad de preceptos recurridos del Estatut están en el proyecto andaluz' *Documento: ERC y el proceso estatutario andaluz *Elecciones Municipales: PA no excluye pactos municipales con ultraespañolista PP *Patronal y Gobierno andaluz crean Fundación 'para vincular más Andalucia con la Monarquia' - Un Rey Golpe a Golpe, Biografía no autorizada de Juan Carlos I *Andalucía recibirá 12.616 millones de euros de la UE en los próximos seis años *Documento: El Foro Social de Sevilla ante la reforma del Estatuto de Autonomía de Andalucía *Documento: El Estatuto de Andalucía y la exclusión social, APDHA *El Remate, La ?izquierda social? en Andalucía y la prueba de la Reforma estatutaria, Andalucía Libre *España - Gobierno español subraya que 'la inversión estatal la determina el Estado en sus Presupuestos' *Hacienda presenta Documento sobre Financiación Autónomica *Madrid lidera el crecimiento económico en 2005 *Cataluña Generalitat pide al Gobierno español que derogue decreto sobre curriculo escolar *Andalucía Libre es Andalucía Laica *Directorio de Andalucía en Internet *Musica de fondo: Curro Jimenez Porque es un Estatuto neoliberal y españolista: VOTA NO AL ESTATUTO DE DEPENDENCIA - http://www.elistas.net/lista/andalucialibre - http://www.andalucialibre.tk/ - http://andalucialibre.cjb.net/ POR ANDALUCIA, CONTRA ESPAÑA: VOTA NO ANDALUCIA, INDEPENDENCIA Y SOCIALISMO.
Andalucia Libre , 05.01.2007